Los tarraconenses, locos por las piscinas este verano

El miedo al virus dispara un 125% la construcción de piscinas, como ya pasó en 2020. También se agotan las prefabricadas. Los aumentos más fuertes son en Calafell, L’Ametlla de Mar o Cunit

20 mayo 2021 11:51 | Actualizado a 20 mayo 2021 15:17
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«Estamos completamente desbordados. Las piscinas prefabricadas se venden como churros y llegó un momento en que se acabaron. Lo mismo pasa con las de obra. Estamos dando fecha para octubre», reconoce Luis Sánchez, socio fundador de la empresa Aquaserveis, con central en Reus y tiendas en L’Ametlla de Mar y Lleida. De suministrar ocho piscinas durante un invierno, máximo diez, ha pasado a vender 50 este año. «Notamos que el dinero que la gente ha ahorrado en los viajes y en salir durante estos meses lo está destinando a las casas. Los fabricantes han multiplicado su oferta y nos hemos quedado cortos. No hay piscinas disponibles», cuenta Luis. 

La falta de stock se prolonga desde hace meses, puesto que ya sucedió algo similar el año pasado, vinculado a la pandemia: muchos, para huir de las aglomeraciones de las piscinas públicas y comunitarias, han decidido construirse o instalar una particular en el terreno disponible. El cierre de algunas instalaciones municipales por la Covid-19 hizo que algunos se buscaran la vida para ponerse en remojo. 

«Estamos desbordados y damos fecha para octubre. Las prefabricadas se venden como churros»
Luis Sánchez. Socio fundador de Aquaserveis

La piscina se ha convertido en un equipamiento cotizado, a pesar de la clara mejora de la pandemia, que se notará especialmente este verano, con la vacunación avanzando a buen ritmo. Aquaserveis ha incrementado este año las ventas un 45% respecto a 2020 y ya venía de un aumento del 23%. Así pues, se trata de una reedición del boom a la espera de que la situación se estabilice en 2022. Es bastante probable que si usted quiere una piscina para este verano, llegue tarde.

El récord de Mont-roig del Camp

La dinámica es generalizada y supone un cierto alivio para el sector de la construcción. Así lo muestran los datos del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona (COAATT). De las 50 piscinas construidas en el periodo 2019-20 se pasó a las 111 del año pasado y lo que va de este, firmando un aumento del 125%. «Hemos notado un incremento importante de las piscinas», indica Jordi Roig, de la junta del COAATT. Mont-roig del Camp es el municipio con más nuevas piscinas edificadas, un 10% del total, seguido de L’Ametlla de Mar, con un 8,5%. 

También es notoria el alza en el Baix Penedès. Como muestra, Calafell, Cunit o Segur de Calafell experimentan el mayor crecimiento en el número de piscinas. «En la mayoría de casos, se trata de piscinas en segundas residencias y en municipios de costa», explican desde el COAATT. 

Una de las tendencias novedosas es la construcción de instalaciones en residencias de Tarragona o Reus. También ha habido un boom en casas particulares de pueblos del interior y de montaña. La construcción tipo es una pequeña instalación de entre 25 y 30 metros cuadrados con un coste que oscila entre los 10.000 y los 15.000 euros. Normalmente está ubicada en el jardín de una vivienda unifamiliar y mayoritariamente en una segunda residencia. En octubre ya se empezaron a recibir encargos de cara a este próximo verano, todo ello a raíz de la incertidumbre por las restricciones a las que ha obligado la Covid-19 en el último año. De la misma manera en que una casa rural se convirtió en una opción recurrente por temor al virus, procurarse una alberca en casa es también una obsesión común. 

 Las medidas de confinamiento también han provocado un boom de piscinas inflables, desmontables o portátiles. Por ello el COAAT «desaconseja totalmente una instalación de este tipo en terrazas o cubiertas de los edificios». 

«Hemos notado un incremento muy importante en la construcción de piscinas»
Jordi Roig. Miembro de la junta de COAATT

También lo hacen los propios comercios que trabajan con estos productos. «A nosotros cuando nos compran una piscina no sabemos dónde va a ir pero sí alertamos de que puede suponer mucho peso, aunque parezca que no. 1.000 litros de agua son 1.000 kilos y, si no se ha hecho un estudio previo, puede ser un drama», indica Luis Sánchez desde Aquaserveis. El lugar ideal para colocar estos recipientes es el jardín y hay que descartar estructuras sensibles que no puedan aguantar peso. «La estructura de los edificios de viviendas se construye para soportar una carga de 240 kilos por metro cuadrado, en el mobiliario y el uso de las personas. En ningún caso se ha pensado para soportar el peso de una piscina o jacuzzi», expone el COAATT.

«Hay que tener mucho cuidado. Solo 20 centímetros de agua son 200 kilos, aunque el agua parezca que no pese. No podemos instalar en partes estructurales», advierte Jordi Roig desde el Col·legi. 

Alerta con el exceso de peso

Más ejemplos: una piscina portátil, con una altura de agua de unos 60 centímetros, llega a los 600 kilos por metro cuadrado. Si a eso se le suma el peso de los eventuales usuarios, la cifra rondaría los 750 kilos, tres veces más de lo que está preparada para soportar una estructura moderna. El resultado dependerá del tipo de armazón, de su estado de mantenimiento y de la antigüedad. Si no existen patologías previas, no habrá problemas de rotura de pavimentos, humedades, corrosión de armaduras y desperfectos. Si la sobrecarga es muy alta, es colapso es más probable.

El COAAT recuerda que, excepto las piscinas pequeñas inflables para bebés y con una altura de agua que no supere los 15 o 20 centímetros, está «totalmente prohibida la instalación en aquellas estructuras que no se han reforzado especialmente». «Es imprescindible que cuando un propietario quiera instalar una piscina inflable, desmontable o portátil, la comunidad le reclame un certificado de solidez a un técnico que especifique las características resistentes del suelo y las limitaciones de peso que puede aguantar sin provocar afectaciones en el bloque», asume el Col·legi. 

La tendencia al incremento es global en España. Se estima que este verano la venta de piscinas aumente más de un 50%, según la COMAFE (Cooperativa Madrileña de Ferreteros). En 2020 el negocio ya se disparó más de un 75%. 

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