Los agentes rurales recogen en el Tarragonès 40 aves rapaces

La mayoría de los ejemplares suelen ser hallados heridos, bien por haber recibido perdigones o por el impacto contra vehículos. Muchos se recuperan y vuelven al medio ambiente

07 enero 2018 16:16 | Actualizado a 11 enero 2018 10:02
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Un búho real es una de las últimas aves  rapaces recogidas por los agentes rurales del Tarragonès durante el pasado año. Por suerte, este ejemplar estaba sólo herido y se está recuperando en un centro de recuperación que tiene la Generalitat. Pero otras muchas aves rapaces no han tenido la misma ‘suerte’: han recibido el impacto de perdigones, han resultado electrocutadas por líneas eléctricas o han sido atropelladas por vehículos. Sólo durante el año pasado, en la comarca del Tarragonès, los agentes rurales recogieron 40 ejemplares, de los cuales 10 estaban muertos. Son una mínima parte porque mucha gente, si los ve muertos, ya no da el aviso. Sin embargo, es importante recoger dichos ejemplares para determinar la causa de la muerte.

Una de las tareas que tienen encomendada el Cos d’Agents Rurals (CAR) de la Generalitat es la recogida de fauna. Tras recibirse el aviso a través del teléfono de emergencias 112, se contacta con el alertante y se filtra la información. En el caso del Tarragonès, el 2016 fue la cuarta comarca de Catalunya con mayor número de incidentes recibidos (sólo superada por el Barcelonés y los dos Vallès). Por ello, el efecto triaje es muy importante. 

Tanto en 2016 como en 2017, un gran número de estas llamadas recibidas fue para la recogida de fauna, «todo tipo de animales», recalca Pau Melià, jefe del Àrea Bàsica del Tarragonès. Hay desde especies denominadas silvestres –golondrinas, serpientes, vencejos comunes, etc– hasta las exóticas –tortugas invasoras, mapaches, etc-, tanto protegidas como no. Melià asegura que se prioriza la recogida de especies con una mayor protección.

Una de las tareas de los agentes rurales es que estas especies que están protegidas y que han resultado heridas sean trasladadas a los centros de recuperación de fauna. Son animales –principalmente aves– que han sido víctimas de accidentes de tráfico y que son hallados al lado de las carreteras.

En 2017 se recogieron seis rapaces electrocutadas en Vespella y Roda de Berà

En los últimos meses, por ejemplo, se han recogido tres búhos reales con traumatismos, que se encontraban en la zona de Sant Salvador-Els Pallaresos. Se determinó que las heridas habían sido provocadas al golpearse con vehículos. Uno de estos casos se produjo el pasado 12 de noviembre en la carretera TP-2031, en Els Pallaresos. Sobre las seis de la tarde los agentes rurales recuperaron un búho real con un traumatismo en el ala y no podía volar, supuestamente por el impacto con un vehículo.

El ejemplar fue trasladado a un centro de recuperación de fauna salvaje y se recupera de sus heridas. Se ha pedido su retorno a la zona para poderlo liberar con alumnos de Primaria de la escuela de Els Pallaresos dentro del programa EduCAR. 

Pero, por desgracia, también se encuentran a veces rapaces que han sufrido disparos de cazadores. Los agentes rurales llevan en los vehículos detectores de metales que, al recoger un ejemplar, ya determinan que lleva perdigones en el cuerpo. Durante el 2017 se recogieron al menos dos rapaces con este tipo de heridas: un gavilán común y un cernícalo vulgar. Normalmente son payeses los que dan la voz de alarma en este tipo de hallazgos.

Cuando el riesgo de incendio es extremo no se retiran ejemplares muertos o heridos

Muchas las muertes de aves rapaces y otras especies protegidas son producidas por electrocuciones en las líneas eléctricas. El año pasado se dieron tres casos de águila culebrera en la zona de Vespella de Gaià, así como otros tres ratoneros común en Roda de Berà y una cigüeña en Constantí.

Línea eléctrica

Uno de los últimos casos se produjo el pasado 5 de diciembre. Sobre las 12.30 horas los agentes rurales recibieron la llamada de un vecino de Roda de Berà que, paseando a su perro, se encontró con águilas muertas. «Inspeccionamos el tramo de la línea eléctrica y en un soporte de hormigón encontramos un águila ratonera. Seguimos la línea y al cabo de unos cien metros, en otro soporte hallamos dos más, una en avanzado estado de descomposición».

Cuando se recoge un ejemplar electrocutado, después de realizarle la correspondiete necropsia y de encontrar el soporte de la línea eléctrica donde han ocurrido los hechos, los agentes rurales contactan con el titular de dicha línea para que realice las medidas correctoras necesarias para evitar nuevos hechos, tanto en este soporte como en el tramo detectado.

Colaboración ciudadana

El responsable de los agentes rurales del Tarragonès reconoce que la ciudadanía cada vez está más concienciada «y  colabora más». Por eso el número de llamadas se está incrementando, «hay días en verano que no damos abasto», asegura Melià. Añade que en época de máximo riesgo de incendio no siempre pueden atender todas las llamadas. Por ejemplo, si el Pla Alfa (de riesgo) está en nivel 3 (el máximo) como norma general no se realiza ninguna recogida, sólo en casos muy excepcionales se podrá hacer si puede ir alguna patrulla de alguna zona que no esté en nivel 3.

Si está en vigor el Pla Alta 2 (alto) sólo se recogen las especies con prioridad absoluta: quebrantahuesos, águila real, águila perdicera, alimoche común, cernícalo primilla, morito común, hurón, marta, nutria y lobos, entre otros. También los ejemplares correspondientes a las casuísticas de electrocuciones-colisiones, (cadáveres), envenenamientos y furtivismo de especies protegidas.

«Muchas de las llamadas son sobre las rapaces, porque la gente sabe que las iremos a recoger». A modo de ejemplo, se recogen muchos cernícalos vulgar en la zona petroquímica, tanto la norte como la sur.

Gran variedad

Pau Melià, con una amplia trayectoria profesional en el Tarragonès, asegura que se trata de una comarca con una amplia variedad de especies de aves rapaces, tanto de grande como de pequeño tamano. Añade que no hay ninguna zona especialmente problemática en cuando a ejemplares heridos o muertos. Si que destaca que, en el caso de los cernícalos vulgar, se recogen muchos en el casco urbano de Tarragona, en sus barrios y también en la industria petroquímica.

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