Las ajustadas cuentas de Pedro Sánchez

El PSOE cuenta en la investidura con 164 votos a favor, 163 en contra y las abstenciones de ERC y Bildu. Con la abstención de ERC, los socialistas están en manos de que este viernes decidan su postura PRC, Teruel Existe y Coalición Canaria.
 

02 enero 2020 20:26 | Actualizado a 03 enero 2020 18:19
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Si a Pedro Sánchez terminan por salirle las cuentas, el próximo martes, 7 de enero, cuando se celebre la segunda votación de la sesión de investidura, se pondrá fin a 253 días de gobierno en funciones, el segundo periodo más largo de la historia de la democracia en España -solo superado por los 315 días que cumplió Mariano Rajoy entre 2015 y 2016-. Pese a que el foco ha estado puesto en las negociaciones del PSOE con Unidas Podemos, socio principal de una futura coalición, y con ERC, cuya abstención es básica para abrirles las puertas de la Moncloa, los socialistas necesitan también que una serie de partidos minoritarios no se pongan en su contra a última hora. En concreto, de que este viernes decidan su postura definitiva PRC, Teruel Existe y Coalición Canaria.

A día de hoy, Sánchez cuenta con el 'sí' prácticamente seguro de los diputados de su propio partido (120), de los parlamentarios de Unidas Podemos (35), los del PNV (6) y los 'errejonistas' de Más País (2) y Compromís (1). Una suma total de 164 votos que lo alejan por 12 papeletas de la mayoría absoluta necesaria para ser investido en la primera votación, que se celebrará este domingo, en plena víspera de Reyes.

Con el 'no' ya inamovible del Partido Popular (89 diputados), de Vox (52), Ciudadanos (10), JxCat (8), la CUP (2) y Navarra Suma (2) -coalición formada por populares y Ciudadanos para concurrir en la Comunidad Foral-, se alcanzan los 163 votos en contra. Esto no impediría  a Sánchez convertirse en presidente siempre el resto de fuerzas que todavía no han decidido su postura se abstuvieran para ser investido en la segunda votación, que se celebrará 48 horas más tarde que la primera, es decir, el martes 7 de enero, y en la que solo será necesaria una mayoría simple, o lo que es lo mismo, más 'síes' que 'noes' por parte de los 350 parlamentarios que componen la Cámara baja.            

En caso de no haber más movimientos de un extremo a otro del tablero, la victoria de Sánchez sería una de las más ajustadas que se recuerdan en la historia de la democracia española, ya que su investidura saldría adelante por un solo voto de diferencia (164 votos afirmativos contra 163 negativos). Sin embargo, los 23 votos restantes no están ni mucho menos en el bolsillo de los socialistas.

Lo que sí tiene asegurado el PSOE son las abstenciones  necesarias de los 5 diputados de Bildu y los 13 de Esquerra (18 en total). Unas negociaciones que fructificaron el pasado 30 de diciembre y que arrancaron a los de Sánchez el compromiso de una mesa de negociación entre el Gobierno de España y la Generalitat Cataluña, de forma bilateral, además del reconocimiento del conflicto político y la activación de la vía política para resolverlo, tal y como aparece registrado en el documento que ambos partidos hicieron público este jueves por la tarde.

Un voto neutro que nunca fue tan difícil de conseguir y que hace recordar a Sánchez con nostalgia el escenario político del pasado verano, cuando el propio Gabriel Rufián, portavoz de los soberanistas en el Congreso, prácticamente había regalado la abstención de los 15 diputados de su formación (su máximo histórico en la Cámara baja) durante el anterior intento de investidura. Pero entonces el Tribunal Supremo aún no había sentenciado por sedición y malversación a su líder Oriol Junqueras en el juicio del 'procés', lo que enfangó aún más el terreno de juego político.

Del resto de formaciones, la postura del diputado del PRC, José María Mazón, que fue el único parlamentario no socialista en apoyar a Sánchez en la investidura fallida de julio, ha pasado del 'sí' rotundo a la indecisión. Todo por las dudas que el acuerdo entre el PSOE y ERC despiertan en los regionalistas. Miguel Angel Revilla, presidente de Cantabria, celebraba en noviembre que "más importante tener una representación influyente en Madrid que la presidencia de Cantabria", y arrancó el compromiso de la licitación los tres tramos del ferrocarril de Palencia a Alar del Rey. Ahora, con un tono más sombrío, asegura que no permitirá que su parlamentario apoye la investidura si hay "acuerdos bilaterales" entre Gobierno y Generalitat para la celebración de un referéndum. "Ningún AVE o carretera justifica cargarse la unidad de España", afirmó tajantemente.

Posiciones en vilo      
En la misma línea se sitúa la diputada Ana Oramas, de Coalición Canaria. Durante la rueda de prensa que ofreció tras su encuentro con Felipe VI, en el marco de la ronda de consultas, confesó que  tiene una opinión personal "negativa" sobre el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos. También pone como condición conocer cuál será la posición del Gobierno en una obligada y futura negociación sobre el sistema de financiación autonómica, ya que rechaza hablar de negociación bilateral con algunas comunidades autónomas. Este viernes, la ejecutiva de su partido se reúne para decidir el sentido de su voto.

Teruel Existe, con su diputado Tomás Guitarte, también está a la espera de una última reunión con los socialistas para acordar su postura. En el caso de que estos tres últimos partidos se decidan finalmente por el 'no', la investidura de Sánchez se irá al traste al superar la postura contraria la distancia insalvable de los 166 votos negativos.

De nada valdrá en ese caso el apoyo del parlamentario de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, que ha reconocido que votará afirmativamente, aunque esta postura no es oficial y todavía debe ser ratificada por su formación "si cumple con la agenda canaria". O el del diputado del BNG, Néstor Rego, que tampoco se ha mostrado partidario del 'no', aunque sí "distante" a apoyar a Sánchez.

Lejos queda el pasado verano, con un escenario en el que los socialistas tan solo necesitaban del apoyo de Unidas Podemos y la abstención de ERC y PNV. Unas cuentas más fáciles y con un coste político menor.

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