La obra más desconocida de Gaudí abrirá al público en Tarragona este verano

El Santuari del Sagrat Cor es la única obra del arquitecto en la demarcación y la más temprana. A partir de este mes de julio abrirá sus puertas al turismo

14 mayo 2017 19:55 | Actualizado a 14 mayo 2017 20:14
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Los seguidores gaudinianos ya pueden señalar un nuevo punto de interés en el mapa de los imprescindibles de este arquitecto. Es el santuario del Sagrat Cor, que abrirá a partir de este mes de julio en Tarragona, mostrando el Antoni Gaudí más prematuro y seguramente una de sus obras más desconocidas.

De hecho, se trata de la única obra en la demarcación del máximo representante del modernismo catalán, cuyo origen se disputan Reus y Riudoms. Además de representar el claro vínculo que durante muchos años este arquitecto mantuvo con Tarragona, en el espacio ya pueden observarse los inconfundibles arcos de catenaria que le han hecho mundialmente famoso. 

Para conocer los orígenes de este espacio hay que retroceder a mediados del siglo XIX. Fue en 1854 cuando en Francia se fundaron los misioneros del Sagrat Cor, que posteriormente dieron el salto a Tarragona y se instalaron en el centro de la ciudad. La presencia de estos religiosos impulsó la construcción del colegio ubicado en la calle Méndez Núñez. 

El devenir lo propició la muerte de la hermana de Antoni Gaudí i Cornet.Éste, que era muy amigo del vicario general del arzobispado de Tarragona, Juan Bautista Grau Villaspinós, encargó a las religiosas que se hicieran cargo de su sobrina, Rosa Egea Gaudí, que había quedado bajo su tutela. 

En aquellos momentos Gaudí aún estaba estudiando, pese a ello entabló una relación con la orden que hizo que le encargaran la construcción del santuario. 

El ensayo del arte catenario
Mosén Antonio Martínez Subías, prior del Santuario y delegado de patrimonio artístico, documental y de arte sacro del Arzobispado de Tarragona, es uno de los principales estudiosos de este espacio. «Gaudí aún era un estudiante, pero genio como era ya pensó en hacer algo encantador», describe. Era el año 1877 cuando recibió el encargo y el domingo 7 de diciembre de 1879 Grau Vallaspinós, quien más tarde fue Obispo de Astorga (León), inauguró la capilla.

El santuario, de estilo neogótico, es un espacio de tres naves  subdividido por doce columnas de hierro colado, con una gran esbeltez, toda ella con decoración floral geometrizada. Los detalles de la construcción no están muy bien documentados ya que aún era un estudiante y representa que no podía firmar ninguna obra. Pese a ello, Martínez Subías pone en valor que «ensayó aquí el arte catenario». 

La iglesia dispone también de coro, donde en el tambor de la bóveda pueden observarse estos inconfundibles arcos de catenaria, en este caso con un importante repertorio pictórico. Sin embargo, la mayor impronta del arquitecto es el altar de la capilla. Éste contiene algunos elementos interiores que son señas de identidad. 

El altar es de mármol y alabastro, ornamentado con los ángeles serefines. En la parte posterior está el manifestador, una réplica del anterior obra de Ferran de Castellarnau, y de enormes proporciones. Está apoyado sobre una columna de mármol, con un interior ricamente decorado, que al abrir las dos puertas muestra  realzando el Santísimo Sacramento y, por encima, la imagen de la Virgen.

Se comenta que durante aquella época el arquitecto pasaba largas temporadas en Tarragona y que los pináculos del altar mayor de la Catedral le sirvieron de fuente de inspiración para las torres de la Sagrada Familia.

Mucho tiempo cerrada
Otro de los elementos distintivos era la sillería conventual de dos pisos que había en los dos laterales del santuario y que fue quemada durante la Guerra Civil. De hecho, durante este periodo el templo fue profanado y desaparecieron la primitiva imagen de la Virgen, el sagrario y el manifestador. Los hechos se produjeron el 21 de junio de 1936. Delante del santuario estaba el local de la CNT-FAI, a quienes se atribuye unos hechos que pese a ello no malograron el interior del templo.

Sin embargo, el inmueble permaneció encerrado durante muchos años. Las religiosas se fueron en 1972 por lo que el colegio pasó a manos del Ayuntamiento mientras que la capilla se la quedó el Arzobispado de Tarragona. Ahora, este organismo ha decidido abrir el santuario al público para que tanto los tarraconenses como los turistas puedan conocer el espacio.

La gestión va a hacerla Expertus Turismo y Ocio, compañía que ya se encarga de las visitas a la Catedral Metropolitana de Tarragona. Francisco Javier Castillo, consejero delegado de la compañía, explica que «es un espacio idóneo para mostrar el Gaudí más primerizo, porque esta fue su primera obra; humano, porque consiguió el encargo a partir de hacerse responsable de su sobrina; y, finalmente, porque pasó mucho tiempo en Tarragona».

A partir de julio
Tras las reuniones que ya se han mantenido con el Patronat de Turisme del Ayuntamiento de Tarragona, en estos momentos se está trabajando, junto con mosén Antonio Martínez Subias, en los materiales gráficos para la visita. Con todo, está previsto que el espacio pueda abrir al público ya a partir del mes de julio. 

Por ello, se está preparando la edición de una guía con material del santuario y se habilitará una página web para la venta y reserva de entradas y con toda la información de interés de cara a los visitantes. También se elaborará el storytelling de la visita que se hará llegar a las empresas de guías de la ciudad. «El objetivo es que las visitas sean guiadas, ya que se puede dar y adaptar la información en función de las inquietudes del grupo», describe Castillo.

A primeros del mes de junio se presentarán los materiales y la web, así como los horarios y tarifas de visita. En principio se prevé que estos serán amplios, condicionado al culto en la iglesia. La misa es los sábados a partir de las 19.00 horas y domingos a las 12.30. Aunque en agosto no se celebra.

En cuanto a los tíquets de entrada se está barajando el precio único de cinco euros. «El objetivo es que no sean visitas masivas y que podamos llegar a los grupos pequeñitos de enamorados de la obra de Antoni Gaudí», explica Castillo. 

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