La mejor versión del casero de la peluquera

Homenaje. Noemí, quien regenta una peluquería en Torreforta, quiere agradecer al propietario del local que le haya bajado el alquiler durante los próximos seis meses

18 noviembre 2020 20:50 | Actualizado a 19 noviembre 2020 06:29
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Noemí Carnerero, vecina de Torreforta, tiene 36 años, dos hijas pequeñas y un negocio: una peluquería que es su vida. Con la llegada de la Covid-19, Noemí se ha visto obligada a despedir a una de sus trabajadoras. Las consecuencias económicas de la pandemia pasan factura. También a pequeña escala. Pero no todo es malo. A veces, las situaciones adversas permiten descubrir la parte más bondadosa de los que nos rodean. Y justo esto es lo que le ha ocurrido a Noemí.

El propietario del local donde está ubicada la peluquería se ha portado muy bien. No solo le ha bajado el alquiler, sino que no quiso cobrarle las mensualidades del primer confinamiento. Ahora, esta vecina de Torreforta quiere agradecer públicamente el gesto a su casero, Santiago Blanco. «Necesito darle las gracias por cómo se ha portado conmigo. No solo a nivel económico, también por haberse preocupado de que mi familia esté bien», explica Noemí, quien añade que «muchos propietarios de locales comerciales deberían tomar nota y seguir con el ejemplo de Santiago. Las cosas irían mejor».

El origen de esta historia se remonta a mediados de marzo, cuando la Covid-19 aterrizaba por sorpresa en nuestras vidas. Noemí cerraba la peluquería el mismo día 13. El negocio está ubicado en la calle Francolí y se llama +kpelos. Hace 14 años que Noemí se embarcó en esta aventura. «Llamé al casero para a ver cómo lo hacíamos. Me dijo que no me preocupara por nada, que pensara en mis hijas, y que, cuando pudiera abrir, ya lo hablaríamos», recuerda Noemí, quien explica que no le quiso cobrar ni abril, ni mayo, ni junio.

Lo cierto es que, la primera semana que la peluquería abrió –en mayo–, la cosa fue bastante bien. Pero el segundo confinamiento ha tirado por la borda las ilusiones. Prueba de ello es que Noemí se ha visto obligada a despedir una trabajadora y poner a otra en ERTE parcial. «Es una situación compleja. En estas circunstancias, los ingresos se reducen notablemente, pero los gastos siguen siendo los mismos. El segundo confinamiento se ha notado mucho», explica.

Este lunes, el homenajeado en este artículo se acercaba a la peluquería y le entregaba una carta a Noemí. En la misiva, Santiago le proponía bajarle el alquiler durante los próximos seis meses: de 350 a 200 euros. La peluquera no se lo podía creer.

«Sabía que mi casero era buena persona, pero por nada me esperaba que actuase con tanta bondad. Cuando entra en juego el dinero, ya se sabe», comenta Noemí, quien añade que «muchos de los propietarios de locales comerciales deberían aprender de él. Se tiene que ayudar a los pequeños empresarios que tiramos adelante negocios sin saber ni cómo». Noemí quiere que este artículo sirva como homenaje y agradecimiento a la persona de Santiago Blanco, un banquero jubilado que ha sacado su mejor versión en esta época de pandemia.

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