Los pescadores de la 'llum' reclaman ayudas 'para poder sobrevivir'

Con la veda a la vuelta de la esquina, nadie les asegura que vayan a cobrar las prestaciones prometidas. El bajo precio del pescado y su baja talla han empeorado la situación

19 mayo 2017 17:23 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:46
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Los pescadores de «la llum» de Tarragona reclaman ayudas «para poder sobrevivir». Así lo exige el vicepresidente de la Confraría de Pescadors, Jordi Arbós, que recalca que «la gran mayoría de los marineros llega, como mucho, a cobrar unos 400 euros al mes». La temporada está a punto de terminar. El próximo 22 de diciembre, los pescadores empezarán una veda de dos meses «porque la situación no se puede soportar». Según relata Arbós, «muchas barcas que no llegan ni a los 300 euros al mes prefieren quedarse en tierra. No les sale rentable salir a la mar».

La temporada ha sido buena a nivel de volumen de pesca, pero muy mala a nivel de precio, que «ha bajado en picado. Se han pescado más sardinas que nunca, pero no lleva precio. El pescado va muy barato», expresa. Se trata de una problemática que empezó hace unos cinco años, cuando «todavía te ganabas la vida». El pequeño tamaño de los ejemplares que se pescan, sumado al bajo precio del pescado y a la falta de ayudas por parte del gobierno, han propiciado la situación actual.


Pescadores al paro
«Llevamos dos años muy malos», narra el vicepresidente. «Hemos hablado con el Ayuntamiento, con la Diputació, con la Generalitat, incluso con Madrid. Todos nos prometen cambios y la situación sigue siendo insostenible», explica Arbós, que añade que «seguimos batallando por las ayudas pero todo el mundo nos ignora». Además de la mala situación del pescado, otro de los problemas llega cuando empieza la veda. «Los armadores no cobran lo que se les prometió», se lamenta Arbós.

El caso de los marineros es parecido. Cuando llega la veda, en lugar de cobrar las ayudas prometidas tienen que recurrir al subsidio por desempleo. Esto les permite cobrar unos 1.100 euros cada mes, pero «nos obliga a gastar dos meses de paro», cuenta Arbós. La situación se ha tornado tan insoportable que algunas barcas dejarán de trabajar el año que viene. «Un marinero no puede vivir con 7.000 euros al año», exclama Arbós.

El vicepresidente de la Confraría sentencia lo siguiente: «De esta pesca viven unas 250 personas. No puedo llegar a entender cómo nos ignoran y cómo dejan morir este sector».


Pescado pequeño
El pasado mes de marzo el Diari ya se hacía eco del mayor problema que tenían los pescadores. Este se debía a la baja talla de las sardinas y los boquerones, y todavía no se ha resuelto. Cuando recogían las redes y llegaban a la costa, los ejemplares alcanzaban a duras penas el mínimo para poder venderse: las sardinas medían unos doce centímetros y los boquerones, nueve. Por este motivo, los pescadores reclamaron un estudio biológico «para poder saber lo que sucede». Unos meses después, la situación sigue siendo la misma. «Tenemos la certeza de que el estudio se realizará, pero aún no sabemos nada», explicaba Arbós.

«Nunca podrá valer lo mismo un boquerón de un kilo que cien boquerones que pesen un kilo. Algunos días quizás va más caro porque hay boquerón grande por todos lados, pero eso sucede muy poco», detallaba Arbós. Todavía sin respuesta y con la misma situación, los pescadores no tienen otro remedio que resignarse.

El estudio será la clave para descubrir por qué no crece el pescado. Y cuando lleguen los deseados resultados «habrá que tomar decisiones drásticas», porque según expresaba el vicepresidente, «el sector cae en picado». El cambio climático, los productos que se usan para combatir el cargolpoma o el crecimiento del número de atunes pueden ser los causantes de la baja talla.


Sin ayudas
«Siempre dicen que nos dan muchas ayudas. Yo no sé realmente si se realizan, porque nosotros no las vemos por ninguna parte. Aquí no llega nada», reivindica Arbós. «Tuvimos un par de reuniones con Ballesteros, y un año más tarde, no sabemos nada», explica el vicepresidente.

Teóricamente, cuando llega la veda, los armadores tienen que cobrar las ayudas que deben llegar desde el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). Sin embargo, según relata Arbós, «como mucho llegan a cobrar quince días de los dos meses que están parados». Esto provoca que los gastos de mantenimiento de las barcas, que deben hacerse cuando están amarradas en el puerto, vayan a cargo de unos armadores en situación precaria.

Falta aproximadamente un mes para que empiece la veda, que terminará el día 19 de febrero, y los pescadores de «la llum» no saben aún si recibirán las ayudas necesarias para vivir dignamente.

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