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«El precio del transporte público es una barrera económica más para acceder a la universidad». Es una de las conclusiones de un estudio en el que han participado 500 alumnos de la URV.
El estudio, realizado por la Comisión de Movilidad URV-ATM, creada a propuesta del Consell d’Estudiants destaca, de entrada, que los alumnos de la universidad pública de Tarragona tienen que hacer frente a importantes desplazamientos para llegar a las sedes de una universidad que está dispersa por el territorio.
El precio del transporte destaca como una de las principales preocupaciones de los alumnos encuestados, no sólo por el gasto, sino porque se debe afrontar desde el inicio del curso, cuando no han recibido ninguna ayuda de transporte y no se sabe si la recibirán. De hecho el 60% no tiene ningún tipo de beca.
El informe calcula que el gasto en transporte público de la ATM (Autoritat del Transport Metropolità) equivale a un 17% de lo que se paga por la matrícula que, además, recuerdan, son las más caras del estado. La inmensa mayoría de los alumnos, (el 96,2%), consideran que las tarifas son excesivas.
Recuerdan que la universidad firmó un convenio de colaboración con la ATM que se materializó en una tarjeta con la que los estudiantes obtienen un 10% de descuento. El descuento, señalan es asumido íntegramente por la universidad, algo que agradecen pero consideran que es del todo insuficiente.
Según los datos, el gasto anual de los alumnos varía entre los 351 y los 907,80 euros al año según las zonas que se deban cubrir en el desplazamiento.
Se da además la circunstancia de que un 51% de los alumnos no conocía de la existencia de la tarjeta. A esto hay que sumar el hecho de que la recarga sólo se puede hacer en la estación de autobuses del Camp de Tarragona, con la consecuente dificultad para los alumnos que estudian en otros campus.
Los estudiantes creen que otras instituciones públicas deberían colaborar para que el descuento sea mayor porque consideran la tarifa excesiva. El 91% de los universitarios dijo que usaría más el transporte si fuera más económico.
Hasta 1 hora para llegar a clase
Además del precio, la falta de frecuencias es otra de las grandes críticas. Casi la mitad de los alumnos (249) tarda entre 30 minutos y una hora para llegar a clases o volver a casa; en segundo lugar están los que tardan menos de 30 minutos (144) y en tercero los que tardan más de una hora (107).
Así, en lo que respecta a la ATM, el 61% valora negativamente el servicio, que considera de regular a pésimo. Apuntan que hay muchos aspectos a mejorar, además de las tarifas, como las frecuencias, la falta de paradas cerca de los campus, la impuntualidad en el servicio u horarios que no coinciden con los de las clases.
Destacan, además, en concreto, la mala frecuencia horaria de los autobuses de la EMT del Ayuntamiento de Tarragona con el Campus Catalunya y Sescelades. La mala conexión afecta también a la comunicación entre la Estación de Reus con el Campus Bellisens.
Los problemas de conexión se evidencian también en las estaciones de tren con los diferentes campus. Esta sería una de las razones por las que sólo 54 de los 500 encuestados utilizaban el tren para sus trayectos.
Problema medioambiental
El informe destaca que, desde el punto de vista medioambiental, una rebaja considerable en las tarifas de la ATM conseguiría mejorar el objetivo marcado por el Pla de medi ambient de la URV que pretende reducir las emisiones de CO2 en un 20% para el año 2020 respecto al año 2016.
En definitiva, resume el informe «creemos necesaria la implicación de todos los organismos públicos para resolver esta problemática. El transporte púbico debe crear puentes, no impedimentos para los estudiantes».
