Los cazadores tarraconenses alertan de la falta de seguridad por el aumento de gente en el campo

Los campesinos piden más batidos de jabalíes y conejos para disminuir los daños a los cultivos

07 febrero 2021 11:10 | Actualizado a 07 febrero 2021 20:30
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Los cazadores del Camp de Tarragona alertan de conflictos de seguridad en el campo por el incremento de personas que salen a pasear o a hacer rutas en bicicleta y con quads a raíz de las restricciones de movilidad impuestas por la covid-19.

El presidente de la Federación Catalana de Caza de Tarragona, Joaquim Vidal, lamenta que cada vez hay más senderos abiertos por la gente y que esto les complica las batidas los fines de semana. Cada año se cazan 4.500 ejemplares de jabalíes en las comarcas tarraconenses y unos 65.000 en toda Catalunya. Pese a todo, la Unión de Campesinos reclama más vareos para parar la proliferación de jabalíes y conejos, que provoquen graves daños a los cultivos.

Este sábado, un grupo de 40 cazadores ha organizado una batida para cazar jabalíes en el término municipal de Vallmoll (Alt Camp). Desde primera hora de la mañana, se han organizado para repartirse alrededor del barranco del municipio y han dejado a los perros en dos líneas para que peinen esta zona. Los cazadores han abatido ocho ejemplares, cuatro hembras y cuatro machos, y la cacería se ha hecho sin ningún incidente.

A pesar de esto, los cazadores denuncian que la afluencia de personas a las montañas, bosques y fincas privadas, ha crecido muchísimo los últimos meses a causa de las restricciones derivadas de la pandemia. Esto, según ellos, provoca situaciones conflictivas, puesto que, aseguran, que algunas de estas personas no respetan los avisos ni la señalización que indica que se encuentran en una zona de batida.

"La situación más conflictiva es cuando la gente no nos hace caso; nadie quiere que haya accidentes, seamos respetuosos los unos con los otros", pide Vidal. El presidente de la federación territorial lamenta que la gente abandone los caminos públicos o de uso particular y haga senderos por todas partes. "Nosotros estamos a más de 25-30 metros de los caminos y en dirección al bosque, pedimos a la ciudadanía que nos respeten", insiste.

Comparte preocupación, José Pérez, capataz de la Colla el Senglar el Tarragonès, quien se queja de que la ciudadanía no respeta la propiedad privada. "Es un peligro muy grande, no estamos tranquilos, si les dices que estás haciendo una batida y que ellos no pueden entrar, porque nosotros tenemos los permisos, nos dicen que la montaña es de todos; la montaña no es de todos sino que tiene una propiedad", defiende el cazador.

El pasado sábado, un cazador mató accidentalmente a un hombre que recogía piñas en Santa Maria de Martorelles (Vallès Oriental) durante una batida de jabalíes. El mismo sábado, también resultó herido un ciclista por un disparo en la pierna de un cazador, cuando este circulaba de Massanes (Selva) a Riu Clar. "Desgraciadamente el fin de semana pasado tuvimos dos accidentes, uno con un muerto por desgracia; nosotros extremamos todas las medidas de seguridad, de hecho la caza es muy segura", remarca Vidal.

Pese a todo, los cazadores defienden que hacen una tarea muy importante porque regulan las superpoblaciones de la fauna cinegética. "Reivindicamos un respeto que hasta ahora no tenemos los cazadores, porque la mayoría somos cazadores y protectores de la naturaleza; con nuestra tarea protegemos a todas las especies tanto las de aprovechamiento cinegético como las que no lo son", opina el presidente de la Sociedad de Caçadors del Terreblanch, Roger Broceño.

Más jabalíes en la zona de la costa tarraconense

En Catalunya se calcula que hay una población de unos 120.000 jabalíes que se ha visto incrementada durante los meses de confinamiento. Desde la primavera pasada la presión cinegética también se ha notado en las poblaciones de conejos, corzos y la cabra del Port, según constatan los cazadores y campesinos tarraconenses.

Donde la situación es más evidente es en la costa. "Hay jabalíes en Cambrils, Salou, Cala Romana, Vilafortuny y hay un disparate en Reus porque hay muchos torrentes. El problema es cuando se mueven por las carreteras y provocan accidentes de tráfico", señala Vidal. A pesar de que el periodo de caza del jabalí se extiende de septiembre a marzo, la actividad está permitida casi durando todo el año.

De hecho, las limitaciones de movilidad y los meses de confinamiento han hecho reducir las capturas, puesto que muchos cazadores de la federación tarraconense son de fuera. "Hemos notado un incremento bestial de jabalíes del año pasado a este", asegura Francisco Arturo Lorenzo, perrero de la Colla el Senglar el Tarragonès.

Según los datos de la federación, en el territorio hay unos 5.600 cazadores, de los cuales 4.300 tienen licencia federativa en la zona. A final de año el Procicat consideró la caza como una actividad esencial ante el grito de auxilio del sector agrario.

Los campesinos reclaman más batidas

Unió de Pagesos lamenta que el confinamiento municipal ha afectado muchísimo a las batidas e indica que cada vez hay más ejemplares de corzos, conejos y cabras montesas del Port. Los cultivos del Priorat son de los que están más afectados por los daños ocasionados por la fauna. "Si ya no las podíamos regular en situaciones normales, ahora solo nos faltaba la covid", alerta el coordinador territorial del sindicato en el Camp de Tarragona, Pere Guinovart.

Los campesinos hace años que piden más batidas para frenar la superpoblación de estas especies. Por otro lado, quieren que el Govern regularice un seguro por los daños que ocasionen. Guinovart detalla que, por ejemplo, las plagas de conejos pueden dañar un 50% de los campos de viñas y olivos. "El daño de fauna es muy importante y, si no se pone freno, todo el mundo tendrá que poner vallas a las fincas", avisa el portavoz de los campesinos.

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