Los Juegos encienden el debate en el pleno de Tarragona

20 días después. Equipo de gobierno y oposición valoran la celebración del evento deportivo sin conocer todavía ningún dato objetivo

21 julio 2018 12:23 | Actualizado a 21 julio 2018 12:25
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Ya han pasado 21 días desde que el Nou Estadi dio por acabados los Juegos Mediterráneos. Pero ayer, el acontecimiento deportivo del año estuvo más vivo que nunca. Los Juegos marcaron el debate en un caluroso pleno del Ayuntamiento de Tarragona. Cualquier excusa era buena para mostrar el posicionamiento de cada partido. Unos se felicitaban por el éxito; los otros definían los Juegos como un desastre. Pero nadie en ese salón de plenos contaba con la verdad absoluta, ya que, por el momento, no se conocen los datos que permitirían hablar con propiedad. 

Pero eso daba igual. Lo importante ayer era opinar. Todo empezó cuando el pleno aprobaba pagar las horas extras que los agentes de la Guàrdia Urbana habían hecho durante los diez días que duraron los Juegos. Todos los grupos municipales estaban de acuerdo con que el trabajo debe estar siempre remunerado. Hasta ahí todo correcto. Pero algunos partidos recriminaron a Ballesteros no haber previsto con antelación este gasto, que asciende a unos 130.000 euros. «No hay nada peor que hablar desde el desconocimiento sentando cátedra», aseguraba el alcalde de la ciudad, quien respondió a las formaciones antijuegos que la falta de previsión se debió a que el conseller de Interior no fue nombrado hasta pocos días antes de los Juegos. El dispositivo de seguridad no se cerró hasta el último momento. 

El PSC propuso al pleno hacer un reconocimiento al trabajo de los voluntarios, a los cuerpos de seguridad y al personal sanitario, durante la celebración de los Juegos. La idea es poner el nombre de Avinguda del Voluntariat 2018 a la avenida principal del Anillo Mediterráneo de Campclar, en la que aparezcan los nombres de todos los voluntarios. Los grupos de la oposición acusaron al equipo de gobierno de utilizar a los voluntarios como «escudos» para hacer frente a las críticas relacionadas con los Juegos. Aun así, la iniciativa gustó a la mayoría del plenario, menos a la CUP, que votó no, y a PDeCAT e ICV-EUiA, que se abstuvieron.

Sorprendentemente, ERC, que se ha mostrado siempre muy crítica con los Juegos, votó a favor de la moción. «Cuando la prensa preguntaba por el triste espectáculo de la ceremonia de inauguración, ustedes –refiriéndose al equipo de gobierno– se excusaban detrás del gran trabajo de los voluntarios», opinaba ayer el portavoz de ERC, Pau Ricomà, quien recriminó a la organización no poner ni siquiera el nombre en el diploma que certifica su tarea. Javier Villamayor, concejal responsable de los Juegos, desmintió rotundamente este extremo.

Por su parte, el portavoz de Ciutadans, Rubén Viñuales, opinó que «lo interesante es saber cuánto ha costado la fiesta, cómo se ha pagado y, sobre todo, qué pasará con lo que ha quedado». El líder naranja alertó al alcalde: «Deseo que el legado de los Juegos no sea un regalo envenenado». 

La formación anticapitalista aseguró que Ballesteros «instrumentaliza los voluntarios» y el PDeCAT definía la estrategia como «maquiavélica». Por su parte, la portavoz de ICV-EUiA, Arga Sentís, pidió que se retirara la moción, ya que «primero sería interesante que hubiera una evaluación de los Juegos. De manera tranquila, y sin reproches». Para ello, Sentís aseguraba que era necesario tener los datos encima de la mesa. «Son polémicas que no llevan a ningún lugar», aseguraba la líder ecologista. 

La cosa no quedó aquí y un par de horas más tarde, los Juegos volvieron a centrar el debate, protagonizando así los momentos más tensos del último pleno del verano. La CUP presentó una moción que llevaba como título Assumir el desastre de los Juegos Mediterráneos e intentar construir el futuro de la Tarragona de todos. La propuesta no prometía, al menos teniendo en cuenta el titular. Algunas de las frases que pronunció el concejal de la CUP, Jordi Martí, eran «tenemos que pedir disculpas a la ciudadanía y salir del pozo donde estamos ahora» o «la opacidad solamente genera rumores y sospechas de malversación de dinero público». 

Villamayor, visiblemente afectado por las críticas, no tardó en contestar. «Hemos sido totalmente transparentes en las cuentas, y no se ha gastado ni un solo euro público sin seguir criterios contractuales», aseguraba Villamayor, quien preguntaba a la formación anticapitalista «¿con cuántos voluntarios habéis hablado?». El concejal habló más claro que nunca y aseguró que «asumo en primera persona los errores, pero nos hemos dejado la piel». 

Mònica Alabart, concejal de ERC, se mostró muy contundente y aseguró que «hemos pasado vergüenza al ver nuestra ciudad ridiculizada y criticada. Pero aún es más vergonzoso oír al alcalde Ballesteros diciendo que los Juegos han sido un éxito». El titular del  edificio de la Plaça de la Font  contestó las críticas enseñando la lista de empresas del territorio que han participado en el acontecimiento deportivo. «El 90%», aseguraba Ballesteros, quien mostró un montón de recortes de prensa desde el 22 de junio hasta el 1 de julio. «El 80% de los artículos son positivos», explicaba el edil socialista, quien repitió las frases que declararon los alcaldes de los municipios sedes el día siguiente de los Juegos al Diari.

Piden explicaciones

La mayoría de partidos de la oposición pide al alcalde Ballesteros celebrar un pleno monográfico sobre los Juegos Mediterráneos en septiembre. El equipo de gobierno no dice ni sí ni no, pero asegura que cuando se tengan los datos se harán públicos y se colgarán en Internet. Villamayor pidió ayer públicamente tiempo para revisar los contratos y las facturas. «Déjennos trabajar para cerrar bien el proyecto», solicitaba.

Por su parte, el portavoz de Ciutadans, Rubén Viñuales, dejó claro que no ve necesario un pleno monográfico, «pero tengo ganas de fiscalizar lo que se ha hecho. Si hay alguna cosa rara, seremos los primeros en denunciarlo». Veinte días después de acabar los Juegos, el equipo de gobierno no puede dar aún ningún dato referente a las cuentas. El acontecimiento deportivo acabó, pero nos quedan Juegos para rato.

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