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De tarde, de noche o de madrugada. Entrar y salir. Dinero, joyas y objetos fáciles de transportar. así han sido los 5 robos perpetrados en Sarral en estos últimos tres meses. El primero el 26 de julio en plena fiesta mayor. El último los primeros días de septiembre. Con una singularidad: cuatro de los cinco se han detectado en la calle Orient.
Mossos d'Esquadra admite que tiene en su poder cinco denuncias de cinco viviendas de Sarral. Todos con el mismo patrón: robo con la casa vacía, faltan joyas, dinero y algún objeto electrónico. Fuentes de la Policía Autonómica remarca que la investigación sigue su curso y que se está intensificando la labor para poder identificar al autor u autores. De momento, pero, oficialmente no hay pistas.
Los guantes
Los robos han sido todos planificados. Esta es la teoría del vecindario y de los propios investigadores. Cada robo se ha efectuado sin que nadie estuviera en la casa, sabiendo que estaba vacía y utilizando formas de entrada más o menos violentas. Algunas puertas se han abierto con radiografías, otras a patadas o ayudados de herramientas más pesadas.
Dentro, cajones registrados y alguna que otra huella de guantes de látex o material similar para poder trabajar con la agilidad de los dedos, pero sin dejar huellas que puedan identificar al ladrón.
El primer robo ocurrió a finales de julio. "Estábamos en el concurso de paellas, por la noche, y al volver de madrugada con el coche cargado de bártulos me sorprendió encontrarme la puerta del garaje abierta y la del portal. No le di importancia hasta que oí ruidos de pasos en las escaleras posteriores al jardín".
La titular de la casa vio que la puerta de la calle se había abierto con una radiografía, pero la de la vivienda, escalones arriba, a patadas. Dentro, el dinero recogido de los amigos para la paella, joyas sentimentales de cuando era pequeña desaparecieron por la parte posterior de la casa, donde hay unas escaleras de piedra que dan al jardín y de allí a un descampado.
"Pasé miedo cuando relacioné los ruidos y las pisadas con la casa registrada. Tengo dos niños y no quieron ni pensar que nos hubiéramos cruzado", admite esta vecina de Sarral, víctima del primer robo.
La vigilancia
Tras este robo, los otros se espaciaron entre agosto y septiembre. Estaba claro que la gente vigiló la calle y cuando la mayoría de vecinos mayores de edad volvían del baile, vieron qué casas seguían vacías y en las que podían entrar con margen de tiempo.
En otro caso, la vigilancia fue de tarde. La propietaria de una casa salió para ir a tomar café y a la vuelta, un par de horas después se encontró la casa patas arriba.
En otra vivienda, sonó la alarma. Los vecinos vieron que había luz y el sonido se apagaba. Pensaron que eran los propietarios que habían desconectado la alarma. Nada de eso. Fueron los ladrones que cortaron los cables y siguieron con su "trabajo". La familia estaba aquel día en Barcelona por asuntos familiares.
Miedo
Ante esta oleada de robos, que probablemente haya otros tantos en municipios cercanos a Sarral, los vecinos admiten sentir miedo. La mayoría son gente mayor que temen encontrarse de frente con los ladrones y que terminen sufriendo algún tipo de agresión. Por ello piden que la seguridad también se refuerce en pueblos alejados de las ciudades y que disuada a estas bandas que saben perfectamente dónde poder actuar con más probabilidad de éxito.
De momento, no hay detenidos y las pistas son escasas viendo la profesionalidad de los autores. Mossos confían en que terminarán dando con ellos, aunque buena parte del botín posiblemente ya esté en el mercado negro o revendido.
