Las fiestas de todos que suceden en las escaleras de Tarragona

Quién haya transportado alguna vez una fuente llena hasta los topes de vasos lo sabe; a veces llegar a destino no es fácil. Quizá por este motivo, la competición de bandeja de camarero ha sido una de las pruebas más disputadas de las fiestas de barrio del calle Goya de este 2018, que este domingo llegaron a su fin después de un fin de semana lleno de risas y de actividades que demuestran que, a veces, no hacen falta grandes recursos para implicar a toda una comunidad.

El programa de estos días ha estado de lleno de juegos y competiciones que no precisan una gran inversión, pero sí todo el tiempo y mimo de sus organizadores. 

Domingo a mediodía. Bajo la fuerza del sol de agosto, la sombra que se proyecta en las escaleras  democratiza un fresco que acoge por igual a grandes y pequeños, que comparten las mismas baldosas, en un ambiente de risas y buen humor.

Los más jóvenes son los primeros en competir para ver quien finaliza el recorrido sin mojarse y sin derribar nada hasta llegar al fin.

Pero no sólo son los niños los que compiten, Ana tiene 86 años y se anima a probar ante los aplausos del resto de vecinos que la vitorean hasta llegar al final del recorrido, que completa dando sentido a la cita célebre que reza que lo importante es participar. Al final, no hay un vencedor claro, pero no importa. Tras la pugna por ser el mejor camarero, los vecinos se enfrascan en otros quehaceres. 

El fin de semana ha estado lleno de actividades; desde el reto de resolver un cubo de Rubik a juegos de rol, manualidades, habilidades deportivas y culinarias y, para rematar, la entrega de premios y música en directo, en una cita que tan solo vió algunos actos anulados este sábado, a causa de la lluvia. 

«Somos un barrio que, antiguamente, quedaba alejado de la ciudad y que ahora forma como una isla en uno de los extremos de la trama urbana, lo que nos confiere un carácter propio«, explica el presidente de la asociación de vecinos, Toni Villalobos, que admite que las fiestas han peligrado -al igual que otras zonas de Tarragona- a causa del retraso del Ayuntamiento en el pago de las subvenciones a entidades vecinales.

«Hasta principios de agosto no hemos visto asegurado la cuota municipal, lo que ha propiciado que algunas propuestas no se hayan podido concretar hasta el último momento«, admite Villalobos, que admite que «al menos se han dado prisa en conceder el importe rápido». 

El hecho es que el retraso no ha afectado finalmente a las actividades que ha programado esta comunidad -formada por más de 300 vecinos- que, lentamente, «se está rejuveneciendo», admite el presidente de la entidad vecinal

De cara al año que viene, los vecinos bromean con traer algunos grupos musicales «como Iron Maiden o AC/DC». De momento, les sobra carácter, escaleras y ganas de pasarlo bien. 

Menos seguridad 

En cuanto a reivindicaciones, el presidente de la comunidad explica que los ciudadanos del barrio echan en falta  la seguridad en las calles que proporcionaba la apertura de la cárcel.

«Antes había más vigilancia, sobretodo nocturna», confirma el presidente de la entidad vecinal. En este sentido, Villalobos admite que la estructura parcialmente cerrada de calles que forman esta parte de la ciudad «a veces precisa un poco más de vigilancia de la que tenemos actualmente.