«Las enfermeras que se graduaron el año pasado están trabajando»

Lluïsa Brull Gisbert  Presidenta del Col·legi Oficial d’Infermeres i Infermers de Tarragona, CODITA. Humanidad y vocación. Soy de Tortosa, del 54, estoy divorciada y tengo un hijo y un nieto. De pequeña ya jugaba a ser enfermera. Este año me jubilo. Me gusta ver que se plantee la humanización de la sanidad; antes parecía cosa de tontas.

02 febrero 2019 17:27 | Actualizado a 02 febrero 2019 17:43
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Curtida en mil batallas, Lluïsa Brull es, además de presidenta de Codita, directora de enfermería del Hospital Verge de la Cinta de Tortosa. Cuenta que de pequeña ya jugaba con esos estuches que traen jeringas y fonendos. Este año, a su pesar, se jubila, pero no quiere bajarse del carro de una profesión de la cual reconoce que es «una enferma».  

¿Continuamos hablando de enfermeras en femenino?
Sí, de hecho, el colegio de Baleares ha pedido a la Real Academia que se admita ‘enfermeras’ como genérico de nuestra profesión. Muchas compañeras de toda España están escribiendo a la RAE para que lo admita.  

¿Hay suficientes enfermeras?
No. El Departament de Salut y el Institut Català de la Salut están haciendo un estudio de cargas de trabajo. En general la dotación sería ocho pacientes por enfermera y cuatro en el caso de los más críticos. No tenemos los resultados del estudio, pero está claro que harán falta más.

«Harán falta más enfermeras... Tenemos unidades de hospitalización de treinta pacientes y dos enfermeras» 

¿Hay enfermeras trabajando por encima de estos ratios?
Sí, tenemos unidades de hospitalización de treinta pacientes y dos enfermeras.
 
Y algunas como usted están por jubilarse.
Sí, muchas enfermeras estamos llegando a la edad de jubilación y hay que tener en cuenta que nos podemos jubilar a los 63. Hablamos de un colectivo en el que el trabajo es pesado y agota mucho... La práctica totalidad de la gente que salió de la universidad el año pasado, al menos en Terres de l’Ebre, está trabajando, lo que no quiere decir que tengan buenos contratos, muchas están a media jornada, cubriendo bajas... El caso es que si hoy trabajan será muy difícil cumplir con los ratios de enfermeras que harán falta.

«La gente que salió de la universidad el año pasado está trabajando, lo que no quiere decir que tengan buenos contratos»

Y las enfermeras no se forman en dos días. 
No, y, además, cuando acaban la carrera, al día siguiente ya pueden estar trabajando, pero no están preparadas para algunos trabajos complejos. Por ejemplo, en el Verge de la Cinta procuramos hacerles un contrato de un tercio de jornada para que puedan continuar formándose. 
 
Se ha hablado mucho del decreto que les permitirá prescribir. ¿En qué momento estamos?
El decreto ya se ha aprobado, ahora nos quedan los flecos de los colegios profesionales de cómo lo desarrollaremos. Habrá tres formas de prescribir: los medicamentos libres, los que cualquiera puede comprar en la farmacia, como un ibuprofeno. Se da la paradoja de que lo que tú puedes comprar en la farmacia libremente, si estás ingresado, no te lo podemos dar si no lo dice el médico.  

«Las enfermeras que están en el triaje son enfermeras muy expertas... Asignan unos tiempos para ver a cada paciente y eso implica mucha responsabilidad»

¿Cuáles más?
Luego están los que se refieren a materiales como bolsas de ostomía, pañales, pomadas, apósitos para hacer curas... Y también habrá unos protocolos que habrá que consensuar con los médicos, como por ejemplo un código Ictus, en que puede ser que la enfermera que va en la ambulancia o el helicóptero tenga que administrar el medicamento antes de llegar al hospital... También pasa cuando la enfermera va al domicilio y, viendo al paciente, sube o baja la dosis de un medicamento. Seamos realistas, esto lo que viene es a legalizar algo que ya hacemos.

Muchas enfermeras se fueron durante la crisis. ¿Han vuelto?
Algunas sí, otras marcharon jóvenes y formaron familias fuera. 

Las enfermeras son la primera cara que ven los pacientes en un servicio de urgencias. ¿Cómo se lleva la presión?
Las enfermeras que están en el triaje son enfermeras muy expertas que además se han formado expresamente para ello. Asignan unos tiempos para ver a cada paciente y eso implica mucha responsabilidad. 
 
¿La gente lo entiende?
De cuando en cuando hay problemas, creo que la ciudadanía no está bien informada... También habría que hacer una labor de educación para enseñar a los pacientes cuándo acudir realmente a urgencias.

¿Las enfermeras se queman?
Sí. Desde el colegio les ofrecemos atención cuando están muy estresadas e incluso en el caso de que tengan adicciones. Es un programa que se llama ‘retorn’ y es tanto para médicos como para enfermeras. Tienen ayuda psicológica y psiquiátrica e incluso pueden compartir con otros profesionales que han pasado por su misma situación... También tenemos un programa para enfermeras que han pasado por acontecimientos adversos, como la muerte de un paciente.  

¿En algún momento ha pensado  en tirar la toalla?
Me gusta mucho mi profesión, siento mucho llegar a la edad en que tengo que jubilarme... Aunque sí hay momentos duros, como cuando se te muere un niño, alguien de la edad de tus hijos, accidentes muy traumáticos... En Tortosa mi primera experiencia fue la tragedia del Camping dels Alfacs... Para echar a correr.

¿Y momentos gratificantes?
Cuando he estado acompañando a gente terminal y te da las gracias antes de morir o cuando estás con familias que te dicen que siempre se acordarán  de ti, de tu cara, porque les ayudaste mucho. Eso es satisfactorio.  

Defiende la humanización de la sanidad.
Ahora que termina mi vida laboral, que se hayan puesto las pilas en el tema de la humanización me encanta. Es algo que toda la vida me había interesado; antes parecía cosa de tontas. ‘Le das una manzanilla porque se está muriendo su padre’, te decían. Ahora ves que algo más se hace.

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