Los clubs quieren que se instaure la Setmana Blava en las escuelas

Tanto el Club Nàutic como el Club Vela Platja Llarga coinciden en que, más allá de la actividad física, los estudiantes adquirirían un conocimiento del litoral muy amplio

28 junio 2019 09:46 | Actualizado a 02 julio 2019 19:01
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Campus de fútbol, de baloncesto y de vela. Durante los meses del verano el deporte es el aliado de muchas familias, que apuestan para que sus hijos eviten el sedentarismo. A partir de septiembre algunos de estos niños seguirán con la pelota. Sin embargo, muy pocos de estos volverán al mar. Una situación que quieren cambiar definitivamente los clubs marítimos de la ciudad, que defienden que se instaure una Setmana Blava para que los estudiantes conozcan el litoral en el sentido más amplio de la palabra. 

«Los niños de Tarragona hacen la Setmana Blanca cuando aquí no tenemos nieve, en cambio las escuelas de la ciudad no tienen una Setmana Blava», expone la presidenta del Club Nàutic, Andrea Mazzanti. Accedió al cargo el pasado mes de febrero. Afirma que el mar es la gran asignatura pendiente de la ciudad y está dispuesta a poner su grano de arena para cambiarlo. Mazzanti ya avanza que a partir del próximo mes de septiembre empezará a reunirse con los directivos de las escuelas públicas para ver cómo puede materializarse el proyecto.

«La educación de ahora tiene que ser experimental, ¿por qué vamos a ver el Mediterráneo a través de una pantalla cuando lo tenemos aquí?», afirma. El proyecto deberá irse cerrando a lo largo de los próximos meses. Pese a ello, la presidenta del Nàutic no quiere quedarse en una semana, sino que su idea es que puedan sentarse las bases para poder llegar más allá. «La idea es seleccionar por ejemplo los alumnos de tercero o de quinto de primaria y trabajar la planificación del curso en relación a la náutica, con contenidos transversales», avanza esta directiva. La biología, la física, el medio ambiente son algunas de las asignaturas que podrían vincularse, más allá de la actividad física propiamente dicha. 

De momento, Mazzanti pide un «soporte» a nivel de ciudad por parte del nuevo Ayuntamiento para que pueda irse avanzando en la concreción del proyecto. 

La Setmana Blava es la gran asignatura pendiente de los municipios de la costa. Desde el Club de Vela Platja Llarga, su presidente, Abel Perea, también defiende que hay que trabajar para que se consolide esta opción. De momento, esta entidad ha trabajado de forma individual con algunos centros para que los estudiantes vayan conociendo esta disciplina. A través de un convenio con la URV, la vela permite obtener créditos. También se estableció una colaboración con el AMPA de la Escola el Miracle. Los viernes por la tarde, unos veinte niños hacen una actividad extraescolar para aprender a navegar a vela y conocer todo lo que rodea este deporte. 

Esport Blau Escolar
Alrededor de 3.000 niños acuden cada año a las instalaciones del Club de Vela Platja Llarga. Los campus multivela y los casales mantienen la actividad durante todo el año. Perea defiende que se incluya como asignatura dentro del programa escolar. «En los países escandinavos se hace. Tenemos los contenidos para conocer cómo se impulsa y todo lo que puede implica», explica.

En julio del año pasado, la Generalitat de Catalunya, a través del Consell Català de l’Esport y el Departament d’Ensenyament, presentó el programa Esport Blau Escolar. Se ha impulsado de forma experimental por primera vez en este curso en colaboración con la Federació Catalana de Vela.

El programa se ponía en funcionamiento en diez municipios de Catalunya y ha contado con la participación de hasta 756 alumnos durante este primer curso. L’Ampolla es el único municipio de la demarcación que ha participado en esta iniciativa dirigida a alumnos de quinto y sexto curso de primaria. 

«La práctica de la vela es una forma de vida. Esto no es ir a PortAventura y vivir una experiencia. El mar te aporta muchos valores y un gran aprendizaje, conscienciando a los jóvenes alrededor de la naturaleza y la sostenibilidad», explica Josep Seguer, gerente de la Federació Catalana de Vela. El Consell Català de l’Esport aporta 77 euros por niño para potenciar esta iniciativa, mientras que los escolares tienen que pagar 27 euros. Esto les garantiza el acceso a un programa que consta de diez sesiones, cada una de las cuales de tres horas de duración. Esto les garantiza los conocimientos para salir a navegar, conocer los vientos, etc. 

Seguer coincide en que, salvo excepciones, Catalunya ha vivido de espaldas al mar. «Disfrutamos de las playas y del sol, pero hasta ahora no ha habido una estrategia marítima de Catalunya que haya permitido que las personas que viven en la costa disfruten de este entorno», añade.

El programa Esport Blau Escolar empezará su segunda edición a partir del próximo curso. En este caso, ya participarán un total de dieciséis centros y más de mil alumnos. Torredembarra será uno de los municipios que se estrenará. Por el momento, no hay una fecha para que pueda impulsarse también desde Tarragona. «Los clubs deben tener las instalaciones y cumplir toda la normativa en cuanto a las titulaciones de los técnicos y los materiales», explica Seguer. Otro de los aspectos que se valora es la proximidad del centro con las instalaciones del club de vela. 

De espaldas al mar
Joan Plana, director de los Serveis Territorials de l’Esport en Tarragona, asegura que la apuesta desde la administración catalana para introducir esta disciplina entre los niños «irá incrementando año tras año». Y añade que «no se entiende que la nieve se haya promovido y estimulado, mientras seguimos viviendo de espaldas al mar». 

Igual que el esquí hace unos años, la náutica también tendrá que quitarse la etiqueta de elitista. «Es que practicar la vela no significa que vayas a comprarte una embarcación. Los clubs las ceden o pueden alquilarlas, lo que hace que sea accesible», afirma Plana.

Las entidades y la administración han empezado a trabajar conjuntamente para cambiar esta situación. Pese a ello, el gerente de la Federació Catalana de Vela explica que la Setmana Blava será más difícil de introducir que en el caso del esquí. «El camino por recorrer es muy largo ya que, en el caso de la montaña, estamos hablando de municipios muy pequeños. En cambio, las ciudades de costa son mucho más pobladas», dice Josep Seguer.

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