Las ventas del mercadillo han caído desde la vuelta a Corsini

Los marchantes piden que se pongan en marcha acciones promocionales y publicitarias para evitar una degradación del mercado ambulante, que hace un año que se trasladó

24 julio 2019 07:10 | Actualizado a 24 julio 2019 07:39
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Un año después de su vuelta a la Plaça Corsini, los marchantes aseguran que muchas de las reivindicaciones que hicieron en el momento del traslado no se han resuelto. Denuncian la situación en un momento de preocupación por la caída de la ventas, ya que algunos de los paradistas calculan que en los últimos doce meses han facturado entre un 30 y un 50% menos.

«En la Rambla se empezaba a vender antes y el día era más largo. Aquí hasta las diez de la mañana no empieza a notarse una afluencia y a partir de las 12 ó 12.30 horas ya no queda nadie», asegura Juan Antonio Vázquez. Hace diecinueve años que Vázquez monta su parada todos lo martes y jueves en Tarragona. Conoce bien este mercado y que en verano acostumbra a haber más turistas que tarraconenses. Aunque afirma que ha bajado mucho la presencia de gente, independientemente de su procedencia. «El problema es la ubicación. Es una plaza demasiado calurosa», afirma.

Los tendales de las paradas son insuficientes para evitar el calor, que va absorbiendo el granito de la plaza. Esto hace que el ambiente vaya convirtiéndose en irrespirable a medida que pasan las horas. Una situación que para muchos comerciantes es desesperante, ya que tienen que aguantar en sus propias carnes las altas temperaturas y además ven como esta situación les ahuyenta a los clientes. «Si esta plaza debe ser uno de los ejes centrales de la ciudad, no costaría demasiado poner algún tipo de pérgola o de tendal, que serviría para todas las actividades que se hacen aquí», argumenta Maria José Bou, vicepresidenta de la Associació de Marxants de Tarragona.

Los marchantes echan en falta los árboles de la Rambla Nova, que durante el verano les hacían sombra. En Corsini, no hay vegetación ni ningún elemento de protección. Mientras se hacían las obras de reforma de esta plaza, el Ayuntamiento de Tarragona aseguró que se instalaría una pérgola. La obra se daba definitivamente por acabada en mayo del año pasado y aún hay algunos elementos que no se han acabado.

Que corra el aire

«Con este suelo, una pérgola sería genial. En muchos mercados de Francia lo tienen y está muy bien», dice Rafael Vargas. El calor es una de las causas que los marchantes atribuyen a la caída de ventas. «Cuando corre el aire, la gente pasea y mira sin ninguna prisa. Así no se puede», dice Horacio Duarte.

Aunque los marchantes consideran que también les ha influido negativamente la nueva disposición de las paradas. «Allí, en la Rambla era todo recto. La gente entraba por una punta y salía por la otra. En cambio, aquí les cuesta esto de que estemos en calles», explica Josep Gómez, presidente de la Associació de Marxants de la Província de Tarragona. Las paradas del centro de la plaza son las que están más molestas con el retorno a la Plaça Corsini. «A los de las esquinas seguro que les va bien, pero aquí no tenemos todos las mismas oportunidades», añade Maria José Bou.

El presidente de los Marxants de la Província de Tarragona asegura que hay algunos negocios que se han dado de baja en los últimos meses. «Falta un atractivo», defiende Gómez.

A lo largo de estos doce meses hay algunas de las demandas que hicieron los marchantes a Espimsa que se han resuelto. Es el caso del aparcamiento y la carga y descarga. Otras de las solicitudes que trasladaron en su momento a la anterior presidenta de empresa municipal de mercados, Elvira Ferrando, no se han ejecutado. Es el caso de la instalación de carteles indicativos en la Rambla Nova, para que los turistas que pasean por este eje principal sepan que a escasos metros hay el mercadillo. «Es que ni tan solo está indicado que hay el Mercat Central, cuando es una pieza importante», añade el presidente de la asociación que representa a los marchantes de la provincia.

Evitar que se degrade

Publicitar y promocionar el mercadillo de los martes y jueves es una demanda que hace el sector, que defiende que debería inyectarse aire fresco. «Pedimos un revulsivo que nos ayude porque si seguimos así corremos el riesgo de que el mercadillo acabe degradándose», manifiesta Juan Benítez, de la Associació de Marxants de Tarragona. Hay varios elementos que pone encima de la mesa. En primer lugar, la necesidad de ser más atractivos para que entren nuevos clientes. «La media de edad de la gente que viene al mercadillo es de cincuenta años», describe.

Junto con la necesidad de hacer más promoción, los Marxants de Tarragona creen que ha llegado el momento de revisar las tasas, para reducir los costes para los comerciantes. «Hay que ayudar al vendedor para que pueda seguir haciendo su trabajo, porque sino lo que pasa es que las grandes paradas, con un mínimo de calidad se irán cayendo», argumenta. Un vendedor de los que utiliza camión explica que para parar los dos días en Corsini y los domingos en Bonavista paga al final del año la suma de 16.000 euros al Ayuntamiento de Tarragona. «Es que estamos hablando del alquiler de un año», decía.

Polémico traslado

El traslado a Corsini fue polémico. El Ayuntamiento había fijado que se hiciera el 24 de julio y los marchantes querían acabar el verano en la Rambla. Hubo protestas y el primer martes en el que debían parar en el nuevo espacio, tan solo se presentaron media docena de vehículos.

Aquel día, por primera vez, no hubo mercadillo. En cambio el siguiente jueves sí que se celebró. En asamblea los marchantes decidieron volver a sus nuevos puestos. A cambio presentaron un decálogo de reivindicaciones. Algunas se resolvieron, otras aseguran que no.

August Pagès, del bar Cafè&Entrepans, defiende que «los días de mercadillo para nosotros siempre han sido muy buenos». Durante las primeras semanas no pudieron poner la terraza. Ahora, el trabajo es constante tanto dentro como fuera del establecimiento. También se muestran satisfecho de la vuelta del mercadillo los vendedores del Mercat Central. «Este era su sitio. Han vuelto a casa», asegura Montse Bertran, presidenta de la Associació de Paradistes del Mercat Central.

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