La subida de los alquileres vacía el entorno del Mercat Central de Tarragona

Los contratos contemplan que al abrir el equipamiento de la Plaça Corsini, el precio de los locales debe subir. Pero los inquilinos no pueden hacer frente y deciden bajar la persiana

16 enero 2018 07:32 | Actualizado a 17 enero 2018 18:51
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La tienda de ropa de bebé Tuc-tuc, el Bar Súper, la Frutería Nadia y la inmobiliaria de la calle Reding. Estos son algunos de los comercios situados en el entorno del Mercat Central que se han visto obligados a cerrar sus puertas en las últimas semanas. El motivo es que los propietarios de los locales han aumentado el precio del alquiler, después de abrir el nuevo mercado. Algunos inquilinos no pueden hacer frente al pago y han decidido bajar definitivamente la persiana. 

«Sabe mal. Después de aguantar diez años con obras, ruido y oscuridad, ahora llega nuestro final», asegura un comerciante de la zona. Pero algunos inquilinos aceptan que así lo contemplaba el contrato que firmaron hace tiempo. La condición era pagar poco alquiler, y aumentar la cantidad cuando abriera el Mercat Central.

Pero el revulsivo no ha resultado ser tan exitoso, aseguran los comerciantes del entorno del mercado, quienes dicen que «pasa más gente por la zona, pero la caja es la misma». Este es el caso de María José Rizquez, que regenta una tienda de perfumes y complementos en la calle Colom. Rizquez vive con miedo y preocupación, ya que en unos meses se le acaba el contrato y deberá negociar el precio del alquiler. «No vendemos tanto como para hacer frente a los alquileres. La única opción acaba siendo cerrar», asegura Rizquez, quien aún cuenta con la esperanza de poder seguir detrás del mostrador. 

Algunos contratos, firmados hace unos años, contenían una cláusula que marcaba que al abrir el Mercat Central, los alquileres subirían. Era una especie de pacto, pero a ciegas. Porque la realidad es que la situación no ha mejorado. «Las tiendas notamos una subida en las ventas cuando se abrió la calle y empezaron a pasar los autobuses. Entonces sí. Pero el nuevo mercado no nos ha traído más ventas», explica Glòria Martínez, de la tienda de ropa ubicada en la calle Colom. 

En una situación extrema se encuentra Belén Grima, que regenta una tienda de ropa para niños en el entorno del Mercat. Su historia empezó en el año 2012, cuando se vio obligada a cerrar su tienda en la Plaça Corsini y se trasladó a a la calle Colom. Pactó con el propietario del local que, al abrir el mercado, el alquiler subiría. Aunque el dueño se mostró comprensivo y paciente, Belén debe empezar a pagar el precio establecido a partir de este mes de enero. «Pero no puedo, no ganamos tanto y no puedo hacer frente a esta cantidad. Me veo obligada a cerrar», dice Belén, quien debe abonar mil euros más de lo que pagaba al abrir la tienda. 

Aún más extrema es la situación de Jordi Torrellardona, quien bajará la persiana de su negocio el próximo 28 de febrero. «La subida del precio del alquiler prevista en el contrato es imposible de asumir», asegura Jordi, quien tiene una tienda de ropa del hogar. Jordi ni siquiera va a negociar el alquiler. 

Aquellos comerciantes que aguantan confían en dos cosas. Primero en la reactivación de la zona como principal foco comercial de la ciudad. Y segundo, esperan con ansia la llegada de los marchantes a la Plaça Corsini. También se muestran preocupados por la oleada de bares que se han afincado en la zona. Un claro ejemplo es la calle Lleida, que actualmente está llena de terrazas y bares. 

El problema de que cierren los comercios es que la zona se quede desierta. Este es el caso de la calle Reding, donde de los nueve locales que hay, solamente cuatro están en funcionamiento, el resto cerrados y algunos desde hace más de cinco años. «El comercio atrae al comercio», asegura Josep Maria Juan Biosca, presidente de la Unió d’Empresaris del Voltant del Mercat Central. «Hago un llamamiento a los propietarios de los locales para que tengan consideración de la situación y no suban tanto el alquiler», pide Josep Maria Juan, quien añade que «hay gente que prefiere tener el local cerrado en lugar de recibir mil euros mensuales».

Remitirse al contrato

Por otro lado, Manuel Sosa, secretario general de la Cambra de la Propietat Urbana, opina que se debe cumplir aquello que está estipulado en el contrato. «Pero si algún dueño de locales viene a pedirme consejo, le diré que hay que ser un poco sensato y apostar por un alquiler posibilista, que el inquilino pueda ganarse la vida». Aún así, Sosa se muestra convencido de que la zona del entorno del Mercat se convertirá en uno de los principales focos comerciales de Tarragona. Esto también deberían creerlo los comerciantes. Pero es difícil pedir paciencia después de años de obras, máquinas, ruidos y soledad.

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