Las familias con niños comienzan a emigrar del centro y la Part Alta

El corazón de la ciudad se vacía lentamente de sillitas de bebés. El precio y las características de la vivienda son las claves de un fenómeno que no es exclusivo de Tarragona

07 abril 2019 08:46 | Actualizado a 07 abril 2019 09:20
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«En el centro nos estamos quedando sin niños. En el edificio donde vivo (calle Unión) hace años que no vive ninguno; ahora hay uno porque está en acogida. Donde tenemos el despacho (calle Reding), de 26 vecinos sólo 3 tienen hijos, pero ya son adolescentes», cuenta Núria Sabat, presidenta de la Associació de Veïns Tarragona Centre. Algo parecido pasa con las cuentas que sacan  otros miembros de la junta: un edificio sin niños en la calle Cervantes, otro de 12 pisos en el que hay 3 niños, pero todos de la misma casa... «Los niños vienen a las escuelas, pero luego marchan a zonas más acondicionadas para vivir con hijos: edificios con ascensores, plazas públicas, zonas verdes, parques infantiles, llars d’infants...», se lamenta.

Un fenómeno global
Las cuentas de Sabat y sus vecinos cuadran con lo que dicen las estadísticas. Según el padrón de Tarragona, que publica el portal de Dades Obertes del Ayuntamiento de Tarragona, en diciembre del año pasado había empadronados en el Eixample (centro) de la ciudad 77 niños de cero años en una zona donde habitan 11.860 personas. En Campclar, con 11.561 vecinos, los bebés eran 99 y en Llevant, con 12.939,  había 102 bebés. De la Part Alta ni hablar, aunque son muchos menos vecinos (4.000), allí sólo había 23 bebés. 

Para el gráfico que acompaña la información hemos ampliado el rango para ubicar dónde están los niños de 0 a 3 años; los que no comienzan todavía en la escuela. En el conjunto de la ciudad la proporción de personas de esta edad respecto al total de habitantes es del 3,5%, pero en el Eixample, el Eixample Nord y el Eixample Sud está por debajo de la media. Mención aparte merece la Part Alta, donde baja hasta el 2,6%. 

En las zonas donde hay más proporción de inmigrantes también hay más niños pequeños

A Manuel Sosa, secretario de la Cambra de la Propietat Urbana de Tarragona, no le extraña. En la Part Alta hay más edificaciones antiguas y pisos sin ascensor, con lo que en la zona, asegura, van quedando estudiantes y adultos sin niños pequeños. «Las familias que se lo pueden permitir se van a zonas donde hay parques infantiles y zonas ajardinadas», tanto públicos como de las propias comunidades de vecinos. 

Apunta que no sólo dejan el centro y la Part Alta por otros barrios de la ciudad, sino que también emigran a Vila-seca o La Pobla de Mafumet, donde la vivienda con las características que buscan es más económica. 

Zonas ‘especializadas’
Joan Alberich, doctor en Geografia y profesor a la URV, aclara, primero que nada, que esta salida de las familias con niños del centro histórico no es exclusividad de Tarragona, «es una tendencia que se repite en cualquier ciudad mediana o grande de nuestro país». 

El precio y la disponibilidad de la vivienda, coincide con Sosa, son los mecanismos principales que regulan dónde se instalan estas familias. La consecuencia, apunta, es que las zonas de la ciudad se van «especializando» en acoger a distintos perfiles de población. El centro, por ejemplo, se ha especializado en personas adultas de 40-50 años, con una situación laboral estable que les permite pagar por vivir en el corazón de la ciudad. Algo parecido ocurre en la Part Alta, donde hay una población de edades similares. «Viendo la pirámide de población tampoco hay personas muy mayores», aclara. «Es una zona con cierto caché; los que tienen hijos ya son adolescentes». 

Otra ‘especialización’ es la de los barrios de Llevant y en particular el Barrio de l’Arrabassada, bautizado coloquialmente como ‘el barrio de la embarazada’, donde la oferta de vivienda nueva atrae a parejas de 30-35 años. «Son candidatos a padres y madres. Tendrán hijos, no muchos, pero tendrán», adelanta. 

Y luego está la ‘especialización’ de los barrios de Ponent, con una composición social distinta, donde la población extranjera tiene un peso importante porque es donde se encuentran las viviendas que la mayoría se puede permitir. Aquí el número de niños es más alto, en  parte, debido a que las madres extranjeras tienen más hijos. Si en Catalunya la media de hijos de las madres españolas es de 1,27 por mujer, la de las extranjeras es de 1,86.
 

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