La ruta de bocadillos arranca en el bar Boada de TGN

Tàrraco Food es un homenaje al futuro pregonero de Santa Tecla. Participan un total de 48 establecimientos y seguirá hasta el 5 de mayo

26 abril 2019 07:27 | Actualizado a 06 mayo 2019 07:24
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Fue durante más de setenta años el sitio de peregrinaje de los «bocadilleros». El bar en el que todo el mundo se dejaba sorprender por la imaginación y la creatividad de un Eduard Boada que ayer volvía a ponerse detrás de la barra. Y es que el icónico Can Boada reabría sus puertas, de forma provisional, para acoger la presentación de la primera edición de la Tàrraco Food. 

La ruta nace inspirada en las artes de un maestro que cerró su negocio hace aproximadamente un año. Los bocadillos gourmet serán los protagonistas de un evento gastronómico que quiere ser un homenaje a este tarraconense, que por motivos de salud tuvo que apartarse de la primera línea.

«He tenido que estar enfermo para darme cuenta de que hay mucha gente que me quiere», afirmaba emocionado.

Tàrraco Food arrancó ayer y finalizará el próximo 5 de mayo. «Can Boada significa inventiva, originalidad e innovación. Por ello, hemos querido reinventarnos y hacer algo diferente este año para realzar su aportación», afirmaba el director general de Estrella Damm en Tarragona, Josep Lluís Castro.

Bocadillos de autor
Los participantes han contado con la colaboración de Roger Murtró, Pep Moreno y Ana Ruiz, cocineros de Més que Tapes (Reus), Deliranto (Salou) y AQ (Tarragona), quienes han asesorado a los establecimientos que tenían dudas sobre cómo trasladar sus especialidades de tapa a bocadillo. El objetivo de este asesoramiento ha consistido en «adaptar el sistema Boada a las particularidades de cada uno». Y es que, según explicaron

 «No queríamos un trozo de tortilla dentro de dos rebanadas de pan sino bocadillos con un plus de divertimento y originalidad».

La clocha de queso de cabra con nuez, cebolla caramelizada y naranja rayada o el bocadillo de anchoa y boquerón con tártar vegetal y un toque de alioli de romesco y olivada son algunas de las muestras que podrán saborearse estos días.

El mecanismo es el mismo de las rutas de tapas. Bocadillo más quinto o caña Estrella Damm a un precio de tres euros. Además, hay once establecimientos que participan con un menú a treinta euros. Los cincuenta primeros participantes que obtengan seis sellos tendrán la posibilidad de degustar uno de los bocadillos de Can Boada que reabrirá de nuevo sus puertas, el día 4 de mayo, para cocinar para los premiados.

La presidenta del Patronat Municipal de Turisme y concejal del Ayuntamiento de Tarragona, Inmaculada Rodríguez, destacó el nuevo rumbo de un evento que «potencia la gastronomía tarraconense con carácter propio». La edil del Partido Popular ponía en valor también el peso de arrancar esta ruta en un espacio «tan emblemático» para la ciudad.

Sus organizadores afirmaron durante la presentación que el principal objetivo de Tàrraco Food es que «la gente salga satisfecha».
Los convocantes seguían explicando los detalles de esta nueva propuesta cuando Eduard Boada encendía la plancha e iniciaba el ritual que tantas veces había realizado. Enseguida aparecieron los trozos de longaniza y los robellones, la base de uno de sus bocadillos más conocidos. En un tono de voz pausado y sin levantar la vista de lo que se estaba preparando, Boada afirmaba que

«No me lo esperaba de ninguna forma». «Siempre he trabajado de forma humilde y sencilla. Aún soy un aprendiz»

Asegura que la caja registradora hace un año que está parada, aunque de vez en cuando sigue preparando sus especialidades para algunos amigos. «Bajo, me siento y leo los recuerdos. Antes estaba lleno de gente, ahora de recuerdos», añadía. Mil anécdotas que esperamos que comparta en el pregón de Santa Tecla.
 

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