Los bancos de la Rambla Nova cotizan al alza

Crónica. Efectos de la pandemia. El Ayuntamiento ha puesto pegatinas para reservar espacio a los mayores. Ahora que se usan más, vuelven las quejas sobre la limpieza

30 octubre 2020 19:00 | Actualizado a 31 octubre 2020 07:20
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Que los bancos De la Rambla Nova, especialmente los de la coca central, siempre han tenido muchos amigos, no es noticia, pero el cierre de las terrazas y las necesidades de reunirse al aire libre han hecho que coticen al alza como nunca. Y, sino, que se lo digan a Hilaria, Salud y Claudia; abuela, madre e hija, que han quedado para verse y tomar el café que un día normal se habrían tomado en una terraza. Para mantener la distancia están sentadas en triángulo, una en cada extremo del banco, y la tercera en un taburete plegable que han comprado expresamente para estos encuentros.

Era una de las escenas que podían verse ayer a mediodía en la Rambla, donde el nivel de ocupación de los bancos era más que llamativo. Si lo cierto es que los mayores ganaban por mayoría, las escenas eran diversas: había obreros comiéndose el bocata, una señora dando cuenta de un túper antes de entrar a trabajar, un señor leyendo un libro, una pareja haciéndose confidencias, una madre amamantando a su bebé... Por haber había gente hasta en los cubos que han sustituido a los bolardos y que antes parecían de adorno.

Justamente con la idea de preservar un espacio para los mayores, el Ayuntamiento de Tarragona, por iniciativa del alcalde, comenzó el miércoles a colocar pegatinas en bancos alternos (uno sí y uno no) en las que se reserva el asiento a los mayores de 65 años.

El concejal de urbanismo, Xavier Puig, explica que no solo se están colocando adhesivos en la Rambla (los bancos que faltan se completarán en breve) sino también en Camp Clar, Bonavista, Sant Pere i Sant Pau y Sant Salvador.

Puig explica que el objetivo de las pegatinas es doble: por una parte «hacer un recordatorio de civismo» y crear consciencia de que los bancos son de «uso preferente de las personas mayores» y, por otra parte, evitar que se sienten sin guardar las distancia personas jóvenes y mayores.

Preguntadas sobre la medida, cuatro señoras: Pilar, Amparo, Rosa y Maria, que están sentadas en un banco al sol con las chaquetas perfectamente dobladas en el respaldo,se muestran satisfechas e insisten en el servicio que dan estos asientos a las personas de más edad, especialmente ahora. «Antes podíamos quedar en una terraza, pero ahora no tenemos ni eso. Para las que vivimos solas salir a la calle y encontrarnos con las amigas es muy importante. En casa nos morimos», sentencia Amparo y las demás asienten.

Un periódico para sentarse

Pero es imposible hablar con los usuarios más mayores sin que surja la queja perenne: «algunos bancos están inutilizados de lo sucios que están», resume Joan, quien se pone de los nervios cuando le sacan el tema. «Deberían ponerle un poquito de cariño, que para algo es el paseo más emblemático de Tarragona», se lamenta. En un recorrido encontramos incluso a un señor que dice que siempre lleva un periódico para leer y otro para sentarse.

Mientras, Tere y Jose Maria, que cuentan que una de sus rutinas es sentarse a ver la gente pasar después de dar un paseo con su perro, creen que ahora que los bancos tienen más uso debería hacerse una limpieza más esmerada.

Consultados sobre el mantenimiento, desde el ayuntamiento explican que cada tres o cuatro días se limpian con pistola de agua, pero reconocen que en los últimos días están más suciospor la llegada de los estorninos que se ponen en las copas de los árboles.

También aseguran que todos los bancos se pintan una vez al año y justo la semana que viene comenzarán a repintarse los 230 que hay en la Rambla, desde Roger de Llúria hasta la Torre dels Vents.

De momento, explica Puig, está pendiente una reforma global del paseo en el tramo desde la Font del Centenari hasta el Balcó. Se trata de un trabajo ambicioso, señala « que no se hará de hoy para mañana», pero en el mismo se incluirá el mobiliario urbano. En este sentido promete que se tendrá en cuenta la opinión de los mayores y señala que algunos ya le han pedido que no se retiren los bancos de piedra porque, al ser más altos, cuesta menos levantarse.

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