Los propietarios de Casa Foixà han hecho oídos sordos a las peticiones del Ayuntamiento

El cruce de acusaciones siete años después del derrumbe de la vivienda hace que aún esté en el mismo sitio la estructura de madera que apuntalaba el edificio adyacente

06 julio 2019 10:35 | Actualizado a 06 julio 2019 10:37
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Ayer se cumplían siete años del derrumbe de la Casa Foixà y el estado del espacio, en el que se ubicaba esta antigua casa señorial, es el mismo que quedó tras retirarse los escombros. La estructura de madera que se colocó para apuntalar la parte del inmueble que quedó en pie sigue realizando su función. Y, a pesar de que la calle Cavallers es uno de los ejes más transitados de la Part Alta, la provisionalidad en la intervención que se hizo en un primer momento ya se ha quedado de forma definitiva. 

Enric vive en esta calle. Llegó hace cinco años. «Yo lo he visto siempre así y no acaba de entenderse porque toda la gente que entra por el Portal del Roser lo primero que ve es esto», lamenta. En la puerta principal del Conservatori de Música hace casi siete años que no da el sol. Los vecinos aún recuerdan como el hecho de que sucediera a las 4.40 horas de la madrugada evitó una desgracia. Sin embargo, lo que no se explican es el por qué no se ha hecho nada para «dignificar» este espacio.

Reparación de los daños
Y es que, detrás de esta inacción, se esconde el rifirrafe entre los propietarios de la antigua casa y el Ayuntamiento de Tarragona. Según asegura la administración local, en el mes de agosto de 2014 –dos años después del incidente– se sancionó a los propietarios de los números 9 y 11 por una «infracción grave» al incumplir los deberes de preservación y mantenimiento de un Bé Cultural d’Interès Nacional que está catalogado. No se ha dado a conocer la cantidad de la sanción interpuesta. Pese a ello, el Consistorio afirma que, además de multar a los dueños, se les dio un plazo de seis meses para presentar un proyecto de reconstrucción de la fachada. Así lo establece la Llei 9/1993 de Patrimoni Cultural Català. «La administración de la Generalitat debe ordenar a las personas o instituciones responsables, sin perjuicio de la sanción que corresponda, la reparación de los daños causados en Béns Culturals d’Interès Nacional o en Béns Mobles Catalogats, mediante órdenes de reparación, reposición o reconstrucción. Estas deben servir para restituir el bien en su estado anterior». Así lo recoge el articulado y, en base a esto, se requirió a los propietarios que reconstruyeran la entrada principal de esta vivienda noble.

Los dueños han hecho oídos sordos a los requerimientos y, de hecho, el tema está en los juzgados. Según ha informado el Consistorio, «en un primer momento, los propietarios presentaron un recurso de reposición contra el Ayuntamiento y han ido sucediéndose otros durante estos años». El pasado mes de febrero se dictó el último auto que desestimaba las peticiones de la propiedad, que aún puede presentar un contencioso-administrativo.

Hotel de lujo
Por su parte, la propiedad ha escondido la trifulca judicial que mantiene la administración. El exconcejal Raül Font es uno de los nueve copropietarios de la vivienda afectada. Según asegura, en el año 2013 presentaron un proyecto para la recuperación de la finca, el cual preveía la construcción de un hotel de lujo en la finca. «Nos dijeron que tenía que resolverse urbanísticamente la situación de toda la isla y no pudimos hacer nada», argumenta.
 

Font explica que la Llei de Patrimoni Català impedía llevar a cabo el proyecto que tenían previsto y, para ello, estaban a la espera de los cambios normativos que se hicieron en el último mandato. Es la modificación puntual del POUM en el ámbito de la Part Alta, que se impulsó para simplificar la regulación vigente en esta zona. El objetivo era agilizar los trámites en el centro histórico, para que los propietarios pudieran hacerse cargo de la rehabilitación de sus bienes sin morir en el intento. El trabajo consistió principalmente en eliminar las limitaciones que existían en este ámbito, un trabajo que acabó alargándose más de lo previsto en un primer momento y que finalmente recibió luz verde por parte de la Comissió Territorial d’Urbanisme de la Generalitat. 

‘Inoperancia’ administrativa
Con todo, Raül Font carga contra la demora de los cambios que se han llevado a cabo a nivel municipal. «El antiguo Ayuntamiento supuso siete años de inoperancia», se defiende. Los propietarios de la antigua Casa Foixà aseguran que el proyecto de construcción del hotel no se ha llevado a cabo porque estaban a la espera de esta modificación de la regulación urbanística. Pese a ello, el Consistorio asegura que «formalmente» no se ha presentado el proyecto constructivo para tirar adelante esta inversión.

Ubicada en el número 11 de la calle Cavallers, la Casa Foixà formaba parte del conjunto de viviendas señoriales que había en esta calle. El edificio estaba catalogado como histórico y tenía una protección.

El bloque, que era de tipo residencial, databa de entre los siglos XVI y XVII. Era de estilo renacentista, con algo de influencias barrocas, siendo una notaria pérdida, dado que su interés era semejante al de las casas Canals y Castellarnau.

La estructura arquitectónica de estas casas renacentistas se distribuía alrededor de un patio central. En la planta baja se encontraban las habitaciones del servicio, los establos y la bodega. En la planta noble residían los propietarios y se accedía a través de un patio mediante una escalera de caracol. Cuando se produjo el derrumbe, los servicios técnicos municipales recuperaron el conjunto de las piedras y las almacenaron para llevar a cabo la reconstrucción. 
 

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