Las empresas de alquiler de patinetes, satisfechas por la respuesta de los usuarios

Hoy se cumple una semana de la puesta en marcha del servicio. Los principales usuarios son jóvenes, los trayectos superan los 10 minutos, y la zona del Port donde más se arriendan

02 febrero 2021 19:40 | Actualizado a 03 febrero 2021 06:43
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«Estamos muy satisfechos. Pensábamos que Tarragona iría bien, pero ha estado muy por encima de nuestras expectativas. Son muy buenos números en comparación con otras ciudades donde estamos», explica Javier Aparicio, director de relaciones institucionales de Bird, una de las dos empresas que, desde hace una semana, inauguró el alquiler de patinetes eléctricos en Tarragona.

Cristina Castillo, cofundadora de Reby, la otra empresa que opera en la ciudad, también habla de «un balance muy positivo a pesar de la Covid-19 y las limitaciones de movilidad». Ninguna de las dos empresas ofrece datos concretos de número de usuarios, pero en el caso de Reby, Castillo pone como ejemplo que el primer día tuvieron 700 descargas de la aplicación que se necesita para alquilar los patinetes. «Eso es una señal de que había expectativa», dice.

El perfil: hombres jóvenes

Aunque advierten que es pronto para conocer bien como se comportan los usuarios, en Bird han encontrado que los usuarios de los primeros días han sido sobre todo personas jóvenes, en especial hombres -el 65%- frente a un 45% de mujeres.

En Reby también hablan, de momento, de usuarios jóvenes, aunque, explica Castillo, es algo que ya han visto en otras ciudades. «Los primeros suelen ser los jóvenes, que no tienen ningún problema de escanear un código QR y lo explican en su casa y, a los meses, son sus padres los que se convierten en usuario».

También coinciden ambas empresas en que, hasta ahora, los trayectos medios superan los 10 minutos. En Bird la duración media del trayecto está en los 11.

En Reby la media de los trayectos es de 15 minutos (2,35 kilómetros) y esto, explica Castillo, es una buena noticia porque se deduce que no se trata de recorridos cortos, que se harían caminando, sino que se deja de usar el coche por el patinete.

Paseos al lado del mar

Javier Aparicio explica que todavía están estudiando cómo es el comportamiento en la ciudad, pero los primeros días la zona donde han tenido más usuarios es el Barri del Port, aunque también ha habido volumen de movimientos en la Part Alta, el Nou Eixample, Torreforta y la URV.

Cristina Castillo coincide en que el «mapa de color» de los usuarios habla también de más viajes en el Port y los puntos que hay desde allí a la Arrabassada. También aparecen el centro y la URV.

También hay diferencias claras entre los usuarios de lunes a viernes y los que alquilan el fin de semana, seguramente con fines más lúdicos. En Bird están viendo dos picos entre semana: uno a primera hora y otro de cinco a ocho de la tarde. El fin de semana, eso sí, la demanda aumentó un 60%.

Así, pues, con mucha probabilidad algunos de los nuevos usuarios habrán ‘estrenado’ los patinetes por el Passeig Marítim, una de las pocas zonas de la ciudad donde hay carril bici. Valga recordar que la ordenanza municipal especifica que el lugar por donde deberían circular son estos carriles y, si no los hay, por la calzada, algo que es posible en la mayor parte de las vías de ciudad porque la velocidad se ha limitado a 30 kilómetros. El máximo para los patinetes son los 25 km/h.

En lo que se refiere a actitudes incívicas, las empresas no relatan mayores incidentes. En Reby piden una fotografía de donde se ha aparcado el patinete. Solo se pueden dejar en los aparcabicis distribuidos por la ciudad (hay 50 islas de 20 plazas que las empresas han instalado). Hasta ahora el porcentaje de los que han aparcado mal ronda el 3%; un muy buen dato, dice, respecto a otras ciudades. No han tenido intentos de robo ni de daño reseñables.

En Bird la situación es similar. Aparicio explica que los patinetes llevan una serie de sensores que indican, la carga de la batería, si se caen, la velocidad a la que van... Así, por ejemplo, si un patinete va a más de 25 km por hora se puede interpretar que se lo llevan en otro vehículo y salta una alarma. «Hasta ahora la alarma no ha saltado en ningún momento», explica. Además, si un patinete fuera sustraído, no podría usarse de nuevo porque el sistema no lo permitiría.

Una buena experiencia

Laura, 31 años, es una de las tarraconenses que aprovechó el fin de semana para probar la experiencia y la califica como satisfactoria. «Lo hice expresamente el domingo porque había menos tráfico. De momento creo que no lo usaría para los trayectos diarios, porque no me veo entre los coches, aunque sí para alguna emergencia.... Además, económicamente me parece caro en comparación con el autobús». En ambas empresas los viajes individuales cuestan un euro por desbloqueo y 0,15 euros minuto en el caso de Bird y 0,20 en Reby. No obstante, las dos cuentan con bonos para usuarios frecuentes.

Aunque dice que «los coches respetan bastante, pero en algún momento me pitaron. Habrá que entender que tenemos el mismo derecho a ir por la carretera».

Algunos conductores consultados coinciden en que queda mucho por madurar en la relación coches-patinetes. «Se les debería exigir al menos que supieran las normas de circulación si vamos a compartir la carretera», explica Joan, transportista.

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