Los vecinos de Campclar consideran que no se saca provecho a las instalaciones de los Juegos

Los residentes de toda la vida recuerdan el antiguo barrio de la Esperanza, con todo tipo de problemas, y ponen en valor la transformación

30 junio 2019 17:44 | Actualizado a 03 agosto 2019 18:09
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Diez de la mañana, la canícula empieza a apretar. Llegas al Anillo Mediterráneo y lo primero que te sorprende es que la gran avenida está llena de coches estacionados. Subo al lago y un señor está haciendo running, saltándose todas las recomendaciones que han lanzado los servicios de salud en plena ola de calor. Por lo demás, está completamente desierto.

Se escuchan las ranas y los patos nadan en medio de unas aguas tranquilas, llenas de algas. El embarcadero está roto. Sorprende lo bien cuidado que está todo. Sin embargo, los árboles son demasiado pequeños y no hay ni una sombra en la que resguardarse. Sentarse en uno de los bancos que hay en el parque puede convertirse en un deporte de riesgo.

Nati Valledor es vecina de Bonavista. Tres veces por semana utiliza el polideportivo de Campclar, unas instalaciones que fueron completamente renovadas para los Juegos Mediterráneos. «Llevo muchos años viniendo y lo han reformado muy bien», asegura. ¿Qué le parece como ha quedado la zona, con el parque y el lago? «No sabía que había un lago. Soy usuaria del polideportivo, pero no he subido nunca a pasear por la parte de arriba», asegura. Esta tarraconense defiende que «no le veo mucha salida a la zona. Se invirtió mucho y creo que se perdió dinero, pero han quedado unas buenas instalaciones».

Semana de campeonatos

Acaba de aparcar su coche Elisenda Pons y se dirige al Palau d’Esports. Viene de Sitges y es la madre de uno de los niños que estos días compite en el Campeonato de España de tenis de mesa. «Estuve trabajando en Tarragona hace veinte años y todo esto ha cambiado mucho», dice Pons. Considera que las nuevas instalaciones pueden ser una oportunidad para la ciudad. «Hay muchos niños y niñas extranjeros que hacen estancias deportivas y que buscan sitios así», afirma. 

El goteo de gente que llega y se marcha es constante. El asfalto acentúa la sensación de calor, mientras se echa en falta más vegetación o fuentes de agua para que los visitantes puedan disfrutar del espacio. 

Qué piensan los vecinos del barrio de Campclar del Anillo. Encarnación García defiende que el barrio «no ha cambiado» desde que las nuevas instalaciones se pusieron en funcionamiento hace un año. Una opinión que comparte su hija, Maribel Peñarrubia. «A veces subes a pasear y hay gente por allí. La sensación es de que está desaprovechado. Tenemos un barrio muy bonito, con una Rambla preciosa y las instalaciones también son bonitas, pero no sabes qué hacen. Para los Juegos subí un día y no nos dejaron pasar porque no teníamos entradas y después veías que las gradas estaban vacías», argumenta esta vecina.

Àlex es el responsable del bar El Sótano. Por la mañana el olor es a café y el ambiente es más relajado. A partir de media tarde la cerveza es la protagonista y a su alrededor giran las conversaciones del día a día de un barrio humilde y trabajador. Àlex afirma que aún no ha subido a las instalaciones. «Para que los mayores paseen quizás está bien, pero es que tampoco notas movimiento de gente», asegura.

Transformar el barrio

Los vecinos de toda la vida recuerdan el antiguo barrio de la Esperanza, con todo tipo de problemas, y ponen en valor transformación que se ha producido en la zona. Campclar cuenta ahora con un polideportivo completamente reformado, una pista de atletismo preparada para acoger grandes campeonatos, la piscina olímpica Sílvia Fontana y un Palau d’Esports que fue la joya de la corona, pero que de momento el Ayuntamiento no ha recepcionado.

«No hemos notado nada de nada en el barrio. El Anillo está muy bien y ha mejorado muchísimo toda la zona, pero tienes la sensación de que no se está utilizando», dice Óscar Elvira. El año pasado, durante las fiestas de Santa Tecla, se hizo el gran concierto en la explanada junto al Palau. La Orquesta Mondragón es el primero y único grupo que por el momento ha actuado en este recinto. Los vecinos defienden que estos eventos deberían hacerse con más frecuencia. «Es que si se hacen campeonatos de cualquier cosa tampoco te enteras», añade Gemma Galofré.

Óscar y Gemma sí que han subido en alguna ocasión a pasear por el nuevo parque. «Si vas con los amigos que tienen hijos es un buen sitio porque allí pueden correr y jugar», aseguran. Pese a ello, echan en falta que en la zona del lago haya un chiringuito o un espacio en el que sentarse mientras los pequeños hacen de las suyas. «Ahora con el calor, que hace te apetece sentarte, está claro que daría algo más de vida», afirman.

El contrato para la explotación de un servicio de bar en la zona del lago, que además debía hacerse cargo de un negocio de alquiler de barquitas de paseo, aún no ha tirado adelante desde el Ayuntamiento. 

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