Las ventas del mercadillo caen un 70% respecto al año pasado

La campaña de Navidad ha sido peor de lo que se esperaba, según explican los vendedores ambulantes del mercadillo de Tarragona, quienes aseguran que las ventas han caído un 70% respecto al año pasado. «Una cifra imposible de sostener, que no se puede aguantar por ningún lado. Pedimos un rescate de manera urgente», se lamenta Raquel Alonso, propietaria de una parada de ropa del hogar, quien justifica así la situación: «No hay quedadas familiares y, por lo tanto, se hacen menos regalos». Alonso, como la mayoría de los marchantes, asegura que la situación cada vez es más «dramática» y que «el agujero es cada vez más grande».

La Covid-19 ha cambiado por completo los hábitos, costumbres y actitudes de la Navidad. «El ambiente es totalmente distinto. La gente está triste, apagada, sin ganas de nada. El coronavirus se lo ha cargado todo», asegura María Isabel Ruiz, propietaria de una parada de complementos y bisutería. «En mi caso, este año he vendido solo el 20% de lo que vendería un año normal y corriente. Me da la sensación de que lo primero que los clientes sacrifican es la bisutería. Prefieren gastarse el dinero en ropa. Así que está claro: o cambio de artículo o de trabajo. Pero no podemos seguir así», asegura Ruiz.

Por su parte, Roger Paredes, quien regenta una parada de ropa, explica que «para que se hagan una idea. En circunstancias normales, el género puntual, como es en este caso la ropa interior roja para fin de año, ya estaría más que agotado a estas alturas de la semana. Sin embargo, todavía nos queda mucho expuesto». Paredes añade que «la gente está cansada, sin aliciente. Se llama fatiga pandémica».

En la misma línea se muestra Juan Benítez, presidente de la Associació Marxants TGN y propietario de una parada de zapatos. «Hace años que, por Navidad, traigo 12 o 13 modelos de botines diferentes. Este año, solo dos. Es lo que hay. Hay marchantes que todavía no han podido pagar el género de primavera-verano... Tenemos miedo a que nos vuelvan a cerrar y nos tengamos que comer los artículos», explica Benítez, quien reconoce que con el cierre temporal de las grandes superficies comerciales «se notó algo de mejora. Pero duró poco».

Según Josep Joaquim Gómez, presidente de la Associació de Marxants de la Província de Tarragona, el consumo online también ha perjudicado al colectivo. «Nosotros, que estamos al lado de Correos, no paramos de ver la cola de gente que va a recoger paquetes», explica.

Piden rebaja en las tasas

Las limitaciones en el aforo del 30% y las restricciones en materia de movilidad han supuesto un perjuicio importante para el sector de la venta ambulante.

«El mercadillo de Bonavista es en el que más se han notado las restricciones. Pensar que allí viene mucho cliente de toda la provincia», apunta Benítez. Los paradistas coinciden en asegurar que la de este año ha sido la peor campaña de Navidad de la historia. La realidad es que estos meses eran la última esperanza para un colectivo que está acabando con los ahorros de toda una vida. Algunos paradistas dejan claro que este es su último año y ya han iniciado los trámites para traspasar el espacio.

«El problema es que los ayuntamientos siguen cobrando las tasas como si estuviéramos trabajando al cien por cien», opina Paredes. En esta misma línea, Benítez, como representante de los marchantes, pide a la administración que se replanteé la reducción de algunas tasas. «Llegados a este punto solo necesitamos ayuda económica para poder subsanar nuestros negocios y pagar las deudas», añade Benítez.

Por su parte, el presidente de Espimsa, Dídac Nadal, asegura que «la exención o reducción de tasas es un debate que compete al Ayuntamiento, ya que es el titular de los impuestos», y añade que «Espimsa está para dotar de mecanismos y facilidades para que los paradistas tiren adelante».