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Los vecinos de Cala Romana ya no deberán jugarse la vida nunca más. Los dos semáforos que regularán el tráfico en la entrada de esta urbanización de Llevant ya funcionan, tras muchos años de dura reivindicación vecinal. Y es que los residentes de Cala Romana se veían obligados a cruzar la carretera N-340 –para coger el autobús, por ejemplo–, sin ningún tipo de seguridad. La alternativa era un puente de difícil acceso, sobre todo para personas con movilidad reducida. Con esta intervención, la entrada a Cala Romana pasa a ser más segura, tanto para los vehículos como para los mismos vecinos.
Por no hablar de la gran cantidad de accidentes de tráfico que se evitarán con la habilitación de los semáforos. En los últimos años, se han registrado un número importante de choques, convirtiéndose la entrada de Cala Romana en uno de los puntos negros de la ciudad.
Objetivo doble
Por todo ello, los vecinos llevaban tiempo reivindicando una solución. Primero se hablaba de una rotonda, pero el objetivo del Consistorio ha sido siempre hacer más urbana la carretera N-340.
El objetivo es doble. Por una parte, dotar de más seguridad viaria a los usuarios de las paradas de autobús que hay en ambos lados de la carretera N-340 y, en segundo lugar, permitir un acceso seguro a Cala Romana.
La actuación ha consistido en instalar un semáforo por cada sentido de circulación y, cada uno de ellos, dotado de un sistema de preaviso para los vehículos a 150 metros de distancia mediante unos discos de color ámbar e intermitente.
Por su parte, los vecinos de la urbanización se muestran muy satisfechos con la puesta en marcha de los semáforos. Hace unos días, el presidente de la Associació de Veïns de Cala Romana, Saül Garreta, aseguraba que «por fin, el acceso a Cala Romana dejará de ser un punto negro en la ciudad. Se ha acabado jugarse la vida».
