Los jóvenes reivindican una zona donde se concentre el ocio nocturno

Aseguran que los vecinos dejarán de quejarse del ruido  y se recuperará el ambiente de los inicios del Port Esportiu

03 junio 2017 10:54 | Actualizado a 13 noviembre 2017 18:43
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Hace unos años, los jóvenes tarraconenses tenían claro dónde  salir de fiesta. Los locales de ocio nocturno se concentraban, mayoritariamente, en la Part Baixa de la ciudad. La calle Pau del Protectorat  y la calle Rebolledo eran el centro neurálgico de las noches durante los fines de semana en Tarragona. Esta zona era la previa para ir a las discotecas del Port Esportiu. Pero los hábitos cambian, y los empresarios de la noche se adaptan. Actualmente, las ofertas de ocio nocturno en la ciudad se pueden contar con los dedos de una mano. Los jóvenes reivindican una zona donde se concentren los locales para salir de fiesta, al estilo Port Esportiu, aunque también exigen que el reggaeton y la música comercial no sea lo único que suene en las discotecas de la ciudad.

Resulta sencillo hacer una radiografía de la situación actual del ocio nocturno en Tarragona. Los jueves, la fiesta universitaria está en la discoteca Highland, situada en la Rambla Vella. Los jóvenes después de hacer botellón entran a la sala, la mayoría ya servidos. «Es que los combinados dentro de todas las discotecas son muy caros, entre 5 y 7 euros», explica una joven, antes de entrar a la sala. Durante el fin de semana, la mayoría de los jóvenes tarraconenses que se quedan en la ciudad van a la Sala El Cau i La Cova, situada en el corazón de la Part Alta, el Totem Cafè, para tomarse algo, y después, a la Discoteca Totem a bailar, o bien, deciden bajar hasta la Part Baixa, en el Premium Club o en la Sala Zero

Cuando se organiza algún concierto o fiesta en la Tarraco Arena Plaça o algún festival de música, como por ejemplo, el Dixieland, los planes cambian. Pero esto ocurre en pocas ocasiones. Es por esto que los jóvenes no esconden que, a la que pueden, se van de fiesta a Salou o a Reus, «donde en una calle hay decenas de bares y pubs», explica Maria Pons, una joven tarraconense de 23 años.

«Aquí no hay sitios tranquilos donde tomar algo con música. Es mucho mejor el ambiente de Salou, porque a parte de poder tomar algo, las discotecas están mejor adaptadas a las necesidades actuales», explica Jordi Vidaller, que desde hace unos meses no duda en coger el coche e irse de fiesta a Salou. También hay quien espera el verano para poder ir de fiesta mayor en fiesta mayor, por los pueblos de la provincia. «En Tarragona falta algún local alternativo, que no suene solamente música comercial. Tenemos locales como La Cantonada y los 12 topos, pero falta alguno más. Es por eso que en verano vamos haciendo ruta por las fiestas mayores con sus orquestas», explica el tarraconense David Borràs, quien recuerda que «la mayoría de establecimientos de ocio nocturno de la ciudad, no están adaptados para persona en silla de ruedas, por ejemplo».

La Plaça de la Font también se ha convertido en uno de los centros neurálgicos de la noche tarraconense. Las terrazas están llenas y, durante el fin de semana, los camareros se ven obligados a echar a la gente. Marc García, un joven de 25 años, asegura que «antes salíamos siempre por la Part Baixa, ahora nos hemos mudado a la Part Alta. Normalmente, quedamos los amigos para hacer la primera a la Plaça de la Font, y luego vamos a la Sala El Cau». Y como él, la mayoría de jóvenes. Así pues, actualmente, el ocio nocturno se concentra, en mayor parte, en la Part Alta de la ciudad, aunque es de justicia reconocer que, después de unos años, todo parece indicar  que la Part Baixa se está reactivando, gracias sobretodo, a la sala Premium Club y a la nueva Llar de Pernil, y a la insistencia del Fixa-t’hi y de El Planetari.

Quien más conoce la noche son los propietarios de los locales de ocio nocturno. Hay opiniones para todos. Algunos aseguran que la situación es terrible y que no hay oferta. Otros creen que la clave del éxito es adaptarse a los nuevos tiempos. Unos y otros aseguran que, noche tras noche, llenan. Lo curioso es el perfil de los usuarios, de 25 a 35 años. ¿Y los de 16 hasta 25, dónde salen de fiesta? Según Toni Vera, propietario de la Premium Club y de La Llar del Pernil, –ambos locales situados en la calle Rebolledo–, «la generación actual ha vivido más de la mitad de su vida con la crisis, lo que ha provocado que tienen más responsabilidad con el dinero, no gastan tanto y se guardan los ahorros para asistir a festivales importantes, como el Viña Rock o el Primavera Sound». 

Diversidad de opiniones

Los propietarios de locales no se acaban de poner de acuerdo en si es buena idea esto de crear una sola zona de ocio nocturno. Cabe recordar que, durante la época del Port Esportiu, pasaban, durante el fin de semana, una media de 15.000 personas. Actualmente, por la Part Baixa pasan unas 3.000. «Venía gente de toda la provincia y de Catalunya», explica Christian Compte del Totem, quien conoce el tema porque, durante la época del Port Esportiu, regentaba el Totem de Mar. Por su parte, Toni Vera, de la sala Premium, dice que «lo que tengo claro es que es necesario que la ciudad tenga más masa crítica y esto se puede conseguir si las administraciones facilitan el hecho de consumir ocio nocturno».

En lo que sí que están de acuerdo los empresarios de la noche es que, actualmente, los jóvenes no salen tanto de fiesta. «Ahora tienen otras cosas, como por ejemplo, el deporte o Internet. Si por la mañana hay un duatlon, ya no se sale. Antes esto no era así», explica Christian Compte del Totem. Aunque no es la mejor época del ocio nocturno en la ciudad, los empresarios reconocen que sus locales están siempre llenos.

El enemigo de la noche: los vecinos

Los ruidos típicos de la noche no gustan a los vecinos, sobretodo a los de la Part Alta, que día tras día se quejan de los locales de la zona. «Yo no tengo potestad para echar a alguien de la calle», explica Jaume Salvadó, propietario de la Sala El Cau, quien añade que «la solución es  más presencia de la Guàrdia Urbana en la noche tarraconense». De manera parecida piensa Oscar Santos, propietario de Les Golfas, un local que, hasta hace una semanas, estaba ubicado en la calle Pau del Protectorat y que ahora ha cerrado. «Ya está bien de criminalizar el ocio nocturno. Vivimos perseguidos», comenta Santos. Los trabajadores de los locales aseguran que, una vez cerrado el local, limpian el entorno de la discoteca, «pero aún así, los vecinos se quejan». Por su lado, Toni Vera, de la Premium Club, asegura que «es muy importante tener una buena comunicación con los vecinos, para garantizar el éxito del acto».

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