Los tarraconenses sacaron del banco 1.400 millones a partir del 1-O

Fue la mayor fuga de depósitos en siete años y la segunda desde 1986, según el Banco de España. En el último trimestre, las sucursales de la provincia perdieron el 12% de los ahorros

22 marzo 2018 19:17 | Actualizado a 23 marzo 2018 18:05
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Vecinos de Alcanar, Ulldecona o Sant Carles de la Ràpita viajaron a Vinaròs o Benicarló después del 1-O. Algunos se informaron sobre un posible cambio de ahorros a cuentas de oficinas bancarias de varios municipios de Castellón. Otros llegaron con el dinero y, directamente, abrieron una libreta de ahorro. «Residentes catalanes provocaron ayer largas colas en oficinas bancarias de Vinaròs, Benicarló y Torreblanca para abrir cuentas y depósitos», escribía el periódico Levante-EMV en su edición del pasado 7 de octubre. 

Meses después de esas escenas, el Banco de España acaba de cuantificar con estadísticas la fuga de depósitos provocada a partir del referéndum y extendida durante el último trimestre de 2017, sumido en la inestabilidad por el 1-O, la DUI y la aplicación del artículo 155 de la Constitución. 

Fue, en esencia, otro de los efectos colaterales económicos del Procés, a pesar de que los analistas reclaman más tiempo y perspectiva para diagnosticar el verdadero alcance de esos tiempos de incertidumbre. 

La marcha de depósitos ascendió en la provincia a 1.479 millones de euros, según los datos actualizados del Banco de España. El saldo de depósitos de clientes en las sucursales en la provincia pasó de 12.257 millones al cierre de septiembre, justo antes del referéndum, a 10.778 a finales de 2017. Es un 12% menos, un retroceso acentuado únicamente en tres meses. En Tarragona bajaron tanto los depósitos a plazo como los que están a vista, esto es, las cuentas corrientes. También descendieron los depósitos de las administraciones públicas. 

Fue la cifra más baja desde diciembre de 2014 pero hay que retroceder bastante más para atisbar una caída similar en los registros periódicos que realiza el Banco de España. La de 2017 fue la mayor fuga de depósitos registrada en siete años. En septiembre de 2010, en plena vorágine de los recortes del Gobierno y la crisis económica en España, se constató una pérdida de 1.793 millones. 

Así, la del año pasado fue la segunda mayor marcha de depósitos al menos desde 1986, cuando empiezan a publicarse los informes de regularidad trimestral a cargo del Banco de España. 

Los depósitos en la banca siguen una trayectoria irregular, más allá del descenso especialmente acentuado de finales de año. Durante 2017, la tendencia en la provincia era de aumento antes de que llegara el último trimestre, cuando se produjo un punto de inflexión y un retroceso en este ahorro financiero. Esas fugas se añadieron a la inestabilidad por el goteo de la marcha de las empresas mientras duró la incertidumbre. 

A pesar de que el Gobierno acabó tomando el control de la Generalitat, vía artículo 155 de la Constitución, y se convocaron elecciones, el dinero siguió huyendo en la recta final de 2017 hacia otras regiones. Eso no quiere decir que saliera de las entidades, puesto que algunas ofrecieron a los clientes abrir cuentas en las propias sucursales del banco en otras comunidades.

Retroceso en toda Catalunya
Tarragona no fue un caso aislado en esa deriva. La provincia de Barcelona perdió 27.800 millones en depósitos, Girona alrededor de 1.400 –cifra muy similar a la de Tarragona– y Lleida 706. 

La misma inercia se produjo en toda Catalunya, donde se pasó de los 184.734 millones a los 153.335 millones a finales de 2017, la cifra más baja desde junio del 2006. Es una pérdida de 31.400 millones, una caída del 17%, la bajada más pronunciada que se produjo en España durante ese periodo. 

Quizás por este traspaso de fondos se produjo un aumento tan significativo del saldo de depósitos en otras comunidades autónomas, algunas de ellas limítrofes con Tarragona, como la Comunitat Valenciana, que sumó 7.217 millones en solo tres meses; o Aragón, con 2.546 millones más.

CaixaBank y Sabadell, dos de los bancos con más presencia en Catalunya, trasladaron sus domicilios sociales a Valencia y Alicante, respectivamente.

Las cifras demuestran que los clientes optaron por sacar los depósitos ante la eventualidad de que quedaran fuera del euro, entre otros supuestos. Algunos ciudadanos manifestaron el temor a un corralito como causa para ‘trasladar’ su dinero. Los bancos catalanes emplearon cuentas espejo, duplicados de la cuenta corriente en oficinas de otra comunidad, pero de la misma entidad financiera. De esa forma se paliaba la retirada del ahorro hacia la competencia, sobre todo a bancos del resto de España. 

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