Los hermanos Calatrava: 'Antes había sólo un límite y era Franco'

Paco (el feo) y Manuel (el guapo, o el menos feo), que viven en Calafell, comparan las épocas después de más de 60 años en los escenarios: "El humor ha quedado muy limitado. Antes había más libertad"

10 septiembre 2018 10:18 | Actualizado a 10 septiembre 2018 10:33
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Paco –el feo– y Manuel –el guapo, o el menos feo– son los históricos hermanos Calatrava. Desde Calafell, donde residen, siguen recorriendo España después de más de 65 años de carrera en escenarios y platós de tele. «Hoy no se puede decir nada de nadie. Antes había más libertad. Con Franco grabamos un disco entero nombrando a todos los ministros y pasó la censura. Hoy en día cualquier colectivo se puede enfadar o molestar por lo que haga. Antes había un límite que era no meterte con Franco y sabías qué raya no podías pasar», cuenta Manuel. 

Manuel, que fue concejal en Calafell, recuerda algunos aventuras de sus inicios: "Al principio de empezar a trabajar era terrible. Me acuerdo de un censor que había en Tarragona y que se llamaba, precisamente, Español. Iba a todos los espectáculos y apuntaba todo lo que decía el artista. No te podías salir del guión y con ese texto tenías que ir a actuar a los sitios. Si veía que decías una frase que no estaba prevista, te denunciaba y te multaba. No podías improvisar, pero nosotros lo hacíamos igual". 

Los dos hermanos defienden que, en muchas ocasiones, lo que han hecho ha sido crítica social, algo que gracias al prisma del humor se les permitía más en comparación con otros compañeros. Manuel define así la filosofía y el tipo de chistes que hacían: "Yo diría que es un humor de estar por casa, para pasárselo bien, que llega al mediano, al adulto, al pequeño… la grosería no está en nuestro ambiente. Hacemos reír usando el doble sentido y no soltando el taco.

Los Calatrava, protagonistas y testigos del humor del pasado siglo en España, se quejan de la actual dictadura de lo políticamente correcto: «Nosotros no faltamos al respeto, pero ahora parece que todo el mundo se puede molestar. Llegas a un pueblo y te dicen que si el alcalde es de tal partido y que tengas cuidado. Eso ha limitado mucho el humor». Manuel pone un ejemplo de gag que en su momento no levantó ampollas, a pesar de que hoy podría ser delicado. «Un hombre iba al oculista, le echaban unas gotas y tenía que salir con bastón, andando mal y sin ver nada. Ese chiste lo hacíamos para la ONCE y no pasaba nada». 

Manuel reivindica «la imaginación y la inteligencia que había antes para superar la censura y hacer cosas que no estaban permitidas», algo que echa en falta hoy en día en los profesionales de la risa: «No hay ingenio. Está todo inventado. Muchos humoristas dicen barbaridades porque parece que eso vende, son recursos fáciles para hacer reír». Los Hermanos Calatrava, abonados a la parodia musical, la gestualidad más histriónica y los juegos de palabras, continúan en activo. 

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