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Diferentes ciudades españolas, entre ellas Tarragona, vivirán mañana una jornada de huelga estudiantil para defender el clima del planeta. La acción marcará el colofón a toda una semana de movilizaciones que han sacado estos días a la calle a millones de jóvenes y no tan jóvenes de todo el mundo coincidiendo con la cumbre de acción climática convocada por la ONU, en Nueva York
Pero, más allá de lo exigible a las administraciones, los ciudadanos, con sus hábitos diarios, tienen un impacto sustancial en el medioambiente. Por ello hemos elegido cinco aspectos que han demostrado ser claves en ese impacto para analizar cómo actuamos los tarraconenses.
Los aspectos en los cuales los ciudadanos tienen un buen nivel de decisión son: la generación y el reciclaje de los residuos, el uso de transporte público, el consumo (especialmente de alimentos), el consumo energético y, finalmente, la posibilidad de organizarse y llamar la atención de quienes están en el poder.
La basura, a peor
Los tarraconenses producimos, de media, 507 kilos de basura per cápita. Son 43 kilos más que hace solo cinco años.
Pero no sólo producimos más residuos, sino que no avanzamos en reciclaje. Si en el 2013 en la ciudad se reciclaba el 32,61% de la basura, el año pasado seguíamos en el 32,52%.
El dato contrasta con la media de la Unión Europea, que se encuentra en el 47%, y nos deja lejos del objetivo del Programa General de Prevenció i Gestió de Residus de Catalunya, que marca como meta que el año que viene el porcentaje sea del 60%.
Lo que peor reciclamos es la orgánica. Solo el 5% de los residuos va a parar al contenedor marrón, cuando se estima que el 36% de la basura que producimos debería ir allí. La peor parte del asunto es lo que termina incinerándose: el año pasado se quemaron 45.253 toneladas provenientes de la ciudad de Tarragona.
La movilidad, a paso lento
Los hábitos de movilidad están cambiando, pero, sin duda, el vehículo particular sigue teniendo un peso muy importante. Para ello basta con ver la relación de coches por habitante. En la ciudad hay empadronadas 132.299 personas (de diferentes edades y, obviamente, no todas con carnet de conducir) y el parque es de 87.682 vehículos, desde turismos a camiones o motocicletas (DGT). Esto deja una proporción de poco más de un vehículo por cada dos habitantes. El número ha ido creciendo de manera ininterrumpida desde 2013.
En lo que se refiere a los vehículos menos contaminantes, los eléctricos comienzan a hacerse un hueco, pero las cifras son tímidas. En el conjunto de la demarcación de Tarragona, por ejemplo, de todos los coches que se matricularon en agosto pasado, solo el 1,47% eran eléctricos, según los datos de Anfac.
Con todo, la apuesta por el transporte público tanto urbano como interurbano ha ido en aumento en el Camp de Tarragona. El año pasado el número de viajeros que usan el bus urbano creció en un 3,19% y el interurbano en un 2,2%, de acuerdo con las estadísticas de la ATM. En el caso concreto de la ciudad de Tarragona la línea que transportó más viajeros, con diferencia, fue la número 54 de la EMT: Bonavista- Cooperativa Tàrraco.
En lo que se refiere al consumo de energía por habitante los datos son menos recientes y hacen referencia al conjunto de Catalunya. En 2014 el consumo de energía por habitante en TEP (tonelada equivalente de petróleo) era de 3,1 al año, frente al 2,5 de España. De este consumo sólo el 8,7% provenía de energías renovables.
La buena noticia es que mejora la penetración de las bombillas LED y aparatos electrodomésticos que necesitan menor consumo energético.
Aquí se come carne, pero menos
Después de que la ONU pidiera reducir el consumo de carne para frenar el cambio climático, este alimento se ha puesto en el ojo del huracán. Un informe recordaba que la agricultura y ganadería generan el 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
No obstante, el consumo de carne ya se había ido reduciendo paulatinamente en Catalunya. El año pasado se consumieron, según el Ministerio para la Transición Ecológica, 48,56 kilos de carne por persona, 9,5 kilos menos que hace dos años.
Pero más allá de la carne, en el caso de la ciudad de Tarragona, el consumo de agua merece mención aparte. Según la encuesta anual «Calidad del servicio de la empresa suministradora de agua en Tarragona», solo el 17% de los tarraconenses bebe agua del grifo, lo que hace suponer que el resto consume agua embotellada, con el consecuente impacto para desechar las botellas de plástico. Con todo, las cifras han mejorado sustancialmente en tres años en los que el dato ha crecido diez puntos porcentuales.
EMATSA ha realizado una serie de campañas, con especial incidencia en las escuelas, para demostrar que el agua del grifo es segura. De hecho, recuerdan que el agua del grifo pasa por 60 controles diarios desde su origen hasta que llega a casa.
Mañana, movilización
Más allá de las acciones directas de cada ciudadano, su poder para cambiar las cosas también radica en la capacidad de organizarse y exigir cambios a los responsables políticos. En Tarragona, gracias al impulso de diferentes entidades, en el último pleno municipal el Ayuntamiento decretó al emergencia climática.
Para mañana a las seis de la tarde está convocada una manifestación que partirá de la Plaça Imperial Tarraco con destino al Ayuntamiento convocada por numerosas entidades. Los organizadores reconocen que este año ha habido un salto en el número de ciudadanos interesados en la lucha medioambiental. Destaca la aparición de la entidad juvenil Fridays for Future, aunque algunas ONG de larga tradición también han crecido en número de voluntarios.
