La relevancia del plano secuencia

Excelente ejercicio. Sam Mendes consigue trasladar al espectador la experiencia de una misión bélica suicida de la I Guerra Mundial 

08 enero 2020 19:40 | Actualizado a 09 enero 2020 08:47
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Rodada en formato de falso plano secuencia de dos horas, 1917 es un interesantísimo ejercicio de cómo hacer cine. Eso sí, con sus truquillos para que creamos que es así como se hizo.

1917 tiene algo y mucho de otras películas bélicas que la precedieron. Hay aires de aquellos Senderos de gloria que Stanley Kubrick estrenó en 1957. Cuenta con un ‘parentesco’ con Salvar al soldado Ryan que Steven Spielberg nos ofreció en 1998. Y si aún viajamos más atrás en el tiempo, veremos aspectos que nos recuerdan a Sin novedad en el frente (1930) de Lewis Milestone. También evoca la fuerza de El cazador (1978) de Michael Cimino.

Inspirada en una historia que le contó su abuelo, la película de Sam Mendes pone el foco en dos jóvenes soldados que reciben una misión casi imposible y se diría que suicida.

Hay vida después de Bond

1917 es puro cine bélico contado de manera espectacular gracias a su bella fotografía y a un ritmo ajustado que sorprende positivamente. El cineasta británico se ha quitado el corsé de sus últimos dos filmes de 007 (Spectre y Skyfall) para desplegar aquello que más le gusta, relatar una historia que nos lleve a pensar. Ya lo hizo en 1999 con su espléndida y oscarizada American Beauty y lo repitió después con éxitos de crítica y taquilla en Camino a la perdición (2002) y Revolutionary Road (2008).

Mendes aprovechó el rodaje de Jarhead, el infierno espera (2005) para formarse en el cine bélico que ahora le ha dado unos excelentes frutos. El primero de ellos, el de la crítica. Acaba de conquistar dos Globos de Oro (el de mejor director y mejor película dramática), tiene 9 nominaciones a los BAFTA británicos y aspira muy seriamente a conquistar los Oscar. En unos días estará en todas las quinielas para hacerse con el premio de la Academia de Hollywood al mejor largometraje de 2019.

El ya famoso ‘plano secuencia’ sirve para dar un golpe de efecto sobre el sufrimiento de los protagonistas y la velocidad a lo que sucede todo. Con él, Mendes pretende encderrar al público con los personajes principales, sin que se pueda escapar, y que de esa manera sienta cada segundo que pasa con ellos. 1917 apenas cuenta nada de aquel conflicto, pero relata una historia que consigue que no podamos volver atrás porque avanza y no se queda en la retaguardia. Visualmente es asombrosa gracias a su impactante desarrollo técnico mientras el director controla perfectamente el tempo y la forma de la película. Así Mendes logra contar la experiencia de la guerra y el miedo.

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