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El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 ha acogido este mes la declaración pendiente de uno de los médicos que trató a Enrique Gheron, el farmacéutico de Torreforta, de 76 años, que acabó falleciendo por un infarto en el traslado a Bellvitge por no estar abierta la sala de hemodinámica de Joan XXIII. Fue el 25 de diciembre de 2014. Este miércoles se cumplieron cinco años.
Tras varias sesiones, quedaba pendiente la declaración de uno de los facultativos que le atendió en Urgencias. Un lustro después de lo sucedido, aún se prolonga el caso, cuya resolución se extenderá hasta bien entrado 2020.
Ahora ambas partes preparan los escritos de conclusiones antes de que la jueza dicte sentencia, algo previsto para de aquí a unos meses, en este pleito que enfrenta a la familia de Enrique Gheron con el Institut Català de la Salut (ICS). «Se trata de una reclamación a la administración por la vía patrimonial, por daños, por falta de medios a disposición del paciente», indica José Aznar, el abogado de Defensor del Paciente que se ha encargado del caso.
María Victoria Viu, la mujer de Gheron, explica: «Solo quiero simplemente conocer la verdad. Es lo que he buscado desde el principio». En el juicio se dirimen aspectos como la atención que recibió en Urgencias, el diagnóstico que se le hizo o las razones sobre por qué se decidió el traslado a Barcelona. Los hechos, según relata Viu, indican que Gheron tardó casi cuatro horas entre ser atendido en Joan XXIII y su fallecimiento en la ambulancia, en el viaje a la altura de El Vendrell: de su llegada a urgencias a las 19.06, a su fallecimiento, a las 22.42 horas, camino de Bellvitge.
Sostiene la familia que el farmacéutico llegó con margen de poder ser atendido en el Joan XXIII. Además, añade Viu: «Salió dos veces en la ambulancia en dirección a Barcelona. Eso quiere decir que los médicos creían que se podía salvar, que había remedio. Si no, ellos mismos te dicen de entrada que no pueden hacer nada». «Inevitablemente me pregunto: ¿qué habría pasado si la unidad estuviera abierta?», se cuestiona Viu.
En cualquier caso, ambas partes esperan que la justicia se posicione en breve sobre un fallecimiento mediático que marcó un antes y un después. Unos días después de la muerte, en enero de 2015, sindicatos, pacientes y trabajadores se encerraron en las dependencias de los servicios territoriales de Salut en Tarragona. A mediados de febrero abría, finalmente, la unidad cardíaca durante las 24 horas del día, poniendo fin a un largo periodo de reivindicaciones, marcado por concentraciones, manifestaciones, encierros y recogidas de firmas.
Enrique Gheron fue una persona muy conocida y apreciada en todos los barrios de Ponent. El farmacéutico regentó su negocio durante 50 años, los últimos, en el número 19 de la calle Segarra, en Torreforta.
