Las mujeres y los mayores de 40 toman las oposiciones

Las convocatorias por el boom del empleo público reciben solicitudes masivas. Cada vez opositan personas más mayores. Aumentan las madres con hijos y los parados de larga duración

19 mayo 2017 15:35 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:35
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Ruzith Zambrano, venezolana residente en Tarragona, es una estudiante algo tardía. Tiene 40 años, hijos y una confianza imbatible para conseguir una plaza de policía local o Mosso d’Esquadra. «Lo mío siempre ha sido una vocación. Desde siempre me quise dedicar a esto», cuenta.

Ella ilustra bien el perfil del nuevo opositor, que llena las academias a rebufo del auge del empleo público tanto a nivel estatal como autonómico y, sobre todo, municipal. En líneas generales el nuevo aspirante es mujer, tiene más de 35 años, cargas familiares y estudios medios o superiores.


Madres de familia
A veces procede del desempleo de larga duración o el trabajo de escasa calidad. «Antes había sólo dos perfiles, el de los jóvenes que buscaban su primera ocupación y el de las personas algo más mayores que querían cambiar su relación laboral o incluso madres de familia que deseaban volver a estudiar y recuperar una aspiración del pasado», cuenta Andreu Antolín, director de la academia Aula Magna. A esos roles se añade ahora una tercera tipología. «Ahora vienen algunos que en su día trabajaron en la empresa privada y fueron despedidos o que han salido escaldados de ese mercado laboral. Son personas de 40 años y más, con amplia experiencia laboral y a veces una cualificación alta», indica Antolín.

Estos estudiantes se enfrentan a una labor titánica y ardua, a pesar de las nuevas oportunidades que se les ofertan. Entre los años 2012 y 2015 prácticamente se detuvo la creación de empleo público. A partir de 2016 comenzó la recuperación, sobre todo por parte de los ayuntamientos.

A la pesar de que la Generalitat y el Gobierno de España impulsen convocatorias, ahora el producto estrella es el que brindan los consistorios. «Es un muy buen momento. Antes había en todo un año entre siete y ocho convocatorias. Ahora recibimos convocatorias cada semana, sobre todo para cubrir plazas de auxiliares administrativos y policía local, y tanto de ayuntamientos grandes como pequeños de toda la provincia. Es algo generalizado», decreta Antolín.


Dificultad en aumento
Los aún altos niveles de desempleo y los estragos de la crisis disparan el número de candidatos en cada convocatoria y elevan, claro está, la exigencia. Dos ejemplos numéricos ilustran la dificultad: para la selección de 12 agentes de la Urbana en Tarragona, un proceso que arrancó el año pasado y que aún dura, se presentaron alrededor de 450 personas. En Salou, se ofrecieron 14 plazas a las que optaron 235 personas.

La locura por la función pública también se respira en la academia Microbits de Reus. En los últimos meses ha experimentado un aumento de la demanda acompañado, además, de cambios en los perfiles, como indica Erika Sedeño, la secretaria del centro: «Hemos tenido a bastantes alumnos con más de 35 años. Eran personas que estaban en el paro y que han decidido probar. También influye el hecho de haber suprimido el límite de edad para opositar a algún cuerpo policial. Antes era de 35 años y se suprimió». Incluso mujeres que han sido madres también se han animado a emprender esta aventura profesional, una vez pasados los 30.

Después de años de desempleo, el acceso a la función pública puede ser un salvavidas sobre todo para los mayores de 40, un grueso de parados que hasta ahora tenía muy difícil regresar al mercado laboral.

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