Más de 3.000 personas acudieron ayer a la Tàrraco Arena Plaça (TAP) de Tarragona para ver el espectáculo Gisela y el libro mágico, donde la cantante catalana tiene que superar mil aventuras y pruebas para conseguir sus sueños. Una obra que se representa en Barcelona, donde ha tenido que prorrogar funciones debido a su éxito. Un espectáculo familiar donde se podían ver a familias enteras. Incluso el espacio habilitado para sillas de ruedas en el primer piso ayer era ocupado por sillitas de bebé. Y es que entre el público había muchos que no llegaban al año de edad.
A las seis y media de la tarde, hora prevista para el inicio del musical, centenares de personas hacían todavía cola para poder acceder al recinto. Por ello, el espectáculo comenzó con 25 minutos de retraso, ante la desesperación de muchos que, con palmas y silbidos, alentaban para ver a Gisela sobre el escenario. Pero lo hizo primero la hechicera Elsa Anka. «No se oye el audio», gritaban desde las gradas. Finalmente, cuando el hada Gisel salió a escena, el sonido mejoró y la protagonista se hizo con el libro mágico.
Con un inicio más bien frío, se puso el público en el bolsillo cuando interpretó el tema principal de La sirenita al lado del cangrejo Sebastián.