La «suburra» de las empresas de servicios a la ciudad

Scan City Tarraco.  Pasan por donde les sale de las narices. Los cableados sin control y sin protección se están convirtiendo en la ley del más fuerte

26 noviembre 2019 08:50 | Actualizado a 26 noviembre 2019 13:36
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Hay algo por encima de las Ordenanzas Municipales? ¿Hay algo por encima de la Protección de fachadas, o de una protección patrimonial? ¿Hay algo por encima de la Ley? Parece que sí. Son las empresas que proporcionan servicios de electricidad, de gas y de comunicaciones. ¿Pueden usar las ciudades como quieran, pasar por donde deseen y utilizar los espacios públicos del modo que les da la gana? ¡Pues se ve que sí!. Es la «suburra» de las energías. Y Tarragona no se libra de ella. Y quizás con demasiado «servilismo público» y pocas exigencias para una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Basta dar un vistazo a la ciudad para ver que, en las fachadas, las compañías pasan por donde les sale de las narices, aún perjudicando instalaciones ajenas. Los cableados sin control, sin protecciones, sin adecuado paso planificado o estudiado se está convirtiendo en la ley del primero o del más fuerte. A ello se añade ya que no solo las fachadas son autopistas públicas sin ley, sino que las compañías de telecomunicaciones pueden atravesar de finca a finca generando servidumbres entre comunidades de propietarios.

Supongo que el legislador, el mal legislador, en su pequeño rincón de honradez quizás esperaba una cierta «ética» de las instalaciones habiendo facilitado el paso de éstas. Pero quizás no esperaba que ante unas autopistas sin normas, las compañías acabasen anarquizando su propio servicio y no poniendo normas entre ellas, ni criterios. Tanto se pasan instalaciones nuevas sobre otras viejas que no se arrancan, o se dejan almacenes de cables colgando o se cuelgan sobre lugares inverosímiles. Cuando uno ve lo que ejecutan las empresas subcontratadas de las grandes corporaciones de servicios el paso a la «suburra» es ya inmediato. Anarquía, poder absoluto, y a por el dinero fácil. Ahorrar en trazados, en canalizaciones homogéneas y en todo aquello que no sea esencialmente necesario para el servicio: el cable mal colgado por donde quiere el operario de turno.

Algunas instalaciones vistas en fachadas de la ciudad de Tarragona rayan la reflexión entre lo público y lo privado, entre la servidumbre bien entendida y el abuso de poder, y entre la norma y la actitud de Poncio Pilatos que está tomando el consistorio de Tarragona ante tan nefasta actitud de estas empresas públicas. Hay que distinguir entre la necesaria servidumbre de fachada para paso de servicios públicos y la innecesaria degradación de las fachadas que están produciendo estas empresas. Al paso que vamos el próximo paso será más cables por las cornisas o si hace falta por otro nivel de altura de la fachada. ¿Porque no abrir más pasos verdad? No se puede generar una servidumbre urbana con tanta desfachatez y con el descontrol municipal y dejar de obligar a las operadoras a pasar los cables por un canal adecuadamente diseñado, o un espacio adecuadamente pensado. Ni arquitectos, ni aparejadores, ni ingenieros, ni la ciudadanía exige control sobre estas instalaciones. No hay pronunciamientos sobre lo que degrada la arquitectura y no puedo aceptarlo

Se me ocurren al menos unas cuantas acciones que un fedatario público pueda actuar con efectividad incoando a estas empresas expedientes administrativos por riesgo de accidente en la vía pública. Algunos casos son flagrantes de riesgo de accidentes. Otros merecen expediente por atentado directo al patrimonio. Muchas de estas fachadas están protegidas y catalogadas. Pero impera la ley del silencio. Da la sensación de que algunos políticos y funcionarios parecen estar para otros menesteres personales y se olvidan de lo público y para lo que han sido contratados. Se me ocurre, además, que es posible auspiciar desde el Ayuntamiento y los Colegios Profesionales la correspondiente dosis de dinamismo y oportunidad para promover un concurso sencillo, explícito y eficaz de diseño industrial para canalizar redes públicas en fachadas.

Una ciudad Patrimonio Mundial no puede basar su futuro sobre una frase absurda en el POUM que implica el soterramiento imposible de servicios y, en cambio, sí dignificar las instalaciones públicas en fachadas. Se me ocurre, además, decirle a mi querido Diari que promueva una pequeña página del alucine permitiendo a los lectores que envíen toda relación de imágenes esperpénticas de estas instalaciones en fachada y que publique un especial para que la ciudadanía sea consciente del problema. Las compañías están enviando a la edad de piedra las ciudades a cambio de poder ver una serie de moda por la red.

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