La voz de los 85.000 extranjeros de Tarragona que no tienen derecho a voto

Tienen orígenes marroquíes, son candidatos, están de campaña y ejercerán el sufragio, algo que hasta hace poco no podían hacer. Lamentan que la ley impida el voto a muchos foráneos

23 mayo 2019 21:07 | Actualizado a 16 junio 2019 10:50
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Algunos votarán por primera vez en unas elecciones locales. Hakima Abdoun se estrenó en unas urnas el 28-A a pesar de llevar más de 15 años viviendo en Tarragona. Este domingo depositará otra vez su voto, esta vez en unas municipales y unas europeas. «Después de 16 años aquí, es la primera vez que fui a votar. Lo que para muchos es un derecho, para algunos es un privilegio. Es discriminatorio dar opción a unos y a otros no, sabiendo que la mayoría de la inmigración es de origen marroquí y esa mayoría no puede votar», explica Hakima, que además de votante debuta de candidata: forma parte de la lista de Vila-seca en Comú-En Comú Guanyem. «Primero empecé como activista en temas como el derecho de la mujer o de los refugiados. Estaba implicada en muchas asociaciones, en movimientos sociales por los derechos humanos. Ahora he decidido dar un paso. Creo en llevar ese trabajo del activismo a la política», dice.

Un paso adelante
Yassin Boulahtit Gutiérrez se implicó también desde joven. «Entre los 17 y los 18 entré como activista social en entidades como la ANC o la asociación de estudiantes de árabe en Tarragona. He dado un paso adelante para trabajar por mi colectivo, porque tengo un origen común con la gente que procede del Magreb. Quiero trabajar por ellos, darles voz y voto», explica Yassin, número 13 de la lista de ERC por Tarragona. 

Son marroquíes –de origen o de procedencia–, militan en propuestas políticas y apuran intensamente estos últimos días de campaña. Son la voz de los más de 85.000 extranjeros afincados en la provincia que no podrán votar. Unos 9.000 sí que están llamados a las urnas, según el recuento de la Oficina Electoral, en virtud de acuerdos bilaterales con países concretos como Bolivia, Corea, Colombia, Perú, Ecuador o Paraguay; de ahí, sin embargo, se quedan fuera colectivos como el marroquí, fundamental en el censo provincial.  

Todos coinciden en la necesidad de corregir eso. «Creo que 16 años es tiempo suficiente para que una persona que trabaja aquí y que paga aquí sus impuestos pueda votar», indica Hakima. «Se tendría que modificar la ley de extranjería y el artículo sobre el derecho a voto. Hay que hacer mucho trabajo. Se tienen que promover acuerdos internacionales con países como Marruecos», explica Yassin. 

Comenzaron en el activismo social y han dado el salto a las listas municipales

«Tengo la nacionalidad y ya puedo votar pero he estado más de diez años sin hacerlo. Hay gente que está aquí viviendo, residente, y no sólo durante un año o dos, a la que le gustaría votar», cuenta Sellam El Ajjouri, un vecino de Torreforta que hace campaña por Ciudadanos. Él vino a Catalunya en 2004 y no pudo votar por primera vez hasta las generales de 2016. Esta vez se estrenará a la hora de elegir al alcalde. 

«El derecho a voto es fundamental. Los extranjeros que no han podido obtener la nacionalidad española no tienen representación y hay otra gente decidiendo por ellos. Al menos en las municipales, que es la política más cercana, deberían tener derecho a voto», cuenta Yasine Assouni el Aguili, en el puesto número 7 de la lista del PSC en Roda de Berà, otro caso de movilización partiendo desde abajo: «Comencé de pequeño, en el tejido asociativo. Estuve en la asociación de vecinos del núcleo urbano del municipio, luego en las juventudes socialistas y ahora soy el primer secretario de la agrupación». 

Ellos forman parte, en algunos casos, de la segunda generación del boom migratorio en Tarragona en los 90 y los 2000, promociones ambiciosas, en algunos casos universitarias y plenamente integradas. «Somos un reflejo de la realidad social de Tarragona pero también de todas las ciudades de Catalunya. Convivimos personas de diferentes orígenes y necesitamos que participen en la vida política, porque a todos nos afecta», cuenta Yassin Boulahtit. «Votar o no votar puede ser muy decisivo. De ello dependen resultados como el auge de la ultraderecha, algo que para los inmigrantes es muy negativo», reconoce Hakima, que matiza: «Siempre dejo claro que no formo parte de ninguna formación política por ser la cuota extranjera. Queremos que nos valoren por nuestras capacidades». 

Ahora gozan de la experiencia de verse en medio del fragor de la campaña. Debaten, a veces apasionadamente, sobre lo que puede pasar en las urnas y lanzan una consigna. «Quiero hacer un llamamiento a toda la gente que forma parte de nuestro colectivo para que aquellos que puedan consuman su derecho a voto. Animo a todos a participar en la vida pública», expone Boulahtit. «Si te quedas en casa, sales perdiendo», zanja el socialista Yasine Assouni.

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