Las obras en la antigua sede del Port de TGN llegan a su ecuador y se prevé que acaben en diciembre

El proyecto ha obtenido una subvención de 1,6 millones de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder) por las soluciones sostenibles en materia de eficiencia energética

04 marzo 2020 19:30 | Actualizado a 31 marzo 2020 11:05
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El esqueleto está intacto, sin embargo, el interior del antiguo edificio de la Autoritat Portuària de Tarragona está completamente desmontado. No queda rastro de las antiguas oficinas. Tan solo las estructuras de hormigón permiten seguir apreciando la singularidad de un edificio que es un icono del skyline marítimo de la ciudad.

Los trabajos empezaron a finales de abril del año pasado y, de acuerdo con el contrato de adjudicación, la UTE formada por Comsa y Gicsa tiene un plazo de ejecución de 18 meses. Las adversas situaciones climatológicas que se han registrado en el último medio año han supuesto una ligera desviación en el cronograma, de aproximadamente un mes. De forma que si no surge ningún inconveniente en diciembre acabarán las obras de un inmueble que ha permanecido durante más de diez años cerrado. «Estamos prácticamente a la mitad de la obra. En cuanto a tiempo hemos pasado el ecuador, pero la parte más pesada, que era la fase de destrucción y de reparación estructural y de la fachada, ha finalizado», explica Carles Segura, ingeniero y director de Infraestructures i Conservació del Port.

Se está iniciando la fase de instalaciones, lo que significa que ha comenzado la etapa de «reconstrucción». Esto implica que en las próximas semanas podrá verse otro gran cambio en el edificio. Está previsto que empiece el montaje de las vidrieras, lo que permitirá que poco a poco pueda irse desmontando la carcaza de andamios que rodean el inmueble.

Construido en 1978 por Josep Maria Garreta, el edificio está dividido en una planta baja más cinco pisos. Su singularidad viene por los prismas hexagonales que lo conforman y que seguirán dotando de identidad la torre. «Ha querido conservarse la idiosincracia del edificio, actualizando su interior por completo», añade el director de Infraestructures i Conservació del Port.

En esta fase inicial no ha habido sorpresas. El esqueleto del edificio no tenía importantes daños, más allá de las patologías derivadas de la proximidad con el ambiente marino. Así que lo primero que tuvo que abordarse fue el saneamiento de esta corrosión y la adecuación, de acuerdo con la nueva normativa para adaptar un inmueble de más de cuarenta años de antigüedad.

La superficie total del edificio es de 5.000 metros cuadrados construidos. Lo primero que llama la atención al entrar es la escala de caracol en el centro, que se ha mantenido y que rodea a la columna que aguanta la estructura del edificio. En el entresuelo habrá salas polivalentes para la organización de conferencias y eventos varios de la comunidad portuaria.

Cada una de las plantas tiene una superficie de 500 metros cuadrados. En las dos primeras habrá oficinas para su alquiler a terceros. El presidente del Port, Josep Maria Cruset, avanza que «a día de hoy tenemos más demanda que oferta de superficie, por lo que estamos preparando un concurso para la concesión». Tanto empresas como administraciones públicas se han interesado por conseguir un espacio en unas instalaciones privilegiadas.

Las plantas tercera, cuarta y quinta estarán ocupadas por algunas de los servicios que ahora mismo están en la torre de Port Control, en el Moll de Catalunya. Es el caso de los servicios técnicos y administrativos de Salvamento Marítimo, el área de señales marítimas de la APT y el área administrativa de la Corporación de Prácticos. También habrá salas operativas para Capitanía Marítima y para la Dirección de Operaciones Portuarias. Con esta redistribución, en la terraza se ubicará la torre de control. «Es el sitio perfecto ya que tiene una visión directa de la bocana y de la zona de fondeo», dice Segura.

La Autoritat Portuària invertirá 4,7 millones de euros en la recuperación del edificio que albergó su antigua sede. El proyecto ha despertado el interés de la Unión Europea, que le ha otorgado una ayuda de 1.606.450,04 euros de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER). En concreto, se ha tenido en cuenta que la rehabilitación se ha hecho a partir de criterios sostenibles, priorizando la eficiencia energética.

En este sentido, para la recuperación de la fachada se ha utilizado un aislante térmico que a la vez garantiza una función de impermeabilizante. También se utilizarán cristales de luna exterior de control solar y baja emisión, que junto con la madera de los cierres permitirá eliminar la totalidad de los puentes térmicos. «Cuando se hizo el proyecto ejecutivo se hizo un cálculo, según el cual la etiqueta de eficiencia energética que hubiera obtenido antes era una C, mientras que cuando acabe será de A», decía Daniel Vera, ingeniero. Esto supone que la reducción en el consumo energético será del 60%, un porcentaje que se calcula que será el mismo en cuanto a la reducción de emisiones de CO2.

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