Mágica espera en la Recollida de Passos de Tarragona

Fue bonito ver a la Part Alta de Tarragona con tanta vida. Lástima que esto no sea rutina porque la ciudad lo agradece y lo merece. Se vuelve atractiva y uno le encuentra un regusto especial. El motivo de que así fuera fue la tradicional Recollida dels Passos que volvió a congregar a miles de personas.

Una cita anual imperdible que este año sí que respetó la lluvia. No se puede decir que hiciera un día ideal para la Recollida, porque el viento estuvo presente. No obstante, no fue suficiente como para incordiar demasiado el acto. Un evento que comenzó a las 16.05 horas con la salida de los Armats de la Reial i Venerable Congregació de la Puríssima Sang desde la iglesia de Natzaret. 

La estampa habitual de los niños a hombros de sus padres comenzaba a repetirse con el paso de los minutos. Cabe hacer especial inciso en este hecho, ya que fueron muchos los niños y niñas presentes, algo que demuestra que la tradición de la Semana Santa en Tarragona es una tradición que tiene mucha vida por delante.

No fue tan positivo el hecho de comprobar de primera mano que los móviles se han adueñado de todo momento que se vive en la vida. Algunos espectadores prefierieron grabar los pasos antes que disfrutarlos en directo. Ni la Setmana Santa se libra de ello. Una absoluta lástima. 

Emoción en el ambiente

Antes de que llegarán los Armats, todos los pasos ya esperaban en los diferentes puntos clave de la ciudad para ser recogidos y llevados a la Plaça del Rei. Se notaba en el ambiente una ilusión y un nerviosismo mágicos. Todo bajo el balanceo de los pasos.

A medida que los pasos iban siendo recogidos, la expectación en la emblemática Baixada de la Peixateria fue creciendo. Es la calle que precede a la Plaça del Rei en la que los pasos quedan expuestos una hora antes de iniciarse la procesión. Un escenario emblemático que se fue abarrotando de gente de manera paulatina y que terminó lleno hasta la bandera.

El ambiente que se generó fue increíble. La gente andaba emocionada y cada vez que un paso subía la Baixada rompía a aplaudir. Un contraste imponente respecto a una Plaça del Rei que a escasos metros andaba inmersa en una tranquilidad temporal que impactaba. Como en tan pocos metros, podía haber dos estampas tan diferentes. En la Baixada de la Peixateria, sentimiento. En la Plaça del Rei, calma tensa. 

Finalmente, los pasos llegaron a su destino. La Recollida ha vuelto a demostrar su capacidad de atracción. Un año más.