Las facturas en el cajón de los ayuntamientos suben a 12,9 millones

Un informe de Hacienda detecta partidas fuera de presupuesto en 30 municipios. La cuenta 413 aglutina pagos fuera de control y es un serio problema. Creixell, Tarragona, El Vendrell o Torredembarra, los municipios con más partidas sin justificar a final de 2016

19 mayo 2017 15:27 | Actualizado a 23 mayo 2017 10:38
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«Para un ayuntamiento como el nuestro son cifras bastante escandalosas», confiesa Jordi Llopart, alcalde de Creixell. Es, con diferencia, el municipio de la provincia con más facturas en el cajón. Un consistorio con un presupuesto de cinco millones ve cómo las operaciones pendientes de pago y sin partida adjudicada ascienden a 3,7 millones, según los últimos datos de Hacienda, respecto a finales de 2016. Cada vecino debe 1.075 euros. Es el récord por cápita de Catalunya.

Estas cantidades van a parar a la polémica cuenta 413, un cajón de sastre que aglutina los pagos de servicios fuera de control y que aún hoy, pasados los mayores apuros económicos municipales, trae de cabeza a los ayuntamientos.

«Son cantidades que corresponden sobre todo a las nóminas del personal, entre 2007 y 2011. En esa época se prorrogaban unos presupuestos que además estaban inflados. Se contaba con ingresar un dinero que nunca se cobró, y mientras el ayuntamiento fue gastando», indica Llopart.

 

Hacienda vigila de cerca

En esa etapa Creixell fue engrosando la citada cuenta 413 con cantidades entre los 400.000 y los 600.000 euros anuales. «No son deudas a proveedores, no es dinero que se deba, sino una cuestión contable», añade Llopart.

Hacienda vigila de cerca este controvertido depósito, un problema crónico que hasta hace un tiempo estaba enquistado en las entidades locales. Un empleo excesivo de esta cuenta tiene una repercusión directa en la estabilidad presupuestaria. «Los ayuntamientos tienden a limitarlo, porque algunas de esas facturas entrañan un riesgo importante. La ley dice que todo gasto realizado sin consignación puede acarrear responsabilidad contable», explica un analista.

Excepciones a un lado, cargar demasiado la 413 denota mala praxis y una pésima gestión. Creixell admite su impotencia para hacer frente: «No lo podemos limpiar, no podemos incluir una cantidad así en el presupuesto. Si incorporo esos 3,7 millones, no puedo pagar al personal. Alguien nos tendrá que decir cómo lo podemos hacer», reconoce el alcalde.

 

Riesgos en potencia

La 413 es más una cuestión de finura económica que de salud financiera, aunque incluye riesgos en potencia. Desvío de servicios, errores de presupuestación o partidas sin presupuesto son algunos de los conceptos que pueden engrosar la cuenta de marras.

Hasta 30 poblaciones de la provincia tenían a finales de 2016 dinero acumulado, sin incluir la liquidación. La cantidad debida es de 12,9 millones de euros. Tarragona figuraba en la segunda posición del ranking, con 3,4 millones en gastos sin liquidez para su pago, aunque con una salvedad: el ayuntamiento tarraconense sostiene que, gracias al superávit, pudo liquidar por completo esa cantidad que arrastraba durante años, por lo que al dato que muestra el informe de Hacienda hay que aplicarle la liquidación. «Estamos muy orgullosos. Gracias al remanente de tesorería, a finales de 2016 hubo una modificación de crédito y pudimos dejar la cuenta a cero», explica el concejal de Hacienda y teniente de alcalde Pau Pérez, que desgrana algunas de las particularidades de lo que había en la 413: «Antes había más de 7 millones y hemos conseguido reducir hasta cero la cifra. Lo que había básicamente eran tributos propios, y también algo de más consumo eléctrico o alguna factura de incineración adicional. A veces tienes operaciones sobrevenidas, que te llegan tras el cierre del año».

 

Poblaciones pequeñas

El Vendrell, con 1,7 millones fuera de presupuesto, y Torredembarra, con 1,4, también copan los primeros puestos de esta lista, compuesta tanto por municipios grandes como Amposta y Valls como por otros pequeños.

Benifallet, por ejemplo, habita en la cuarta plaza, con facturas por valor de 733.000 euros. En las primeras posiciones también se cuelan localidades de poca dimensión y de entornos rurales como Maspujols, El Montmell, Pira, Aldover, Montferri o La Nou de Gaià.

Los consistorios ya tienen mecanismos ordinarios para corregir durante el año las desviaciones, antes de que haya que incluirlas en ese pozo que es la 413. «Con los expedientes de modificación de crédito vas ajustando mes a mes la evolución presupuestaria, puedes ir desviando dinero de unas partidas a otras, puedes ir vigilando todo eso», cuenta un experto en hacienda municipal.

En otras ocasiones, ahí se pueden incluir imprevistos como sentencias judiciales que han supuesto un gasto extra que no se contemplaba de inicio. En buena parte de los casos, estas cantidades son el lastre de una mala gestión.

La cuenta 413 fue, en realidad, un detonante de la recesión. Se infló de tal manera durante los peores años de la crisis que obligó al ejecutivo estatal a impulsar en 2012 el denominado Plan de Pago a Proveedores, con la finalidad de poner al día las deudas.

El problema persiste en algunos consistorios, a pesar de los esfuerzos por minimizar una cuenta extrapresupuestaria cuyo empleo debe ser excepcional.

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