Luces y sombras de cara a la temporada de cruceros en Tarragona

Costa Cruceros ha suspendido todos los viajes hasta principios de junio. De momento, el Port de Tarragona habrá perdido once barcos

16 abril 2020 07:00 | Actualizado a 16 abril 2020 08:05
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El Port de Tarragona cerró el año pasado con un nuevo récord en la temporada de cruceros, que consolidaba el proyecto que arrancó de forma definitiva en 2017. Representaba el tercer año consecutivo con crecimientos de dos dígitos, que debía ser el punto de inflexión de cara a dar notoriedad a este territorio como destino crucerista.

Pero en estos momentos esta industria también está siendo atacada por la tormenta del coronavirus y, ahora mismo, hay serias dudas de que pueda haber alguna cosa similar a una temporada. En una situación insólita, todas las navieras mantienen sus barcos a puerto, lo que ha conseguido lo que parecía imposible: vaciar los mares y océanos. Este parón en la actividad ha supuesto que en lo que va de año tan solo haya amarrado un barco de pasaje en el enclave tarraconense, el Marella Dream, una embarcación pequeña, con capacidad para 1.533 personas. Atracó ocho días antes de que el Gobierno de Madrid anunciara el cierre de los puertos, a causa de esta crisis sanitaria.

Junio será el ‘caixa o faixa’ de la temporada. Es cuando debería iniciarse el pico de actividad crucerista del Port de Tarragona

El estado de alarma obligará a posponer el arranque de la temporada. Por el momento han dejado de venir tres cruceros y de cara a esta semana estaban previstos otros dos. Mientras tanto, la italiana Costa Cruceros ha decidido prolongar su periodo de confinamiento. A través de su página web, la empresa ha publicado un comunicado en el que se informa de que se ha suspendido la actividad de todos los barcos programados hasta el próximo 31 de mayo. Supone un mes adicional a la decisión que adoptó en un primer momento y que suponía que, por primera vez en setenta años, la naviera cesara su actividad de forma temporal.

No es la única compañía que toma esta decisión. Celestyal Cruises también ha suspendido todos sus viajes hasta esta fecha, mientras que Royal Caribbean, que es la segunda compañía más importante en este sector a nivel mundial, mantiene poder reanudar su actividad a nivel mundial a partir del día 12 de mayo.

Por el momento, el estado de alarma seguirá hasta el 26 de abril. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya avanzó que no descartaba acudir una tercera vez al Congreso para solicitar una nueva prórroga, hasta el 11 de mayo. Teniendo en cuenta la ficha de previsiones que hacía pública el Port de Tarragona esto supone la anulación de once barcos en este inicio de la temporada. Una cifra a la que hay que sumar el Costa Victoria, del 24 de mayo, ya que Costa no operará. Hace unos días, el presidente del Port, Josep Maria Cruset, aseguraba «es posible que se produzcan nuevas cancelaciones en la medida que nos acerquemos a las fechas de las escalas». De momento, las empresas están valorando y reconsiderando la situación en función de cómo evoluciona a diario la pandemia en los diferentes países.

El cómo será el proceso de desconfinamiento tiene muchos interrogantes. El turismo no será una de las primeras actividades en volver a una cierta normalidad, e infraestructuras como el aeropuerto de Reus tienen todos sus vuelos programados hasta el 1 de junio aplazados.

El todo o nada

Junio será el caixa o faixa de la temporada. Es cuando debería iniciarse el pico de actividad crucerista del Port de Tarragona, que llega hasta finales del mes de octubre. Su éxito o fracaso vendrá condicionado por lo que pase finalmente con el Costa Victoria, uno de los buques insignia de Costa Cruceros, con capacidad para 2.394 personas, que en su itinerario de doce días por el Mediterráneo hará escala en Tarragona en hasta trece ocasiones.

¿Podrán volver a navegar los cruceros a partir de junio? ¿Mantendrán las rutas previstas o deberán modificarse en función de la evolución de la pandemia? ¿Qué medidas de seguridad deberán tomarse? En un contexto en el que los especialistas médicos están hablando de imponer turnos para ir a la playa este verano, se hace difícil de pensar que la actividad crucerista pueda recuperarse antes de que aparezca una vacuna.

El turismo de cruceros supuso la llegada durante el año pasado de 127.495 personas. Es una cifra baja si tenemos en cuenta que la Costa Daurada registra aproximadamente unos veinte millones de pernoctaciones. Pero es un tipo de turista que acostumbra a dejarse dinero en la ciudad donde visita. El año pasado se calculó que el impacto económico superó los 9,7 millones de euros.

Dentro de este escenario pesimista, la crisis de la Covid-19 llega en un año en el que ya se preveía una bajada de la actividad y en el que se está trabajando para llevar a cabo la construcción del Moll de Balears. Este proyecto no se ha parado en ningún momento, ni siquiera en los días en los que el Gobierno endurecía las medidas de confinamiento. El Port asegura que se sigue con los plazos previstos y se calcula que en 2021 pueda entrar en funcionamiento esta nueva terminal, más ágil y cómoda, que permita incrementar la llegada de cruceros al territorio.

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