Los jóvenes no salen de la crisis

La recuperación económica no llega a los jóvenes. El paro juvenil en Tarragona supera en diez puntos la media de la provincia. Se dispara el número de inactivos y desciende la tasa de emancipación

19 mayo 2017 15:48 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:48
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Joaquín tiene novia y se quiere casar. Primero tendrá que encontrar un empleo. Luego ahorrar un tiempo y quizás irse de alquiler. Comprar ahora parece una quimera, pero también cuestiones hasta hace un tiempo básicas como emanciparse. Otro escalón posterior es casarse y tener hijos, etapas vitales inalcanzables, cuando la precariedad y la temporalidad se enquistan en el mercado laboral. «Aquel empleo de antes no va a volver. Es un cambio de paradigma», admite Rafael Muñoz, economista y jefe del gabinete de estudios de la Cepta.

Hay preguntas que pese a ser formuladas con el interés propio de los padres provocan situaciones incómodas. «¿A qué hora vendrás?» es una de las que Miguel, diplomado en Turismo en Tarragona y de 29 años, quiere esquivar al dejar el hogar familiar. «Estoy trabajando pero hago sólo algunas horas. Apenas saco entre 600 y 700 euros al mes, y no me da».

He aquí un perfil clásico, un signo de los tiempos actuales:el joven recién salido de la universidad y con trabajo pero que no logra ganar lo suficiente como para emanciparse. Ese camino, el de la independencia, sólo es una realidad para el 20% de los menores de 30 años, a pesar de que la recuperación laboral debería empezar a llegar a los jóvenes.

No es país para jóvenes

España no es país para jóvenes. Las cifras, eso sí, mejoran. Así lo muestran algunos índices. La tasa de paro juvenil en la provincia cayó del 34,5% al 29,1% en el último año. Sin embargo, otra lectura muestra que el desempleo es mucho más acusado en esta franja de los 16 y 29 años que en el resto. Ese 29,1% supera en diez puntos la media provincial (19,1%).

Que en el último año se contabilicen en la provincia 4.800 jóvenes menos en el paro no significa que todos estén trabajando. Los datos de la EPA reflejan un descenso muy abultado del desempleo entre los menores de 30 pero la ocupación, el otro indicador a considerar, se ha movido muchísimo menos: hay sólo 300 ocupados más.

¿A qué se debe ese inmenso desfase?. Esos miles de jóvenes tarraconenses que ya no figuran como desempleados pero que tampoco están trabajando o bien han optado por estudiar o han salido de las listas a raíz del desánimo. La situación queda refutada por las cifras de inactivos. En el último año se añadieron a esa categoría 3.400 jóvenes de la provincia. Hay 49.700 en total.

La recuperación económica no está llegando a los jóvenes. «Es una mezcla de causas. Las empresas han tenido que reducir gastos fundamentalmente salariales. Mandas a la gente al paro, y eso significa confiar en los presupuestos generales. Por otra parte, se maquinizan procesos, se sustituyen empleados de baja cualificación y mucha antigüedad por trabajadores de alta cualificación», comenta Rafael Muñoz, que recalca: «Se ha pasado de la producción como eje a la productividad. En ese paso se maquiniza. Se contrata a personas con altos conocimientos. En algunos sectores habrá un desempleo estructural del 20% y no bajará».

El problema esconde otras causas: la reducción de la oferta de empleo para los jóvenes consecuencia de la disparidad en el mercado –entre lo que piden las empresas y lo que ofrecen los candidatos– y la cuestión demográfica.

Menos emancipados

Los ‘brotes verdes’ que comienzan a apreciarse en el empleo no están afectando a los trabajadores más jóvenes. El colectivo entre 16 y 39 años que durante la crisis supuso el 100% de la pérdida de empleos de la economía sigue sin recuperarse, a pesar de que el empleo en el colectivo siguiente, de 40 a 64 años, ha crecido ya un 9,3%, según las conclusiones del último Índice de Manpowergroup.

Abandonar es el hogar materno es, ante este gris panorama, una utopía. El número de jóvenes emancipados decrece, y no porque descienda en términos de demografía la población joven en general. En la provincia hay 85.700 personas de entre 16 y 29 años que viven con sus padres, 400 más en el último año. A su vez, el número de independizados ha bajado en 1.400 personas. Hay que incluir ahí a los jóvenes que se han visto obligados a volver a casa de sus padres debido a la crisis y al desempleo. Casi un 80% de los menores de 30 años en Tarragona no están emancipados. En 2012, en plena cresta de la ola de la crisis, la cifra se quedaba en el 70%.

La inercia es entendible si se atiende a los sueldos. El salario medio bruto en la provincia de los que tienen entre 26 y 35 años está en 1.100 euros. Un informe del Observatorio de la Emancipación en España cifra en 1.489 euros el sueldo que debería ganar un joven en Tarragona para irse de casa sin sobreendeudarse.

«Hay mucha oferta y muy formada. No va a haber actividad de mano de obra barata y si la hay las empresas van a ir a buscar a la persona cualificada. Habrá más precariedad y sueldos más bajos», zanja Rafael Muñoz. De momento, la recuperación económica no es para los jóvenes.

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