Manifiesto en defensa de la cultura del vino

El documento es iniciativa de un grupo de mujeres vinculadas al sector

09 mayo 2020 07:40 | Actualizado a 09 mayo 2020 07:47
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En defensa de todos los agentes del mundo del vino, desde el viticultor hasta el sumiller y evidentemente el consumidor responsable, un grupo numeroso de mujeres (Mujeres+Vino) vinculadas al oficio, que representan perfiles profesionales muy diversos, han firmado un manifiesto en el que «en primer lugar defienden que detrás de un vino hay humanidad y naturaleza».

El primer aspecto que aclara el documento es que «el consumo de vino no ha aumentado durante el confinamiento. Es más, las bodegas constatan una bajada drástica de las ventas». Dicho esto, en el texto se expone que es necesario tener muy presente que antes de la crisis del Covid-19, el consumo de vino se realizaba mayoritariamente en restaurantes y bares. Ahora, varia de escenario e incrementa en las viviendas particulares».

En el mismo escrito, las signatarias evidencian que «el consumidor compra principalmente en las grandes superficies, por eso podemos ver alguna imagen de estantes de vino medio vacíos y que las tiendas especializadas hacen esfuerzos para hacer llegar el vino a domicilio».

Circunstancias que «no implican que las bodegas estén vendiendo más vino». «Es más, los de dimensión pequeña y mediana que son la mayoría en Catalunya, no acostumbran a participar en la línea de distribución de grandes superficies y han visto parar de golpe sus ventas».

Hasta el momento, más de 800 personas e instituciones han dado su apoyo al documento, entre las que se encuentra el Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) que ha recordado, a través de las redes sociales, que «el vino es cultura, porque detrás de cada botella de vino hay paisajes, formas de hacer, personas e historia. Porque nuestro país es también un país de vinos».

Por todo ello, el manifiesto recuerda que «el vino tiene una tradición milenaria en la cultura mediterránea y forma parte de la Dieta Mediterránea, declarada por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad y que «es un alimento arraigado al territorio. Es cultura, historia y patrimonio».

En este sentido, el texto recuerda que «el trabajo de los viticultores permite cultivar, conrear, mantener y dar vida a los paisajes que actúan, como en muchos casos se ha constatado, de salvaguarda ante incendios y otros escenarios climatológicos derivados del cambio climático que afectan gravemente el medio rural. Y aseguran su biodiversidad y esencia. También dinamizan las economías rurales».

Las últimas palabras del manifiesto en defensa del sector vinícola van dirigidas a recordar que los signatarios entienden «el consumo de vino como un hábito social, relacionado directamente con la alimentación sana y saludable», defendiendo y abanderando «el consumo responsable de vino, haciendo énfasis siempre en su dimensión geográfica, humana y cultural» y expresando su apoyo «a cualquier iniciativa que se realice desde el sector y que ayude a la supervivencia en tiempos difíciles, pero también cuando superemos la situación».

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