La reivindicación por una Part Alta viva acaba a gritos con Farts de Soroll

Vecinos, restauradores y entidades piden que no se supriman los actos de toda la vida en el barrio

19 mayo 2017 16:00 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:14
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Era un acto convocado por la Associación de Veïns de la Part Alta, los restauradores, las colles castelleres y la Agrupació d’Associacions de Setmana Santa a favor de preservar las actividades de toda la vida en el barrio. Sin embargo, acabó convirtiéndose en una discusión con un representante de la plataforma Farts de Soroll. ¿El motivo? Los ensayos de la Semana Santa y la duración de la fiesta mayor. Dos cuestiones que generan diferencias, ya que los segundos no consideran que los ensayos de los misterios tengan que hacerse dentro del recinto fortificado. «No es tradición», denunciaba el representante de esta asociación presente en la reunión y que se identificó como nazareno y casteller. La respuesta llegó desde otro representante del Gremi de Pagesos, que defendió que «en la vida hemos ido a El Serrallo».

Los gritos en el interior de un local con más de una cuarentena de personas y la imposibilidad de diálogo hicieron que finalmente el presidente de la asociación de vecinos, Manel Rovira, acabara disolviendo la que ha sido la primera respuesta pública en bloque desde que se constituyó la plataforma Farts de Soroll.

Los ensayos de las bandas de tambores que acompañan a los pasos de Semana Santa fue uno de los temas que centró buena parte de un encuentro cuyo objetivo era contrarrestar a los que piden un barrio más silencioso. Las críticas se han intensificado en los últimos días, cuando la mayor parte de las asociaciones aprovechan los fines de semana para ensayar la procesión. «Son cuatro o cinco sábados al año dos horas, debe ser una satisfacción para el barrio», defendió el presidente de la entidad vecinal, Manel Rovira. Sin embargo, las quejas recibidas al Ayuntamiento han surtido su efecto. Se ha limitado la cifra de músicos y se ha solicitado que en la medida de lo posible éstos se trasladen a otras zonas de la ciudad. «Es una aberración lo que están diciendo esta gente. Es una tradición que se ha hecho toda la vida», defendió Josep Ramon Tules, vicepresidente de la Agrupació d’Associacions de Setmana Santa.

Rovira defendió que «no queremos un barrio silenciado ni sucio o cerrado, sino una Part Alta dinámica y viva que pueda seguir escuchando las bandas de la Semana Santa y los ensayos de las coles castelleres». Apuntó que hace cuarenta años «esto eran prostitutas y peleas», mientras que «ahora ha cambiado.Somos la envidia de Tarragona».

Pese a ello, considera que se ha magnificado una problemática que los vecinos sitúan en un local muy concreto. «Todo el follón comenzó con El Cau. Allí sí que hay ruido, peleas, sangre y la gente se mea en la calle, pero lo que pasa allí no puede extrapolarse a todo el barrio». «Les invito a venir cualquier día a partir de las 20 horas. Esto está muerto», lamentó Rovira.

Más Guàrdia Urbana

Apuntó que el Ayuntamiento podría solucionar los problemas de convivencia con esta parte del barrio incrementando la presencia de patrullas de la Guardia Urbana y que ésta debería ser la solución, en lugar de sacar al exterior actos como la feria del Aquelarre, que este año se hizo en el Camp de Mart.

«La Part Alta tiene muchos problemas. Los restaurantes si tienen terrazas tienen que respetar los horarios y la superficie que ocupan y el Ayuntamiento debe hacer que se cumpla», argumentó. Sin embargo, el presidente de esta entidad vecinal recordó que no se ha avanzado en la regulación para limitar la circulación ni tampoco en lo que se refiere a reciclaje. «A partir del 21 de marzo volverán a poner tres islas de contenedores de los grandes en tres plazas, mientras que hasta ahora todos eran de los pequeños, que quedaban llenos enseguida», defendió Rovira.

La inseguridad es otro de los temas en los que los vecinos han denunciado.De hecho, en los últimos días han trascendido varios robos en el interior de viviendas que han despertado cierto malestar. Una situación que ya se vivió hace unos meses y que incluso llegó al extremo de que algunos vecinos se plantearon la posibilidad de organizar patrullas ciudadanas.

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