'La mayoría de las emergencias en el mar se podrían prevenir'

Ramon Grau, patrón de la lancha, asegura que se evitarían con su mejor mantenimiento y haciendo caso a las previsiones meteorológicas

19 mayo 2017 15:42 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:42
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Rescatar a una persona que se está ahogando en el agua e incluso un cadáver, evacuar a un herido en cualquier tipo de embarcación, atajar un incendio en un barco, retirar un tronco de grandes dimensiones que supone un peligro a la navegación y principalmente remolcar barcos a la deriva. Es sólo parte del trabajo que tiene encomendado la lancha Salvamar Diphda , de Salvamento Marítimo, con base en el puerto de Tarragona. Muchos de los 73 servicios realizados durante el año pasado en la costa tarraconense por dicha embarcación —principalmente desde Coma-ruga hasta L’Ampolla– se podrían haber prevenido, según apunta al Diari uno de los dos patrones, Ramon Grau, el veterano de los miembros de la tripulación.

Grau asegura que la falta de mantenimiento y y hacer caso omiso a las predicciones meteorológicas –sobre todo el viento– propician la mayoría de las intervenciones. Desde ahora y hasta setiembre es la temporada fuerte, aunque el buen tiempo de los primeros meses de este año ha propiciado también numerosas intervenciones, cuando en otros años eran prácticamente nulas.


Los inicios
La base de Salvamento en Marítimo en Tarragona se creó en diciembre de 2001 –hasta entonces los servicios los realizaba Creu Roja–. Ramon Grau recuerda cuando fue a buscar al astillero de Llanes (Asturias) la Salvamar Diphda , una travesía hasta Tarragona que duró cinco días. «Cuando llegamos al puerto, y durante un año, la lancha tuvo que estar amarrada en el Moll de Reus porque no pasaba por el puente móvil por culpa de la antena». Ahora, la Diphda es la única lancha de Salvamento Marítimo que tiene la antena abatible.

Tanto Ramon Grau como el responsable de Salvamento Marítimo en Tarragona, Iñigo Landeta, aseguran que muchas de las intervenciones de urgencia se podrían evitar. Sólo el año pasado tuvieron que realizar 119 rescates o asistencia a personas. De las 73 emergencias, 49 estaban relacionadas con buques –37 embarcaciones de recreo, ocho pesqueros, tres mercantes y uno de otro tipo– y 29 no lo estaban directamente. Con la crisis, muchos propietarios de embarcaciones no realizan las revisiones necesarias, con lo que las averías –principalmente fallos en el motor– se incrementan, dejando a la embarcación a la deriva en medio del mar. Los servicios no son ahora tan lejos de la costa ya que se navega más cerca de los puertos».

Grau señala otro factor que no se tiene en cuenta: el meteorológico. Y pone como ejemplo una de las tres intervenciones realizadas el sábado dia 1. Un hombre que había adquirido un embarcación en Sant Carles de la Ràpita salió a las ocho de la tarde del viernes hacia el Garraf con cinco tripulantes a bordo –entre ellos un niño–. Y se hizo a la mar a pesar de una previsión de viento de fuerza 6, de entre 50 y 60 kilómetros por hora. Cuando navegaba a diez millas de Cap Salou con vientos de hasta 80 km/h, le fallaron los dos motores y con la tripulación mareada.


Doble de previsión
Ramon Grau recalca que en el mar «tienes que tener el doble de previsión, puedes provocar un incidente a ti y a la gente que llevas a bordo y estás en un medio no habitual. Tienes que reconocer la costa, dónde están los puertos, las distancias, etc».

A veces, una embarcación ha tenido que ser rescatada o atendida en dos o tres ocasiones. El pasado 9 de enero tuvo que remolcar una lancha de siete metros que iba de Castelldefels a Burriana con tres personas a bordo cuando estaba a cinco millas al sur de Roda de Berà. Y el día 24 del mismo mes, el patrón volvió a solicitar ayuda cuando realizaba la misma travesía porque uno de los tripulantes estaba mareado.

La Diphda tiene dos tramos de la costa donde se concentran la mayoría de intervenciones de embarcaciones de recreo: entre Cambrils y La Pineda y entre La Móra y Torredembarra.

«No hay ningún servicio igual», recalca el patrón de la lancha. El pasado sábado día 2 acudieron a remolcar un velero al que se le había roto el palo , un bañista en octubre del año pasado se había quedado aferrado a una boya de La Móra porque no podía volver a la playa y su esposa dio la voz de alarma. También hay embarcaciones con vías de agua, como una intervención que se hizo en Cambrils en la que iba una familia con dos niños. También retiran objetos flotantes como troncos y árboles de más de 20 metros– que suponen un peligro para la navegación, principalmente para los pesqueros, que tienen el casco de madera–. Y también está la parte «triste y dolorosa, más dura», que es la recuperación de cadáveres.

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