Los clásicos se renuevan

Uno de mis lectores me preguntó una vez que por qué no hablaba de los grandes clásicos de la literatura, que a él le parecía muy interesante. Mi respuesta fue sencilla: porque pensaba que, para fomentar la lectura, era más atrayente tratar sobre novedades editoriales que no libros que (imagino) ha leído la gran mayoría (ya fuese por gusto o por obligación). 

Pero bien es cierto que es una pena (a la par que injusto) dejar olvidados en las estanterías de bibliotecas y librerías grandes obras de la escritura universal. Y más cuando son maravillas que uno no puede dejar escapar. Las editoriales no lo dudan y por ello muchos de estos clásicos están pasando su particular renovación para volver a salir al mercado, con el mismo contenido, pero con una presentación física mucho más atractiva.

¿Y qué mejor momento que el verano para disfrutar con estas obras modernizadas que forman parte de nuestra historia?

Como muestra, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, que en el cincuenta aniversario de esta novela ya legendaria sobre la fabulosa aventura de la familia Buendía-Iguarán, vuelve con una edición de la mano de Random House, llena de ilustraciones inéditas de la artista chilena Luisa Rivera y con una tipografía creada por el hijo del autor, Gonzalo García Barcha.

O Rayuela, de Julio Cortázar, a la que la RAE y la ASALE han querido rendirle homenaje este presente 2019 con una reedición especial. El libro narra la historia de Horacio Oliveira, un argentino de unos 40 años aproximadamente, que sabe de muchas cosas y que fue a París a estudiar pero que acaba trabajando ayudando a ordenar la correspondencia. La otra cara, es la versión argentina... y no desvelo más.

Anna Karenina también pasa por quirófano, aunque deja intacta su fina crítica social, sobre todo contra la aristocracia rusa de la época. La que es considerada como una de las obras clave de Lev Tolstoi, nos ayuda a reflexionar sobre la invisibilización de la mujer y la hipocresía de esa élite.

La historia de amor entre los prejuicios de Elizabeth Bennet y el orgullo de Fitzwilliam Darcy le han valido de varias reediciones desde que Jane Austen publicase su Orgullo y prejuicio original en 1813. Una obra que jamás pasa de moda y que atrae a multitud de lectores de diversos perfiles. 

Como bien apuntaba ese lector, los clásicos nunca fallan.