La inmigración vuelve a subir en Tarragona y la venezolana se triplica

Marruecos lidera la inmigración pero Venezuela es el quinto país de procedencia. Los extranjeros vienen más y los emigrantes ya no se van como antes

29 julio 2017 14:24 | Actualizado a 17 noviembre 2017 16:55
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Said Puentes (31 años) cambió Caracas por Tarragona hace un año y nueve meses. Abandonó su empleo de antropólogo por una beca para cursar un máster en la URV. Ahora culmina el trabajo de máster que presentará tras el verano. «Después no sé qué haré. Me gustaría quedarme aquí pero es difícil, porque no hay muchas posibilidades de trabajo. Me gustaría viajar a otros países, pero siempre con un sentido de la investigación», admite. 

Una doble motivación profesional y personal le llevó a cruzar el Atlántico. «Lógicamente, la situación del país también influyó a la hora de irme. Yo trabajaba para una fundación que tenía relaciones con un ministerio. Hacíamos trabajos de campo con las poblaciones más vulnerables, a veces en situación de pobreza extrema, con niveles de atención médica muy bajos. Yo trabajaba desde un punto de vista etnográfico pero también a nivel médico, y los indicadores no eran favorables para el estado». 

Enfrentarse al Gobierno

Su labor entró pronto en colisión. «Tuve discusiones con mi jefe. Yo le decía que había información que tenía que ser publicada, para intentar encontrar las fallas de las políticas públicas. Pero no era fácil publicar aquello», asume Said, que observa desde la distancia y con preocupación lo que sucede en Venezuela, donde ve difícil volver: «En algunos ámbitos, cuando te vas, te ven como un traidor. Si quisiera volver, seguramente lo tendría muy difícil para conseguir un trabajo». 

Said le pone voz y rostro a una deriva creciente en los últimos tiempos. Tarragona, como toda España, vuelve a ser tierra receptora de inmigrantes. 

7.095 inmigrantes registró la provincia en 2016, sólo cinco personas menos que las que emigraron (7.100) 

Después de varios años en los que la gente que se iba era muy superior a la que llegaba, la tendencia prácticamente cambia en 2016, aunque a ritmos distintos en función de la región. El año pasado España cambió la dinámica y volvió a tener más inmigración que emigración. 

En Tarragona, curiosamente, se produce casi un empate técnico. Sólo hubo cinco emigrantes más (7.100) que inmigrantes (7.095). Por lo tanto, el saldo migratorio es aún negativo, pero con previsión de que cambie en este 2017, al amparo de la reactivación económica. En lo peor de la recesión, en 2013, Tarragona perdió 7.693 habitantes por esa vía. 

Desde entonces, la inmigración empezó a recuperarse, aunque lentamente, y la emigración, motivada por las personas que decidían marcharse para prosperar, perdió intensidad. En el último año, la inmigración aumentó un 18% en la provincia, pero aún más lo hace la correspondiente a algunas nacionalidades. 

En España, Venezuela encabeza la llegada de inmigrantes. Casi 30.000 personas vinieron en 2016 procedentes de ese país americano, sumido en una profunda crisis política y económica. A Tarragona llegaron 262 personas durante 2016, lo que supone un incremento de casi el 68%. En dos años la cifra prácticamente se ha triplicado, si bien es verdad que el colectivo venezolano sigue siendo escaso todavía y ronda actualmente las 700 personas, todavía muy lejos de las grandes comunidades foráneas afincadas aquí. 

El asilo político

Venezuela se ha convertido en el quinto país desde el que llega más emigración a Tarragona, por detrás de Marruecos, Rumanía, Colombia y Rusia. Un año antes, Venezuela estaba en la posición número 12, por detrás de países como China, Francia o Pakistán, a los que ha superado con creces. 

Si se atiende al saldo migratorio –la diferencia entre inmigración y emigración–, Venezuela se eleva hasta la tercera posición en la provincia, sólo por detrás de Colombia y Centroamérica. 

Varios factores contribuyen a que Tarragona esté volviendo a ser tierra de acogida. Influye, en parte, la recuperación económica, que llega a nivel ciudadano con más o menos vigor. 

También tienen que ver las guerras y la situación complicada que se vive en muchos países. De ahí que, más allá de la inmigración por motivos económicos, en algunos casos se opte por la demanda de asilo político. El año pasado 3.960 venezolanos demandaron asilo en España, una cifra siete veces superior a 2015, cuando se ubicó en 585 peticiones. Es el colectivo que más solicitudes de protección internacional presentó, por encima de Siria, en guerra desde 2011. 

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