La ratio entre trabajadores y pensionistas se desploma desde el 2010 en Tarragona

En los últimos años mejora, pero el déficit de la Seguridad Social aumenta por la precariedad laboral. Los expertos alertan de que la pensión será la mitad del salario del trabajador

23 noviembre 2019 16:40 | Actualizado a 25 noviembre 2019 16:26
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¿Cobraré jubilación? ¿Cuándo podré jubilarme? ¿Tendré una pensión digna? Son las preguntas recurrentes que se hacen, sobre todo, los hombres y mujeres de la generación del baby boom, a los que le toca retirarse dentro de 10, 15 ó 20 años. La gran cuestión, más allá de si podemos sufragar la merecida revalorización de las pensiones actuales en función del IPC, es si las pensiones del futuro inmediato son sostenibles.

Los datos no son esperanzadores. En Tarragona, por ejemplo, en la última década se ha desplomado la ratio entre trabajadores y pensionistas, es decir, la relación numérica entre las personas que aportan al sistema de pensiones y las que se nutren del mismo.

La ratio ideal es de 2: que haya dos trabajadores por cada pensionista. Es la cifra que tenía Tarragona en el 2010. Había 295.465 afiliados a la Seguridad Social frente a 147.786 pensionistas. En este grupo se incluyen las pensiones de jubilación, viudedad, orfandad, a favor de familiares y por incapacidad permanente.

A 1 de octubre de este año, la ratio había caído a 1,84. Los afiliados habían crecido hasta los 314.162 (18.967 más), pero también los pensionistas. Los 170.544 tarraconenses con pensión suponen un incremento de 22.758.

Las cifras del mes pasado son mejores, sin embargo, que las de 2014, en que la ratio fue de 1,71, la más baja desde 1988. Pero no es para echar campanas al vuelo. Aunque haya más trabajadores, el déficit se incrementa porque son empleos precarios, con sueldos bajos y, en muchas ocasiones, bonificados de modo que cotizan poco a la Seguridad Social. No basta para ‘pagar’ las pensiones.

¿Qué hacer entonces? El Banco de España defendió recientemente aumentar aún más la edad de jubilación. Oscar Arce, director general de Economía y Estadística del organismo, explicó que «tenemos un problema persistente y estructural entre ingresos y gastos. Posiblemente sí tenga sentido trabajar algo más cuando estamos viviendo más, ya que o eres tremendamente productivo durante tu etapa activa, o no es descartable ligar la edad de jubilación a la esperanza de vida». En resumen, si vives más, a trabajar más. Nada de disfrutar de un descanso.

Otros expertos señalan, por contra, que el quid de la cuestión está en la edad real de jubilación. La legal se ha alargado a los 67. La real es de 63. Las grandes empresas reducen su masa salarial a costa de renunciar a los trabajadores más veteranos. Realizan ERES encubiertos mediante bajas incentivadas y prejubilaciones. Sin despidos traumáticos. ‘Seducen’ a los sindicatos pero trasladan el problema a la sociedad.

«Las empresas sustituyen mano de obra ‘cara’ porque tiene muchos años de experiencia por mano de obra joven, con igual o mayor nivel de formación, pero con mucha menos experiencia y un salario más bajo. Es otro de los efectos de la reforma laboral», denuncia el subdirector de investigación de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya, Josep Lladós. La consecuencia es que se prejubilan personas con una pensión alta y los que les sustituyen aportan menos al sistema.

Alargar el periodo por el que se calcula la pensión es otra de las propuestas. El objetivo es que la pensión sea inferior, situación que tiene un efecto perverso: la gente mayor, un colectivo cada vez más numeroso, tendrá menos poder adquisitivo y correrá serio peligro de caer en la pobreza.

Los expertos alertan que si hoy en día la pensión supone cerca del 80% del salario que se tenía justo antes de jubilarse, en el futuro será del 50 o 55%. En suma, una persona en plenitud de facultades tendrá que seguir viviendo con la mitad de ingresos. Su nivel de vida caerá en picado.

La mayoría de las soluciones vienen por la parte de la reducción de los gastos, no por la del aumento de los ingresos, pero a día de hoy es casi imposible dado el mercado laboral actual, más precario que nunca, con contratos basura y un exceso de economía sumergida. Minimizar cuanto se puede la masa salarial es pan para hoy, hambre para mañana.

Otra de las soluciones que se apuntan para paliar el déficit del sistema es sacar del mismo las pensiones no contributivas, como defiende el experto de la Universitat Oberta de Catalunya. Así el déficit sería inferior.

Del total de 170.544 pensionistas de Tarragona, hay 39.762 viudas y viudos y 5.353 huérfanos/as. Suman 45.115, un 26,45% del conjunto. Las pensiones medias son inferiores. La de jubilación asciende a 1.093 euros al mes. Las de viudedad alcanzan los 677. Y las de orfandad, los 373 euros.

Pesimismo en los baby boomers

Visto lo visto, no es de extrañar que los baby boomers (las personas nacidas entre 1957 y 1977) sean pesimistas. El 56% de los catalanes de esa franja de edad no cree que sus ingresos les permitan vivir sin aprietos durante la vejez, según revela la VII Encuesta del Instituto BBVA de Pensiones.

La mejor receta para paliar el problema: ahorrar. Algunos expertos apuestan por que las empresas tengan que suscribir planes de pensiones para sus empleados. Otros, por incentivar los planes de pensiones de los propios trabajadores. El problema vuelve a ser el mismo: los bajos sueldos. En la encuesta del BBVA, se desvelaba que un 56% de baby boomers llega a fin de mes con serias dificultades. Solo tiene capacidad de ahorro un 40%. Se avecina un futuro negro.

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