Los barrios de Ponent, en lucha por recuperarla actividad en los CAP

Los vecinos denuncian que los pacientes solo son atendidos si cuentan con cita concertada y se quejan de que el Govern ha aprovechado la Covid-19 «para desvalijar los ambulatorios»

15 julio 2020 18:30 | Actualizado a 16 julio 2020 07:33
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Los vecinos de los barrios de Ponent unen esfuerzos para reivindicar recuperar los servicios que había antes de la Covid-19 en los centros de atención primaria de La Granja-Torreforta y de Bonavista. Según explican, las medidas que se están llevando a cabo en los CAP implican que, sobre todo las personas mayores, no sean atendidas adecuadamente. La queja más recurrente es la falta de personal. Manuel Martín Bravo, vecino de Ponent, lo explica bien claro: «Si yo me encuentro mal, no puedo ir al CAP a que me valore un médico. Tengo que llamar a un número de teléfono, que casi nunca contesta nadie, y esperar a que me den hora. Es inhumano». Desde hace unas semanas, los vecinos se concentran en las puertas de los dos ambulatorios de la zona: La Granja-Torreforta y Bonavista. Ayer, la presidenta de Catalunya En Comú-Podem, Jéssica Albiach, se reunió con el colectivo para escuchar sus reivindicaciones.

La situación en los CAP ya lleva años siendo preocupante. Falta de personal, servicio de urgencias delimitado y largas listas de espera para ir al especialista. «Pero la pandemia ha acabado de hundir el sistema. El gobierno de la Generalitat ha aprovechado la crisis sanitaria para desvalijar los centros de atención primaria», opina Martín, quien añade que «prueba de ello es que antes había tres ginecólogos y ahora no queda ni uno».

El CAP La Granja-Torreforta, que está pendiente de una ampliación, atiende a una población de 25.000 personas. «Cabe recordar que actualmente se está urbanizando un nuevo barrio cerca del Anillo Mediterráneo. Allí vivirán unas 5.000 personas, que también necesitarán atención en este CAP. No me lo puedo imaginar. ¿Si no dan abasto ahora, qué pasará entonces?», se pregunta Martín. Por otro lado, el ambulatorio de Bonavista atiende cerca de 10.000 personas.

Con la llegada de la pandemia, el Departament de Salut elaboró un plan para evitar al máximo posible la visitas presenciales a los centros de atención primaria. El objetivo era minimizar el riesgo de contagio y procurar por la seguridad, tanto de los profesionales como de los pacientes. Es por esto que se apuesta por las visitas telemáticas, a través de videoconferencia o llamada telefónica.

«Me parece muy bien. Pero en estos barrios vivimos personas mayores y mayormente familias humildes, que no tienen ordenador ni acceso a wifi. ¿Cómo lo hacen para pedir hora?», se pregunta Emilia Carrasco, vocal de temas de salud de la asociación de vecinos de Bonavista. Y es que el procedimiento, en caso de necesitar visita al médico, es: «Llamas a un teléfono que te dan para concertar cita. El problema es que, la mayoría de veces, no te coge el teléfono nadie. Una de nuestras vecinas lleva dos días llamando», explica Carrasco. «La gente mayor está desesperada con este sistema, no se acostumbra», dice Martín.

El colectivo lleva semanas manifestándose enfrente los CAP

Además, está prácticamente prohibido entrar al interior de las instalaciones de los CAP. El resultado es largas colas afuera. «Es todo incoherente. Podemos ir a un bar o a un teatro, pero para ir al médico nos tenemos que esperar a fuera», opina Martín.

Según explican los vecinos, los servicios en los CAP de Ponent se han reducido notablemente. «Antes, se llevaban a cabo de media unas 110 analíticas por día. Ahora, apenas se llega a las 40», explica Martín, quien añade que «esto significa que el resto se va acumulando en una larga lista de espera». Una de las reivindicaciones pasa por pedir más especialistas: «No hay otorrino, ni oculista, ni ginecólogo. Esto es una vergüenza», dice Martín.

«Entendemos que la situación no puede ser de absoluta normalidad, pero por lo menos pedimos que haya un servicio de Urgencias», explica Carrasco, quien añade que «lo que no queremos es que alguien de Ponent se dé un golpe y se vea obligado a desplazarse en autobús hasta las Urgencias de Joan XXIII. Hay otros que optan por llamar directamente al 112. Después se quejan si colapsamos el sistema».

Las principales peticiones del colectivo son que siempre haya algún médico o enfermera en el CAP para valorar al paciente de manera presencial y no telefónica, que el médico de cabecera dé cita en un plazo máximo de 48 horas y el especialista en quince días. «Cuando vamos al médico es porque lo necesitamos. No nos sirve de nada que nos den cita para al cabo de dos meses. Deberían entenderlo y buscar remedios», apunta Martín.

Para mostrar su disconformidad con la situación actual en los CAP, los vecinos de Ponent llevan semanas manifestándose en las puertas de los dos centros de atención primaria de la zona. Aseguran que seguirán haciéndolo hasta que el Departament dé una solución definitiva al problema.

Por el momento, en estas concentraciones no se han sumado los profesionales sanitarios de los ambulatorios. «Sabemos que están de nuestro lado, pero la situación laboral después de la Covid-19 es tensa con el Departament», explica Martín, quien asegura que «sabemos que todo esto no es culpa de los trabajadores. La responsabilidad es del gobierno de la Generalitat».

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