Las caras que limpian Tarragona

Via pública. Cada día, a primera hora de la mañana, una brigada de trabajadores de la empresa FCC se encarga de asear la ciudad

08 agosto 2018 08:42 | Actualizado a 08 agosto 2018 08:44
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Jordi comienza su jornada laboral a las seis de la mañana. Él es uno de los encargados de recoger el cartón en la Part Alta de Tarragona. Cada día, pasa restaurante por restaurante para recoger las cajas que los comercios dejan fuera durante la noche –como está establecido– para después encargarse de los contenedores de papel y cartón. «Mi trabajo no es particularmente sucio», afirma Jordi. «Las cajas de cartón suelen estar limpias. Mi verdadero problema es el incivismo», prosigue. En efecto, Jordi explica que muchos particulares dejan las cajas de cartón fuera de los contenedores, lo que dificulta su trabajo. «Cuando eso pasa, tengo que pararme y plegar las cajas para poder meterlas al camión. Lo ideal sería que cada persona plegara su caja y la metiera al contenedor, así no habría cajas de cartón en la calle», sigue explicando. 

Después de limpiar los contenedores de papel y cartón, Jordi repasa detrás del camión de basura para recoger las bolsas que quedan en el suelo. «Por normas de seguridad, el conductor del camión no tiene permitido bajarse», explica Àlex Ruiz, encargado del servicio de limpieza de Tarragona. «A veces, los ciudadanos dejan las bolsas de basura a un lado o arriba de los contenedores. Para eso están los trabajadores como Jordi, para recoger lo que se le puede escapar a la máquina», prosigue Álex Ruiz. 

Dentro de la ciudad también se encuentran los barrenderos como Mohamed. Él también comienza a trabajar a las seis de la mañana y, junto con dos compañeros, se encarga de limpiar manualmente la Part Alta. Mohamed se encarga de la Plaça de la Font y de las zonas adyacentes. «En las calles siempre hay mucha basura, haya fiesta o no», afirma Mohamed. Continúa diciendo que hay lugares que son especialmente complicados, como por ejemplo el Callejón de la Rosa. «Allí, la gente tira la basura a la calle desde las ventanas, tiran los pañales, que son muy pesados y las máquinas no los pueden agarrar. También tiran los preservativos y algunas veces hasta bolsas de basura», explica.

El día de Mohamed termina a las dos de la tarde, pero desde que empieza hasta que termina se encarga de pasar y repasar por los mismos sitios porque las calles «no aguantan la limpieza». Además, el servicio de barrenderos pasa por mañana y de tarde por la Rambla Nova.  Jénnifer, o Jenni para los amigos, es una de las dos encargadas que quitan los chicles de las calles del centro de la ciudad. Ella utiliza una máquina que funciona a vapor de agua. Éste suaviza los chicles que están adheridos al suelo y luego con un cepillo termina de despegarlos.
Sobre las diez y media de la mañana, cuando hablaba con el Diari, estaba trabajando en las escaleras del Institut Francesc Vidal i Barraquer.

Solo en una baldosa había 12 chicles pegados. Y eso que la papelera estaba a menos de un metro. La máquina solo permite que se quite uno por uno. «Los peores sitios son las entradas de los institutos, también la de El Corte Inglés y la del Parc Central», explica Jénnifer. Ella también ha sido víctima del poco civismo de algunos ciudadanos: «Me ha pasado que estaba recogiendo los chicles, vino gente y me los tiró al suelo», comenta. «A veces, cuando se dan cuenta de la falta de respeto, lo recogen. Pero es que simplemente no deberían tirarlo al suelo», finaliza. 

Máquina decapadora

A lo largo de la Rambla de Lluís Companys se encuentra César, uno de los dos conductores de la máquina decapadora en Tarragona. Es la que se encarga de limpiar el líquido viscoso que sueltan los árboles de la zona durante el verano. Él es uno de los pocos trabajadores de la empresa que no tiene una ruta fija. «Yo voy a donde me encarga el jefe», dice sonriendo. El problema con este aparato es que es muy abrasivo y no puede pasar todos los días. Si se hiciera así  se llevaría la piedra de los suelos. 

Fuera del centro de la ciudad, en las urbanizaciones, Luis Morena y Luis Perona recogen los muebles que las personas dejan al lado de los contenedores. Normalmente, si alguien necesita deshacerse algún mueble, lo debe hacer llamando al número verde, que se encargará de darle un horario en el cual el usuario podrá dejarlo en la calle para que el servicio lo recoja. Sin embargo, no todos los ciudadanos respetan este sistema. Cuando ello ocurre entonces actúan los dos Luises. «Siempre llenamos uno o dos camiones diarios», afirma Luis Moreno. «Ahora mismo vamos a buscar el segundo camión» confirma el otro. Para ese día, el servicio del número verde tenía pautadas sólo 26 recogidas, que se realizarían en la noche. Pero a las once menos cuarto de la mañana Luis Morena y Luis Perona ya habían recogido unos 2.000 kilos de muebles. 

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