Las pintadas afean fachadas y monumentos de toda la ciudad

El Ayuntamiento de Tarragona ha anunciado «mano dura» después de que incluso el patrimonio se ha convertido en la diana de los vándalos. Se descarta incrementar las multas

11 febrero 2018 15:22 | Actualizado a 12 febrero 2018 08:25
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Cuando paseas por el centro de Tarragona, descubres enorme cantidad de rincones llenos de encanto. Lamentablemente, a lo largo de este paseo también te encuentras pintadas por todas partes que ensucian las paredes de los edificios, tanto públicos como privados, e incluso los Bienes de Interés Cultural. Las hay de todos los colores y, más allá de ensuciar, en la mayoría de los casos no tienen más significado que para el que las ha realizado.

Es como si ya formaran parte del mobiliario urbano. Paredes, persianas de establecimientos, cristales de tiendas que hace tiempo que cerraron el negocio, contenedores y señales de tráfico. Resulta complicado andar de punta a punta una calle y no encontrarse con ninguna muestra de este vandalismo silencioso que no respeta absolutamente nada. También el patrimonio ha sido víctima de esta falta de respeto hacia lo que nos rodea. El pasado domingo Tarragona despertó con la fachada del Mercat Central señalada. También lo está la pared principal del Museu Arqueològic y la Muralla. Tres episodios que han acabado de poner de manifiesto el grave problema que tiene toda la ciudad.

El comercio es víctima de este incivismo silencioso, independientemente de si es un local abandonado o no

El comercio es uno de los grandes perjudicados de esta situación. Las persianas representan una de las superficies favoritas. No importa si es un local abandonado o uno de los céntricos negocios de la Rambla Nova, los hay que no muestran ningún tipo de consideración. «Últimamente se ven más y la imagen es feísima», lamenta el presidente de la Via T de Tarragona, Salvador Minguella. De hecho, él mismo ha visto como recientemente hicieron unos garabatos a las puertas de su negocio. «Es que es una más», argumenta.

El contexto político de los últimos tiempos también ha dejado su huella. Lazos amarillos pintados en el suelo, farolas con la rojigualda que el día siguiente fueron tuneadas y aparecieron con la bandera republicana, y todo tipo de mensajes de apoyo o rechazo, que se han borrado en cuestión de horas o permanecido inalterados desde hace algunas semanas.

Por toda la ciudad
Part Alta, Part Baixa y los barrios de Ponent se han convertido en  los principales focos de esta epidemia que no respeta nada. Aunque sus vecinos apuntan que es un fenómeno vinculado a la percepción del incremento del incivismo en el conjunto de Tarragona. Sin ir más lejos, esta semana la Guàrdia Urbana informó de la detención de un joven acusado de haber robado en el interior de veinte vehículos estacionados en la zona del cementerio. 

«Son los mismos vándalos. La inseguridad ciudadana se ha incrementado y la verdad es que yo no veo Guàrdia Urbana caminando. Como mucho pasan con el coche, pero lo que es patrullando por la calle no se ven», asegura el presidente de la Associació de Veïns de la Part Alta, Manel Rovira. Las calles Natzaret, de los Antics Jutjats y D’en Vilarroma son algunas de las vías del centro histórico en las que hace meses que pueden verse las mismas pintadas sin que los propietarios o la administración hayan hecho nada para borrarlas. «La Part Alta debería ser el espejo de la ciudad, es una cosa que no me cansaré nunca de decir. Toda la gente que visita Tarragona va al núcleo histórico. Si esto lo tienen así...», sigue quejándose Rovira.

En la zona centro, las pintadas se disputan la superficie con los carteles de eventos. Los cristales de las entidades bancarias que han cerrado en los últimos tiempos se han convertido en una auténtica porquería. «Sería necesario hacer una batida considerable, porque toda la ciudad está muy sucia. Las pintadas tan solo son un problemas más», argumenta la presidenta de la Associació de Veïns de Tarragona Centre, Núria Sabat.

En Tarragona se quitaron los espacios para pegar la cartelería

Los vecinos de esta parte de la ciudad lamentan que no se habiliten espacios, como se hizo con el proyecto Murs que Parlen, que se suspendió tan pronto como se acabaron los fondos. Tampoco tienen una alternativa los responsables de la organización de eventos, que cuelgan sus anuncios en cualquier parte para que sean cuanto más visibles mejor. «Había unos cubos altos que limpiaban a menudo y era lo mejor. De hecho, en muchas ciudades aún los tienen, porque lo que es ahora, tan solo han puesto unos mamotretos gigantes delante del Omac para que el Ayuntamiento anuncie sus cosas», sigue explicando Núria Sabat.

El incivismo nos cuesta a los tarraconenses una factura de 1,6 millones anuales, de los cuales 65.280,60 euros corresponden a la limpieza de pintadas. ¿Se soluciona esto con más cámaras de vigilancia? La única parte de la ciudad en la que se han instalado es la Part Baixa. Entraron en funcionamiento hace aproximadamente medio año. «Nos dijeron que servirían para reducir el incivismo pero los vecinos no acabamos de saber para qué sirven, porque no hemos notado nada», apunta Adrià Recasens, secretario de la Associació de Veïns del Port.

En 2017 se tramitaron 260 expedientes por infracciones en materia de incivismo, limpieza y pintadas en los espacios públicos. Y la percepción es la de que los actos han aumentado. Así se constató en la reunión de la Junta de Seguretat Local que se celebró esta semana. 

¿Cámaras sí o no?
Tras el encuentro, el concejal responsable de Seguretat, Javier Villamayor, afirmó que «iremos con mano dura». «Se pondrán medidas y pondremos orden en el tema», avanzó el edil responsable de la Guàrdia Urbana. De momento, el fiscal ha abierto diligencias cada vez que se ha dañado el patrimonio histórico.

La administración local reconoce que el nivel de «indignación» se ha incrementado a raíz de los últimos hechos que han afectado a los monumentos. «Esto pasa de la categoría de gamberrada. Es vergonzoso», calificaba Villamayor. El Ayuntamiento no descarta la instalación de nuevas cámaras de videovigilancia. De hecho, lo ha solicitado el área de Patrimoni, que considera que a través de éstas podría incrementarse la protección de determinados elementos. 

Se descarta la posibilidad de modificar la ordenanza para incrementar las multas

El responsable de Seguretat matiza que esta solución «tiene un procedimiento muy garantista», aunque es una opción que se estudiará.

En cambio, descarta la posibilidad de modificar la ordenanza municipal para endurecer las sanciones en aquellos casos en los que se consigue identificar al autor con un espray en la mano en la vía pública. «Debemos explorar otras posibilidades», argumenta Villamayor. Y estas pasan por la prevención y la educación. En este sentido, el Ayuntamiento afirma que se trabajará con el Institut Municipal d’Educació.

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