Los materiales, claves para datar el Pont del Diable

Por primera vez se usan técnicas de laboratorio para certificar el año de construcción del acueducto romano

19 mayo 2017 22:40 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:18
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¿Cuándo se construyó el Pont del Diable? Hasta la fecha, todas las interpretaciones históricas y arqueológicas de este acueducto de 217 metros de longitud que sortea el barranco de Els Arcs apuntaban al mandato de Augusto (63 aC a 14 dC), el emperador que hizo de Tarraco la capital de su Imperio de facto.

Lo cierto es que las hipótesis estaban bien encaminadas. Por primera vez en un monumento de Tarraco, el análisis técnico de los materiales ha servido para fijar su origen. Un trabajo minucioso, elaborado por un equipo de investigadores de diferentes áreas (geólogos, biólogos, químicos y restauradores) pertenecientes al grupo interuniversitario GRAPAC-CETEC-Patrimoni (Grup de Recerca Aplicada al Patrimoni Cultural-Centre de Tecnologia per a la Conservació del Patrimoni) adscrito a la Universitat Autònoma de Barceclona (UAB) y al Institut Químic de Sarrià (IQS-URL). También ha contado con la ayuda del doctor Jorge Sanjurjo, de la Unidad de Geocronología del Instituto Universitario de Geología-Servicios Centrales de Investigación de la Universidad de A Coruña.

 

Muestras recogidas

«Nuestro encargo por parte de la empresa responsable de la restauración, EMR ( Estudios y Métodos de Restauración), fue la de datar el monumento a partir de los materiales que lo configuran. Por ello, recogimos muestras de argamasa, básicamente morteros de cal. Unos estaban situados en la base de los pilares de los arcos, otros entre las juntas de los sillares y finalmente también se extrajeron muestras en la canalización, el specus», explica José Luis Prada, responsable científico-técnico de esta investigación.

La restauración del Pont del Diable «fue una gran oportunidad», explica la concejal de Patrimoni, Carme Crespo. «Nuestro objetivo es velar por el mantenimiento y la restauración del patrimonio y necesitamos por ello una investigación constante para saber de dónde venimos y adónde vamos», añade la edil.

Las analíticas efectuadas en este material «señalaron que la construcción del acueducto sería hace unos 2.000 años, con un margen de error de un siglo», apunta Prada. Ello confirma las hipótesis de que el acueducto de les Ferreres (otra de las denominaciones que tiene) podría haber sido ordenado durante el mandato de Augusto para suministrar agua del río Francolí a la parte baja de la ciudad, donde había las termas de Tarraco.

«Es la primera vez que un monumento de Tarraco puede datarse en base a los resultados de los análisis de laboratorio de los materiales empleados en su construcción, en concreto por Radiocarbono (C14) y Luminiscencia Inducida (OSL)», explica Prada.

 

Técnica novedosa romana

Una de las sorpresas agradables del periodo de investigación fue la técnica novedosa de construcción. «Los romanos construían generalmente con sillares de piedra sin mortero de junta, técnica denominada –al seco–, pero en esta construcción sí se utilizó este material para diversas funciones», explica Prada.

Por ejemplo: en la cimentación de base de algunos de los pilares encajados en la roca, entre los sillares para facilitar su colocación; para rellenar aquellas partes de la roca que pudiera quedar afectadas a causa de un golpe o el trasporte, y se utilizó también en el specus que constituía la canalización del agua».

Cada uno de los morteros analizados, debido a su diferente uso y localización, tiene una composición diferente. Precisamente en los de cimentación de los pilares, el mortero es una mezcla más heterogénea, de aspecto granuloso y con presencia de tierras. Este factor hizo más complejo aplicar los análisis para datación por Carbono 14 de la cal y por Luminiscencia (OSL) de los minerales.

«No obstante gracias al minucioso estudio de su composición mineral y de su granulometría se pudieron obtener resultados que han proporcionado una edad coherente con los obtenidos por los estudios arqueológicos sobre la edad del monumento», explica el geólogo.

El equipo de investigación interuniversitario GRAPAC-CETEC-Patrimoni (UAB-IQS) también encontró un tipo de mortero más ‘joven’ en el canal, correspondiente a la parte norte del acueducto, fechado eel siglo IV, «lo que indica que su uso para el trasvase de agua duró muchos siglos y que durante estas etapas necesitó reparaciones», concluye José Luis Prada.

 

Las piedras y su calidad

Otra de las hipótesis que aporta este estudio científico es la posibilidad de que la construcción del acueducto, para sortear el barranco de Els Arcs, se hiciera simultáneamente en diferentes puntos y que el material utilizado tuviera diferentes canteras de procedencia.

«Hemos comprobado que la piedra no es uniforme en todo el Pont del Diable y que tiene diferente calidad o resistencia al deterioro, aunque todas sean rocas calcáreas», explica el científico. La roca utilizada en la zona más cerca de la autopista, en la parte sur, es un material de mayor calidad y su estado de conservación, hoy en día, sigue siendo óptimo. «Es una roca extraída de la zona de Les Coves, de gran resistencia», explica Prada.

Por contra, la piedra calcárea que predomina en la vertiente norte, más cerca al barrio de Sant Salvador i Sant Ramon, es un material más heterogéneo, poroso y arenizable, extraída del Mas dels Arcs y zonas colindantes y «a simple vista ya se ve que su erosión es más significativa», añade el experto. Por ello, tanto los arqueólogos como el equipo de geólogos apuntan a que la construcción podría ser simultánea en diferentes grupos de trabajo y con el material más próximo a la construcción de pilares y arcos.

 

Las cavidades internas

El mismo estudio geológico de los materiales originales y las prospecciones geofísicas con georadar llevadas a cabo por la empresa SOT Prospecció Arqueològica –que se hicieron durante esta última fase de restauración del Pont del Diable–, han descubierto diferentes cavidades internas que hay en el monumento, originadas por las filtraciones de agua de lluvia y las procedentes del canal del Pont del Diable, monumento que forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, desde el año 2000.

 

Garantías de futuro

La restauración presentada en sociedad en septiembre de 2011 (con una inversión de más de 1,5 millones de euros) ya tuvo en cuenta la impermeabilización del specus para evitar que la lluvia y las filtraciones siguieran erosionando la piedra y aumentando la fragilidad de este monumento.

«Las técnicas y los materiales de restauración utilizados durante esta última intervención se seleccionaron especialmente para que no fueran agresivos. Es decir para que no generaran nuevas sales que cristalizaran en el interior de los materiales, ni provocaran ataques químicos de tipo ácido. En definitiva que fueran compatibles física y químicamente con la naturaleza de las piedras originales.

Esta forma de actuación permite por tanto garantizar la estabilidad y frenar el deterioro del monumento. «Es importante que el criterio científico permita a partir de ahora en Tarraco que las restauraciones estén acorde con la identidad geológica de los materiales que configuran el monumento», concluye Prada.

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