La universidad catalana envejece

La media de edad del profesorado de la URV es de 52 años, un problema que afecta al conjunto del sistema público y que evidencia la falta de recursos para garantizar el relevo generacional

27 octubre 2018 17:10 | Actualizado a 28 octubre 2018 17:19
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Las políticas de austeridad impuestas por la administración general del Estado y la Generalitat desde 2010 han dejado tocada la universidad. Las capacidades de estas instituciones se han visto drásticamente mermadas, dejando al profesorado en una situación de vulnerabilidad sobre la que vienen alertando los rectores.

Entre los años 2010 y 2014 la tasa de cobertura de reposición de los docentes que se jubilaban o causaban baja fue de cero. En los dos años siguientes se pasó al 50% y a partir de 2017 se recuperaba la tasa del 100%. Sin embargo, una medida insuficiente que no ha impedido una reducción de las plantillas y un envejecimiento generalizado. 

La media de edad del personal docente e investigador (PDI) de la Universitat Rovira i Virgili (URV) es de 52 años, una cifra inferior a la media del sistema público en Catalunya, que es de 54 años. La institución tarraconense es uno de los centros más jóvenes. Pese a ello, el 60,3% de sus profesores en plantilla supera los 50 años.

«No estamos preparados para el relevo generacional. No tenemos a gente acreditada para sustituciones y cuando la tenemos no podemos abrir una convocatoria», asegura la rectora de la URV, María José Figueras. Como en cualquier caso de oferta pública, las universidades negocian con la Generalitat la convocatoria de plazas vacantes. Sin embargo, la partida presupuestaria para universidades de la Generalitat está congelada desde 2010 y los centros tienen que decidir en qué dejan de invertir para cubrir estos gastos. Y esto, en un contexto en el que la plantilla envejece, y por tanto los gastos de personal incrementan cada año por el crecimiento vegetativo, deja escaso margen de maniobra.

El capítulo de personal representa el 72% del gasto de la universidad

Desgaste del personal
El año pasado se jubilaron trece docentes en la URV; este 2018 la cifra es de quince. «Con el dinero que tenemos deberemos sacarlo de otro sitio», argumenta la rectora. La universidad daba a conocer esta semana el presupuesto para 2019. En total son 104.208.036 euros, y la cifra se mantendrá congelada hasta 2020. El capítulo de personal representa el 72% del gasto y esto no tan solo limita las reposiciones, sino también las posibilidades de mejora y ascenso dentro de la institución. «Supone un desgaste muy importante para las personas. Hay desmotivación, lo que acaba haciendo que se vayan fuera porque ven que su oportunidad no acaba de llegar», argumenta Figueras.

Por departamentos, la situación es desigual. En facultades de más reciente creación, como la de Comunicación, la tasa de profesores de más de 50 años no llega al 40%. Se trata de un departamento que no se ha podido dotar de un personal fijo y tan solo ocho de los profesores están en la categoría de PDI. En cambio, en estudios del ámbito de las letras y de la salud, el envejecimiento de la plantilla hace que la situación sea de «peligro elevado», ya  que los mayores de 50 años representan entre el 85 y el 100% de la plantilla.

Es una cuestión que siempre ha preocupado al equipo de la Escola Tècnica Superior de Enginyeria Química (ETSEQ). Una parte muy significativa de las personas que están en el departamento llegaron cuando la universidad ya estaba en marcha. En 2016 recogieron algunos datos para radiografiar la situación sobre la que ya venían alertando desde hacía tiempo. Lo que vieron hace dos años fue que había cinco personas en el departamento en la franja de edad entre 61 y 65 años, otras cuatro entre 56 y 60 años y doce entre 51 y 55. Esto suma un total de 21 docentes de más de 50 años, mientras que en la franja de 36 a 50 años tan solo había ocho personas. Si nos fijamos en este último grupo, cuatro estaban en una situación no permanente y a día de hoy aún no se ha podido estabilizar la situación de todas éstas.

Fuga de capital
«La situación es gravísima, el problema es que en un periodo no demasiado largo se jubilarán hasta doce personas y no se ha podido transmitir la cultura de la institución ni el conocimiento a la siguiente generación, porque no hay siguiente generación», lamenta el director de la ETSEQ, Josep Bonet. 

"El problema es que tenemos a la generación mejor preparada, que nos ha costado una fortuna, en el extranjero" 

La fosilización de las plantillas no viene acompañada de nuevo conocimiento. El Gobierno Central lanzó una apuesta decidida para incentivar la investigación a partir de la convocatoria de becas Ramón y Cajal. Esto dotó a las universidades de plantillas competitivas que explican los buenos resultados en materia de investigación y competitividad, a pesar de que la inversión en España es muy inferior. En educación terciaria (FP de grado superior, Universidad y actividades de I+D) el gasto por alumno en nuestro país es de 12.604 dólares, algo más de 3.000 euros menos que la media de la OCDE (15.772 dólares) y la media de la UE22 (15.664 dólares). «El problema no es que no haya un incremento de las plantillas, que debería producirse, sino que tenemos a la generación mejor preparada, que nos ha costado una fortuna, y que está en el extranjero, mientras las plantillas se van haciendo viejas. No tendremos a nadie de talla para sustituirnos», defiende Bonet.

El profesorado denuncia que la situación dentro de diez años será dramática

La inversión que se ha hecho en los últimos años ha supuesto un envejecimiento de los equipos materiales y humanos. «La dimensión de la universidad a nivel global se ha reducido en un 20%», añade este ingeniero químico. La crisis económica cogió a la URV en una mejor posición de salida respecto a otros centros. La institución era joven y con unas cuentas saneadas. «La posición era mejor respecto a otras universidades más grandes. En nuestro caso la plantilla no se ha visto afectada, pero hemos envejecido y esto en un futuro afectará de forma dramática. Se han minado los cimientos de toda la estructura», continúa explicando. 

Bonet apunta que dentro de diez años, cuando la actual generación se jubile, la situación será «dramática» y no tan solo en lo que se refiere al personal docente y de investigación, sino que el personal de administración y servicios (PAS) también está siendo víctima. «Lo mejor de nosotros ya lo hemos dado. Se está dilapidando un capital importantísimo y en un mundo tan competitivo necesitas a gente con ideas y ganas de hacer cosas nuevas», afirma. 

Las universidades piden poder planificar su plantilla como hacen las empresas

Sin planificación
Los departamentos lamentan que no puedan hacer una política de planificación de la plantilla, como cualquier empresa. 

En la última reunión con los rectores de las universidades públicas catalanas empezó a hablarse de que en un futuro no demasiado lejano podría desaparecer el concepto de tasa de reposición. Maria José Figueras considera que «sería un buen inicio para regular determinadas situaciones». Aunque añade: «Si no viene acompañado de un presupuesto, tampoco hacemos nada».

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