Los CDR le quitan a la ANC el pulso de la protesta

Cambio de tono. La movilización masiva y festiva de ANC y Òmnium ha dado paso a la acción directa de los Comitès de Defensa de la República, más minoritarios pero también más efectivos 

28 marzo 2018 08:02 | Actualizado a 29 marzo 2018 07:56
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«Como ANC respetamos las actuaciones de los CDR, no interferimos. Tenemos nuestra hoja de ruta y nos complementamos. Cada uno defiende el Procés como quiere», indica Carles Xavier Gómez, coordinador local de la ANC en Tarragona. «Ni lo critico ni hablo a favor. Somos patriotas que defendemos la República. Como ANC tenemos un perfil de gente diferente y una manera de hacer distinta», cuenta Gómez. 

La Assemblea, que junto con Òmnium ha vehiculado durante más de ocho años el fulgor soberanista en la calle, ha visto cómo los Comitès de Defensa de la República (CDR) han tomado protagonismo y lo han hecho con formas muy singulares: de la movilización masiva en la calle, con un tono festivo, se ha pasado a la acción directa, con el corte de carreteras a cargo de encapuchados. También ha cambiado el lenguaje, los lemas: de ‘la revolució dels somriures’ a la ‘Primavera Catalana’, apelando a conceptos como jornada de lucha o camino hacia la huelga general. Hablan de reapropiarse de las calles y parar el país para procurar una construcción efectiva de la República. Otra de las consignas utilizadas: ‘Som i serem el vostre infern’. 

«La calle nos da libertad. La libertad la construimos nosotros». Esta es la filosofía de los Comités de Defensa de la República, asambleas ciudadanas de ámbito local –en Tarragona o Reus se llegan a dividir por barrios–, que han cogido el relevo de las poderosísimas ANC y Òmnium en las movilizaciones callejeras del independentismo, al menos puntualmente, aprovechando la ola de indignación por las últimas resoluciones judiciales y los encarcelamientos. Precisamente en uno de sus manifiestos, los comités aluden al hartazgo y hablan de «la dignidad de tanta lucha y anhelo de justicia acumulada». También hablan de «un punto de no retorno», después de la detención del expresidente Carles Puigdemont. 

Movilización contundente
Vinculados a la CUP, los CDR plantean protestas de perfil revolucionario, muy distintas a las que ha organizado la ANC
, que estaban marcadas por el ambiente lúdico-familiar y el objetivo de reunir al máximo número de personas posible. Los CDR no buscan como prioridad movilizaciones numerosas, sino contundentes, que tengan efecto. Se organizan a través de Twitter, WhatsApp o Telegram. Ya hay una coordinación de CDR de toda Catalunya. 

En la provincia adjuntan ya diversas acciones en unas pocas jornadas: el corte de la A-7 y de la circulación en los peajes de la AP-7, o los de ayer durante buena parte del día en la N-340. A veces son actos simbólicos. Ante la Audiencia de Tarragona, el martes colgaron imágenes del juez Llarena bajo el mensaje ‘Se busca’. 

Surgieron para el referéndum del 1 de octubre. Entonces eran comités de defensa del referéndum. Iban a gestionar los encierros de ciudadanos en los colegios. Jugaron un papel fundamental para mantener abiertos los centros de votación y evitar que la policía pudiera entrar para requisar las urnas. 

Demostraron que con menos infraestructura que la ANC podían ser mucho más efectivos. Así, en la huelga del pasado 8 de noviembre, dejaron patente que con varios centenares de personas es posible paralizar la circulación del AVE entre Barcelona y la frontera francesa, ocupando las estaciones de Girona y la de Sants.

Tanto desde la ANC como desde Òmnium Cultural huyen de toda polémica que deje entrever una división el independentismo. «Nuestro movimiento ha sido desde 2010 pacífico, democrático y transversal. Así ha sido y seguirá siendo», se limita a decir Rosa Maria Codines, presidenta de Òmnium Cultural en el Tarragonès. 

Lo cierto es que la tirantez y el recelo con las acciones directas de los CDR existen. De la misma manera, simpatizantes de los comités recriminaron en las redes sociales que ANC y Òmnium no fueran más contundentes a la hora de condenar las cargas policiales del pasado fin de semana. 

Quizás la escisión, más o menos contundente, tuvo su punto de inflexión en la manifestación del domingo en la Plaça Imperial Tarraco. Codines cogió el micro y dijo: «Som gent de pau». La pitada fue monumental. «Ja n’hi ha prou», decían y repetían una y otra vez los asistentes al acto. «Pasemos a la acción», continuaban. Parte de esos manifestantes fueron a cortar la autopista. 

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